Publicado: julio 21, 2025, 12:23 pm
En febrero se conocieron los resultados de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) publicada por el Instituto Nacional de Estadística en España (INE). Entonces se mostraba una tendencia: el porcentaje de población en riesgo de pobreza o exclusión social se situaba en el 25%. Sin embargo, de aquellos datos ahora se refleja otra situación con la llegada del “verano”: uno de cada tres españoles no puede plantearse simplemente unas vacaciones.
La España sin descanso. Lo contaba el fin de semana El País. En una España en la que el turismo vacacional forma parte del imaginario colectivo y el PIB, millones de trabajadores viven una realidad paralela: la del descanso inalcanzable. En la pieza hablaban trabajadores de la hostelería que no habían salido de vacaciones desde hace casi una década, y no porque no tengan días libres, sino porque no pueden permitirse usarlos.
De fondo, un mal endémico: con un salario apenas por encima del mínimo y una economía doméstica ajustada entre alquiler, servicios y una cesta de la compra cada vez más cara, viajar resulta simplemente impensable. Este grupo forma parte del 33,4% de españoles que, según la Encuesta del INE, no puede permitirse una sola semana de vacaciones al año, uno de los indicadores básicos de bienestar social según los estándares europeos.
La gran paradoja. El dato revela que tener empleo ya no es sinónimo de bienestar: incluso con el salario mínimo interprofesional habiendo aumentado un 54% desde 2018, muchas personas siguen sin llegar a fin de mes, atrapadas entre ingresos escasos y un coste de vida disparado.
La brecha del alquiler y la vivienda. Uno de los principales factores que determinan esta privación vacacional es el régimen de tenencia de la vivienda. Mientras un 28,4% de quienes tienen una propiedad no pueden salir de vacaciones, entre los inquilinos la cifra se eleva al 43,4%, y alcanza el 48,7% en los alquileres sociales. La vivienda, cada vez más cara, consume una parte desproporcionada de los ingresos familiares, obligando a las personas a elegir entre techo o descanso.
Según Carlos Sucías, presidente de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN), esta presión financiera constante lleva a muchos a renunciar también a otras formas de ocio y esparcimiento, con consecuencias psicológicas y sociales de largo alcance: aislamiento, pérdida de arraigo y creciente desconexión emocional con el entorno. La imposibilidad de tomarse un respiro no es solo un problema presupuestario; es también una amenaza estructural al bienestar colectivo.
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El precio del no descanso. Los testimonios de camareros en el repor de El País ilustran cómo la falta de descanso efectivo también tiene efectos emocionales: ansiedad, agotamiento, sensación de estancamiento. En otros otros casos, como en las empleadas del hogar, surge otro ángulo del problema: quienes trabajan mientras otros vacacionan.
La culpa, según el psicólogo Adrián Navalón, es común entre quienes no pueden permitirse vacaciones y sienten que pierden un derecho básico. La ausencia de descanso se convierte, entonces, en una forma silenciosa de desgaste emocional, que puede derivar en desmotivación laboral, estrés crónico y baja productividad.
Síntoma de desigualdad. España no solo no está sola en esta problemática, sino que ocupa una posición por encima de la media europea. Hasta 2023, el 18% de los trabajadores españoles no podía permitirse vacaciones, frente al 15% en el conjunto de la UE. Entre los grupos más vulnerables están los jóvenes de 16 a 29 años (36,7%) y las familias monoparentales (47,8%), ambos con dificultades adicionales para acumular ahorro o tiempo libre.
Según los datos del Instituto Sindical Europeo, más de cinco millones y medio de personas trabajadoras en España pasarán el verano entre el empleo y el sofá, sin la posibilidad de planificar un solo día de ocio fuera de casa. ¿Soluciones? Como explicaban en el medio, posiblemente no solo pase por mejorar salarios, sino cambiar el paradigma: asumir que las vacaciones no son un lujo ni un capricho, sino un derecho fundamental que revitaliza a la persona, a la familia y al tejido social en su conjunto.
Imagen | Jesús Pérez
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La noticia
Las vacaciones de lujo eran inalcanzables para la mayoría en España. Ahora el lujo son simplemente unas vacaciones
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Miguel Jorge
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