Publicado: octubre 14, 2025, 10:23 pm
Durante la feria anual de la Asociación del Ejército de Estados Unidos, el Black Hawk reapareció irreconocible. El helicóptero que ha acumulado décadas de servicio perdió su cabina y sus mandos para ganar una proa que se abre en dos compuertas y deja paso a una bodega ampliada. El nuevo nombre es U-Hawk y la conversión corre a cargo de Sikorsky, compañía de Lockheed Martin. En diez meses, un UH-60L se convirtió en un prototipo no tripulado con arquitectura de autonomía, presentado por primera vez en público en AUSA.
El U-Hawk se mostró oficialmente el pasado 13 de octubre, reconvertido a partir de un antiguo UH-60L del Ejército estadounidense. Según Lockheed Martin, el proyecto pasó de concepto a demostrador en ese plazo y se encuentra en fase de validación antes de su primer vuelo, previsto para 2026. De momento, el desarrollo ha sido financiado internamente por Sikorsky y se apoya en la experiencia previa de la empresa en automatización de vuelo.
Del Black Hawk al U-Hawk: el viejo helicóptero que renace sin cabina
El cambio más visible está en la proa. Donde antes se concentraban mandos e instrumentación, ahora hay dos compuertas tipo clamshell que se abren hacia los lados y una rampa motorizada que permite cargar y descargar incluso con los rotores en marcha. Integra un sistema fly-by-wire de tercera generación junto a MATRIX, la tecnología de autonomía de Sikorsky que coordina sensores, cámaras y algoritmos para gestionar el vuelo sin intervención humana. El rediseño aporta un 25% más de espacio útil respecto a un UH-60L convencional.
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La ampliación del fuselaje frontal no solo libera espacio, también multiplica las opciones de carga. El U-Hawk puede transportar hasta 3.175 kilos en su interior y elevar otros 4.080 mediante el gancho externo, igual que un Black Hawk convencional, pero con más margen para objetos voluminosos. La bodega admite cuatro contenedores estándar JMIC, el doble que antes, o un pod completo de seis cohetes HIMARS. También puede alojar dos misiles antibuque Naval Strike Missile y un vehículo terrestre no tripulado que entra y sale por su propia rampa.
Una de las novedades más llamativas es el sistema de lanzamiento interno que Sikorsky denomina quiver. Este módulo, instalado en la bodega, puede albergar entre 24 y 50 drones o municiones merodeadoras, listos para ser desplegados en pleno vuelo. Cada carga puede configurarse para tareas de vigilancia, reconocimiento o guerra electrónica, y el sistema admite combinaciones mixtas según la misión. La compañía sostiene que este diseño permitirá al U-Hawk actuar de forma autónoma antes de la llegada de las tropas, despejando o analizando el terreno con sus propios medios.
La autonomía es uno de los puntos fuertes del U-Hawk. Según Lockheed Martin, puede cubrir hasta 1.600 millas náuticas sin asistencia, unos 2.960 kilómetros, y mantenerse en vuelo hasta 14 horas sin repostar. La compañía indica que puede llevar depósitos internos para ampliar el alcance o el tiempo en estación, pero no ha precisado si son necesarios para lograr esas cifras máximas. En cualquier caso, el margen operativo que plantean estos datos es inusual en un helicóptero de esta clase.
Sikorsky describe al U-Hawk como un refuerzo adelantado del asalto aéreo. En una misión tipo, el helicóptero despegaría antes de las tropas y liberaría desde el aire varios launched effects para reconocimiento o ataque. Después aterrizaría, desplegaría un vehículo terrestre no tripulado y volvería a elevarse sin intervención humana. Esta secuencia busca reducir la exposición de los soldados y abrir camino en zonas hostiles, con un enfoque que también contempla usos no militares como apoyo en incendios o desastres naturales.
Sikorsky quiere que operar un U-Hawk sea tan simple como usar una aplicación. Los operadores introducen los objetivos de la misión desde una tableta, y el software MATRIX calcula la ruta, controla el despegue y gestiona el vuelo de forma autónoma. El nivel de intervención puede modificarse según las circunstancias, desde un control remoto más cercano hasta una supervisión mínima. Además, el sistema reconoce si está en espacio civil o militar y ajusta su comportamiento.
El U-Hawk nace también como una apuesta por la eficiencia. Sikorsky está aprovechando fuselajes UH-60L retirados del Ejército estadounidense, a los que sustituye sistemas de vuelo y electrónica por versiones propias más simples y de menor coste. La compañía afirma que esta integración vertical, al fabricar sus propios ordenadores de gestión y actuadores, reduce el coste total del sistema y facilita su mantenimiento. Al basarse en la familia H-60, hereda además una cadena de suministro bastante consolidada.
Si el calendario se cumple, el primer vuelo del U-Hawk tendrá lugar en 2026. Será el paso decisivo para comprobar si la autonomía total puede integrarse en la flota H-60, un modelo que el Ejército estadounidense planea mantener operativo hasta al menos 2070. La idea de convertir un helicóptero clásico en una plataforma no tripulada apunta a un futuro en el que convivan máquinas con y sin pilotos. De cómo funcione este primer prototipo dependerá que esa visión se traduzca en una nueva generación de aeronaves.
Imágenes | Lockheed Martin
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La noticia
Lockheed Martin ha tenido una idea para hacer del Black Hawk un arma más letal. Le quitó la cabina y lo volvió autónomo
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Marquez
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