Publicado: agosto 10, 2025, 2:23 pm
1992 fue un año que se recordará durante muchos años en España. Hace ya más de treinta años de aquello, pero la huella económica y social que dejaron las Olimpiadas de Barcelona, la Expo de Sevilla y todo lo que rodeó a ambos eventos sigue sin difuminarse del todo. Aunque ya sepamos que «hubo truco» hasta en detalles tan memorables como la flecha en llamas encendiendo el pebetero en la ceremonia de inauguración de las Olimpiadas.
Qué (creímos que) pasó. La antorcha entró en el estadio en manos del mayor medallista español por entonces, el palista Herminio Menéndez. Juan Antonio San Epifanio -Epi-, jugador de la Selección Española de baloncesto, fue el encargado de llevarla hasta el punto en el que el campeón paralímpico de tiro con arco Antonio Rebollo le esperaba. La antorcha prendió una flecha del atleta, que la disparó atravesando 86 metros del estadio hasta caer en el pebetero, encendiéndose la llama olímpica entre el clamor de la multitud de 50.000 personas que abarrotaban el estadio (más 3.500 millones que lo veían por televisión.
Qué pasó en realidad. Rebollo se enfrentaba a una serie de desafíos que por televisión no estaban del todo claros. Para empezar, el estadio estaba a oscuras, así que tuvo que efectuar el tiro a oscuras, con la sola excepción de un reflejo que le indicaba la dirección en la que estaba el pebetero. Pero lo cierto es que la flecha no solo no acertó el pebetero, sino que no debía hacerlo: tenía que pasar a muy pocos metros de distancia. El tiro de cámara haría el resto, en una triquiñuela de perspectivas que los directores de cine conocen bien y que hace que sea muy complicado para el espectador medir las distancias. Por eso se contó con un experto venido del cine.
Un trucaje de cine. Para llevar a cabo el trucaje se contó con Reyes Ábades, veterano diseñador de efectos especiales y referente absoluto del sector en nuestro cine. Colaboró en más de 350 largometrajes, pero es en este evento donde llevó a cabe su trucaje más visto a escala global. Ganó nueve premios Goya y suyos son los efectos de películas como ‘¡Ay, Carmela!’, ‘El día de la bestia’, ‘El laberinto del fauno’, ‘1492: La conquista del paraíso’, ‘Blancanieves’, ‘Los señores del acero’, ‘El espinazo del diablo’ o ‘El caballero del dragón’.
Se enciende sí o sí. Ábades colocó a dos de sus colaboradores en el exterior del recinto para que recogieran la flecha que no habría impactado en el pebeetero. Mientras tanto, él se encargaría de que el gas que salía del pebetero se inflamara, algo que habría sucedido en cualquier caso. Es decir, aunque Rebollo hubiera fallado por muchos más metros de los previstos y la perspectiva de la cámara hubiera sido inútil, la llama se habría prendido.
Prueba y error. Por supuesto, no era la primera vez que Rebollo disparaba la flecha. Hubo una serie de ensayos en los que Ábades pudo, por ejemplo, experimentar con distintos materiales para los proyectiles, y encontrar uno que no se apagara durante el vuelo. Y también pudieron comprobar que era poco recomendable que la fecha impactara con el supuesto blanco, porque podía estropear la salida del gas. Una serie de precauciones inútiles porque la ilusión fue sencillamente perfecta.
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La noticia
Lo más difícil de acertar con la flecha en el pebetero de Barcelona 92 fue que no se notara que había truco
fue publicada originalmente en
Xataka
por
John Tones
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