Publicado: noviembre 20, 2025, 4:23 am
Este jueves se cumple el 80º aniversario del inicio de los juicios de Nuremberg contra los supervivientes de la cúpula de la Alemania nazi tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial. Con el comienzo de estos procesos, en noviembre de 1945, se sentaron las bases del Derecho Penal Internacional, al implicar el desarrollo del concepto de crímenes de guerra. Fue la primera vez en la que se procesaba a acusados de crímenes contra la humanidad, doctrina que hoy tiene su máximo exponente en el Tribunal Penal Internacional (TPI).
El llamado «juicio del siglo» duró poco menos de un año y se saldó con 12 sentencias de muerte. En los trece juicios que tuvieron lugar participaron las cuatro principales potencias aliadas: Reino Unido, Estados Unidos, Francia y la Unión Soviética. Cada país contribuyó con un juez, un juez suplente y un fiscal.
Por qué Nuremberg
La elección de la ciudad de Nuremberg tenía un carácter profundamente simbólico, al ser considerada como la «cuna ceremonial» del Reich, como recordó el fiscal estadounidense Robert H. Jackson en su declaración inicial. «Demostraremos que los acusados son símbolos vivientes del odio racial, del terrorismo, de la violencia de la arrogancia y crueldad del poder, del nacionalismo feroz y del militarismo que ha aplastado Europa», manifestó.
Los procesos estuvieron encabezados por el Tribunal Militar Internacional (TMI). Fue creado a raíz de la Carta de Núremberg, instrumento legal instaurado para condenar a los acusados por su papel en las atrocidades cometidas por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. La autoridad del TMI derivó del Acuerdo de Londres, del 8 de agosto, precedido de las conclusiones de las Declaraciones de Moscú, pactadas en 1943 entre los aliados durante la Tercera Conferencia de Moscú.
El 20 de noviembre de 1945, el presidente del tribunal, el magistrado británico Geoffrey Lawrence, describió la apertura de los procedimientos como un fenómeno «único en la historia de la jurisprudencia mundial, y de suprema importancia para millones de personas de todo el planeta».
24 personas y 7 organizaciones de la Alemania nazi
En el banquillo se sentaban 24 personas de las más altas instancias del régimen nazi, comenzando por el considerado en su momento como el sucesor del dictador Adolf Hitler, el vicecanciller del Reich Hermann Goering, su asistente Rudolf Hess, su ministro de Exteriores, Joachim von Ribbentrop, el responsable de las leyes nazis de «depuración» racial Wilhelm Frick o el arquitecto y urbanista del régimen, además de ministro de Armamento, Albert Speer.
Entre los acusados figuraron además siete organizaciones relevantes durante la Alemania nazi, entre ellas, cuatro que fueron declaradas culpables y consideradas «criminales», incluido el ultraderechista Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP), el gabinete de Hitler y la Gestapo, la Policía secreta del Tercer Reich.
Las imputaciones contra los supervivientes nazis de la guerra incluyeron cargos por «crímenes contra la paz», «crímenes contra la humanidad», «crímenes de guerra» y «desarrollo de un plan o conspiración para cometer» los citados actos criminales englobados en los tres primeros cargos.
Todo ello tuvo lugar en la conocida como Sala 600, donde los principales líderes nazis tuvieron que responder por sus crímenes, unas vistas que se extendieron hasta el 1 de octubre de 1946. Esa sala es hoy un museo y sala de exposiciones, donde se exhibe, entre otros, un banquillo en el que se sentaron los acusados. Allí se explica a los visitantes aspectos como la proeza técnica que supuso gestionar la interpretación simultánea (que se empleaba por primera vez en la historia a esa escala) con cuatro lenguas distintas y 116 testigos.
12 sentencias de muerte, 10 ajusticiados
De los 24 hombres acusados, Goering se suicidó ingiriendo una cápsula de cianuro la noche antes de su ajusticiamiento; Martin Bormann fue juzgado in absentia ya que los Aliados desconocían su muerte; Gustav Krupp (del conglomerado Krupp AG) estaba demasiado enfermo para ser juzgado; y Robert Ley (líder sindical en la preguerra) se suicidó antes del comienzo del juicio.
Los juicios de Núremberg se saldaron con doce sentencias a muerte. Estas diez personas fueron condenados a muerte y ejecutadas el 16 de octubre de 1946:
- Hans Frank: un político y abogado que fue gobernador general de Polonia durante la Segunda Guerra Mundial.
- Wilhelm Frick: ministro del Interior de Hitler.
- Joachim von Ribbentrop: viceministro de Exteriores.
- Fritz Sauckel: uno de los responsables del reclutamiento de mano de obra esclava.
- Alfred Jodl: jefe de operaciones de las Fuerzas Armadas, responsable de la mayoría e las campañas militares alemanas.
- Arthur Seyss-Inquart: canciller de Austria durante la anexión nazi de Austria en 1938, conocida como Anschluss.
- Julius Streicher: fundador de la revista antisemita ‘Der Sturmer’.
- Alfred Rosenberg: uno de los ideólogos del nazismo.
- Ernst Kaltenbrunner: líder de la rama austriaca de las SS y posteriormente jefe de las fuerzas policiales de la Alemania nazi.
- Wilhelm Keitel: jefe del Alto Mando de las Fuerzas Armadas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial.
Otros 12 jucios entre 1946 y 1949
Hubo también siete sentencias a penas de cárcel de entre diez años y cadena perpetua, tres absoluciones y dos personas que finalmente no fueron imputadas. Entre los sentenciados a penas de cárcel destacan Albert Speer, que se libró de morir porque los jueces consideraron que podía reformarse, y Rudolf Hess, que fue condenado a cadena perpetua (murió en prisión en 1987).
También recibieron pena de prisión Karl Dönitz, oficial de la Armada y quien sucedió durante unos días a Hitler como jefe de Estado tras el suicidio del dirigente nazi, y Baldur von Schirach, jefe de las Juventudes Hitlerianas.
Hubo más juicios. Entre 1946 y 1949 se vieron cerca de 3.900 casos, si bien solo 489 acabaron en una vista en doce procesos agrupados en torno al área de actividad criminal: política, económica, legal o médica. El más conocido es el Juicio de los Doctores, que se abrió contra personas acusadas de participar en experimentos con seres humanos y en programas de eutanasia.
