Publicado: agosto 27, 2025, 12:23 pm
Los tiburones son vistos como el depredador perfecto al ser la máquina de cazar perfeccionada durante millones de años en nuestros mares. Su arma más icónica, una boca llena de hileras de dientes afilados como cuchillas, les ha asegurado un lugar en la cima de la cadena alimentaria oceánica. Sin embargo, una amenaza invisible y silenciosa podría estar debilitando esta formidable herramienta: la acidificación de los océanos.
Tiburones puestos a prueba. Un nuevo estudio publicado por un equipo de investigadores alemanes, ha puesto a prueba la resistencia de estos dientes en las condiciones química que se esperan en nuestros mares para el año 2300. Los resultados, observados a través de potentes microscopios, revelan que incluso los dientes de los tiburones son vulnerables, mostrando signos evidentes de corrosión y degradación estructural. Esto podría comprometer su capacidad para cazar, y por ende, su supervivencia.
Por qué el océano se vuelve más ácido. Antes de entrar en la metodología del experimento hay que saber qué significa la acidificación oceánica. De manera resumida, es uno de los efectos directos del aumento del dióxido de carbono, y es que una cuarta parte del CO₂ que emitimos es absorbido por los océanos. Al entrar en contacto con el agua se da una reacción que forma ácido carbónico que disminuye el pH del agua haciendo que pase a estar mucho más ácido.
Las previsiones no son prometedoras. De esta manera, para entender cómo evolucionará el pH de nuestros mares solo hay que observar las previsiones de liberación de CO₂ para los próximos años. En este caso, las proyecciones del IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático) son muy preocupantes.
Si las emisiones continúan al ritmo actual, la realidad a la que nos enfrentaremos es que el pH del agua del mar bajará desde el actual 8,1 hasta un 7,3 en el año 2300. Este cambio, aunque puede parecer pequeño, representa una alteración química masiva con graves consecuencias para la vida marina.
Dientes en el agua del futuro. Para comprobar la hipótesis, los científicos recolectaron dientes que los tiburones de puntas negras habían perdido de forma natural en el acuario Sealife de Oberhausen (Alemania) para no dañar a ningún animal vivo. En concreto, fueron 16 los dientes seleccionados que se sumergieron en dos entornos controlados.
El primero de ellos era el grupo control donde los dientes se expusieron a un pH de 8.2, es decir, el que se encuentra ahora mismo en los mares. El segundo grupo era el experimental donde los dientes se expusieron a agua marina acidificada artificialmente con CO₂ hasta lograr un pH de 7.3. De esta manera, se trataba de simular las condiciones a las que previsiblemente se expondrán en el año 2300.
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El veredicto del microscopio. Los resultados fueron claros y alarmantes: mientras que los dientes del grupo control se mantuvieron en buen estado, los que estuvieron sumergidos en el agua ácida mostraron un deterioro significativo. La parte más afectará fue la base del diente, conocida como raíz, donde el nivel de corrosión era del 8,2% en lugar del 5,3% que sufrió el grupo control.
La corona, la parte visible y cortante del diente, también sufrió cambios con grietas y agujeros en la capa externa. Pero lo más preocupante es que las filas secundarias de dientes, cruciales para desgarrar la carne de las presas, se degradaron. Curiosamente, al medir el perímetro de los dientes, los del grupo ácido mostraron un ligero «aumento». Esto no significa que crecieran, sino que sus borden ser volvieron más irregulares y rugosos por la corrosión en un claro signo de degradación.
Por qué importa un diente de tiburón dañado. Un diente dañado no es solo un problema estético, ya que para un depredador como el tiburón es una cuestión de supervivencia. Dientes más débiles y menos afilados significan una menor eficiencia a la hora de cazar. Esto podría obligarles a gastar más energía para alimentarse, afectando su crecimiento y estado físico general.
No han tenido en cuenta otros factores. Es importante matizar que este estudio se centró en los efectos puramente químicos sobre dientes ya desprendidos, sin tener en cuenta los posibles mecanismos biológicos de reparación que un tiburón vivo podría tener. De hecho, otros estudios con tiburones vivos han mostrado resultados menos drásticos, sugiriendo que algunas especies podrían tener cierta capacidad de compensación.
Sin embargo, lo que esta investigación demuestra de manera inequívoca es que el material del que están hechos los dientes de tiburón, a pesar de su increíble dureza (contienen fluoroapatita, un mineral más resistente al ácido que el de nuestros dientes), no es invulnerable.
Imágenes | Trust «Tru» Katsande
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La noticia
Los océanos se están volviendo tan ácidos que está pasando algo inédito: hay tiburones perdiendo los dientes
fue publicada originalmente en
Xataka
por
José A. Lizana
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