Publicado: mayo 16, 2025, 6:23 am
Portugal atraviesa uno de los periodos de mayor inestabilidad política desde la Revolución de los Claveles (de la que se cumplió medio siglo en 2024). Prueba de ello es que este domingo celebra sus terceras elecciones legislativas en apenas tres años. El Gobierno de centroderecha de Luís Montenegro perdió una moción de confianza con el rechazo de casi dos tercios del Parlamento y eso provocó el adelanto de la cita con las urnas.
La crisis que ha desembocado en esta nueva cita electoral tiene su origen en un posible caso de corrupción relacionado con una empresa vinculada a Montenegro, investigado por posible conflicto de intereses. Hay una investigación en curso contra él por parte de la Fiscalía, pero apenas han trascendido detalles.
Pese a las sospechas, el líder del PSD, el Partido Socialdemócrata (que en Portugal es de centro-derecha), se postula nuevamente como candidato. Y lo hace con el respaldo de su partido.
El primer ministro saliente y el jefe de la oposición, el socialista Pedro Nuno Santos, son los principales candidatos para las legislativas de este domingo. Desde 2019, ningún gobierno en Portugal ha logrado acabar la legislatura (5 años).
Conflicto de intereses pero candidato otra vez
Líder del PSD, Montenegro llegó al poder tras las elecciones de marzo de 2024. Dirigía un gobierno minoritario tras la victoria electoral de Alianza Democrática, la coalición formada junto a la pequeña formación conservadora CDS-PP.
Su imagen ha terminado empañada por ese conflicto de intereses que bordea la corrupción. La empresa en cuestión la fundó él pero después la puso a nombre de sus hijos. Para evitar responder ante una comisión de investigación parlamentaria que la oposición pretendía abrir, se sometió a una moción de confianza ante los diputados, que perdió, abriendo la vía para las elecciones anticipadas. En eso está Portugal.
Antes de los comicios de 2024, los portugueses percibían a Montenegro como honesto y competente, decían los estudios de demoscopia. Los votantes le describían como «más honesto» y «más competente» que sus oponente, a pesar de que la mayoría de los comentaristas le consideraban falto de carisma. Hoy ya no es exactamente así.
Nacido en Oporto, el líder del PSD tiene 52 años, es abogado y un experimentado parlamentario (lo es desde 2002). El PSD le puso al frente apenas unos meses después de que los socialistas obtuvieran una sorprendente mayoría absoluta en las elecciones de enero de 2022. El suyo se suponía no iba a ser un papel protagonista.
Pero la sorprendente dimisión de Antonio Costa como primer ministro en noviembre de 2023 a raíz de un caso de corrupción que luego resultó no serlo (Costa es hoy el presidente del Consejo Europeo) cambió las cosas. Aquello situó a Montenegro en la primera línea y le dio una segunda oportunidad. No la desaprovechó y logró formar gobierno junto a la pequeña formación conservadora CDS-PP. Pero la cosa ha durado meses.
Dice que no gobernará con la extrema derecha
Es el candidato, otra vez, de Alianza Democrática, la coalición de PSD y CDS-PP. Para la nueva cita electoral, Montenegro pidió que le dejaran trabajar, como dice la letra de su himno de campaña. Los portugueses parecen haberse olvidado del caso y los sondeos son favorables al político conservador (pero le sitúan lejos de alcanzar la mayoría para gobernar en solitario).
En los días previos a la votación ha reafirmado su rechazo a gobernar con el apoyo de Chega, el partido de extrema derecha, como hizo tras los comicios de marzo de 2024. Frente a la ultraderecha, Montenegro ofrece el lado amable del conservadurismo y deja que otros miembros de su candidatura adopten una línea más dura.
A Montenegro le llaman en casa Filipinho y sus amigos le apodaban ervilha (guisante). Es seguidor del Oporto, el equipo más laureado de Portugal, y las personas que le conocen bien dicen que le gusta tomar decisiones por su cuenta y que a veces puede ser testarudo. «El poder se ejerce con cierta discreción y a veces en gran soledad», dijo una vez.