Publicado: junio 29, 2025, 8:40 am
España continúa en una posición privilegiada para liderar la producción de hidrógeno renovable en Europa. El país cuenta con un sistema energético con gran peso de las renovables, una infraestructura gasista consolidada, puertos estratégicamente situados y una industria con capacidades cada vez más desarrolladas a lo largo de toda la cadena de valor. No obstante, para tener el liderazgo «se requiere esfuerzo, visión a largo plazo y un compromiso firme con la innovación, el desarrollo industrial y la formación», explica Javier Brey, presidente de la Asociación Española del Hidrógeno (AeH2). Las inversiones en hidrógeno están avanzando con decisión. «Estamos en un momento en el que el compromiso inversor es evidente y, lo más importante, contamos con una industria cada vez más preparada, con tecnología disponible y una clara voluntad de transformación», resalta Brey. Según el Censo de Proyectos de la AeH2, en España se han identificado 167 proyectos comerciales repartidos por todo el territorio, que en conjunto podrían movilizar más de 30.000 millones. Varios de estos proyectos, algunos de gran envergadura, ya han conseguido asegurar financiación parcial gracias a fondos europeos, convocatorias estatales y capital privado. Un ejemplo tangible de este avance es el programa H2 Valles , que cuenta con financiación ya asignada por el ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico en el marco del Perte Erha. A través de esta convocatoria, se han seleccionado siete proyectos que permitirán desplegar un total de 2.292,8 MW de potencia de electrólisis y movilizarán inversiones cercanas a los 6.000 millones. «Esto demuestra que la apuesta por el hidrógeno renovable se está concretando en iniciativas reales. Además, en la segunda subasta del Banco Europeo del Hidrógeno, ocho de los quince proyectos seleccionados son españoles, sumando una capacidad de 891 MW y una financiación de 292 millones, la mayor entre todos los países beneficiarios», subraya Brey. No obstante, cree necesario ser conscientes de que una parte significativa de estos proyectos aún se encuentran en fases tempranas, enfrentando cuellos de botella administrativos, normativos y de tramitación que urge resolver. «Si queremos acelerar el ritmo de despliegue, es imprescindible avanzar en la simplificación de procedimientos, proporcionar certidumbre regulatoria y reforzar mecanismos de financiación pública más ágiles y accesibles. Asimismo, necesitamos impulsar la demanda de forma decidida, favoreciendo así la escalabilidad y competitividad de los proyectos», puntualiza. Uno de los ámbitos en los que resulta más urgente avanzar es el normativo. «El sector necesita un marco regulatorio claro, coherente y plenamente alineado con la realidad de los proyectos», avisa el presidente de la AeH2. Si bien se han dado pasos importantes, «aún persisten barreras significativas en aspectos como la tramitación, la armonización de ayudas y la implementación de la normativa europea», resalta. Es prioritario además avanzar en la simplificación administrativa, reducir tiempos de tramitación y mejorar la coordinación entre las administraciones. Para Alberto Abánades, profesor del departamento de Ingeniería Energética de la UPM, el reto principal para la expansión del hidrógeno verde en España es el de generar la demanda. «Existen muchos proyectos de generación de hidrógeno, pero su viabilidad final dependerá de que se pueda utilizar ese hidrógeno. Para ello hay que abaratar considerablemente el precio de producción de hidrógeno para que la industria, como gran consumidora, pueda realizar la sustitución de recursos fósiles actuales, como el gas natural, por hidrógeno, e integrarlo en sus procesos», indica. Hay aspectos como el del transporte y distribución de hidrógeno que dependerán a largo plazo de esa demanda. Abánades recuerda que España es uno de los países con el menor coste de generación de electricidad renovable en Europa. Por tanto, «tiene la oportunidad de liderar la producción de este vector energético, puesto que la electricidad puede ser en torno a un 40-60% del coste total». Al tener esa ventaja competitiva, «España puede convertirse en un exportador claro de hidrógeno , intentando aprovechar ese diferencial de coste. Hay que tener en cuenta que exportar/transportar hidrógeno tendrá un coste también. Por el momento, parece que el balance puede ser positivo», puntualiza. En cuanto al papel que juega la universidad en el desarrollo del hidrógeno, Abánedes habla de dos misiones fundamentales. «Una es la de proveer de ideas y soluciones para el avance tecnológico, y tratamos de ayudar para que esas ideas tengan impacto en la sociedad. Para ello, intentamos transferir a las empresas y a la administración esa tecnología y conocimiento», explica. Y señala que son las empresas y las administraciones las que tienen que coger el guante e implementar esos proyectos de impacto . Pero también, «vamos más allá, tratando de proporcionar mejoras y alternativas en un mundo dinámico y en constante evolución», recalca. Y como segunda misión habla de la de «capacitar a las personas que puedan implementar esas soluciones a gran escala, que requiere en España de miles de ingenieros, abogados, economistas, técnicos, electricistas, mecánicos de todos los niveles, tanto desde estudios de grado y máster, como por la reconversión de profesionales de otros sectores». La tecnología está avanzando para afrontar los retos que plantea la producción y el transporte de hidrógeno . «En producción, los electrolizadores han experimentado mejoras importantes en eficiencia, reducción de costes y flexibilidad operativa», indica la AeH2. Además, Brey ve positivo que las empresas españolas estén desarrollando tecnología propia con capacidades crecientes a lo largo de toda la cadena de valor. Respecto al transporte y la distribución, existen varias vías sobre la mesa. «Desde la inyección parcial de hidrógeno en la red de gas hasta el desarrollo de infraestructuras específicas para hidrógeno», indica Brey. Sin olvidar que también se exploran opciones como la conversión en derivados que facilitan el almacenamiento y el transporte a largas distancias o para su exportación.
