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Las OPAs récord y la deuda masiva reactivan el temor a una burbuja crediticia

Publicado: diciembre 21, 2025, 5:30 am

¿Un nuevo ciclo de crecimiento impulsado por la Inteligencia Artificial (IA)? ¿O una reedición de los viejos excesos de deuda corporativa? El regreso de las grandes operaciones corporativas a Wall Street ha reabierto un debate que parecía superado desde la era del dinero fácil: el riesgo sistémico asociado al endeudamiento masivo en un contexto de tipos de interés aún elevados.

La OPA hostil de Paramount sobre Warner Bros Discovery, valorada en 77.900 millones de dólares, de los cuales 54.000 millones son deuda, ha reactivado el debate. También la contraoferta de Netflix, que ha respondido con una propuesta más ambiciosa, apalancada con otros 59.000 millones. Ambas operaciones estarían entre las mayores de la década, y en ambas, el pago en efectivo es marginal: el músculo financiero viene prestado.

Todo se está comprando con deuda

Según la última encuesta global de gestores realizada por Bank of America, el principal temor para 2026 no es una burbuja tecnológica, ni siquiera una corrección bursátil generalizada. Es la deuda. El 26% de los encuestados identifica el exceso de apalancamiento como el mayor riesgo para los mercados, muy por delante del temor a sobrevaloraciones tecnológicas (9%). La preocupación ya no está en los precios de los activos, sino en la sostenibilidad de los balances.

Y no es para menos. No es solo el caso de Warner. Este año ha estado marcado por operaciones corporativas apalancadas de gran escala. Otra de las más llamativas es la tentativa de exclusión de bolsa de Electronic Arts, valorada en 55.000 millones, en la que participan fondos como Silver Lake, Affinity Partners y el fondo soberano saudí. Sería la mayor compra apalancada de la historia. Parte de esa financiación, unos 20.000 millones, también vendrían en forma de deuda.

El 26% de los encuestados identifica el exceso de apalancamiento como el mayor riesgo para los mercados

El fenómeno no es marginal. Según Reuters y Bloomberg, el volumen global de fusiones y adquisiciones se aproxima ya a los 4,5 billones de dólares en 2025, con operaciones superiores a los 10.000 millones ejecutándose a un ritmo récord.

Otro acuerdo relevante en esta nueva ola de megafusiones financiadas con crédito es la unión entre Union Pacific y Norfolk Southern, valorada en más de 80.000 millones de dólares. Se trata de una operación que confirma que el apalancamiento ya no es exclusivo del sector tecnológico o del entretenimiento. Incluso industrias maduras, tradicionalmente financiadas con flujos internos, están recurriendo a deuda masiva para escalar.

Otro ejemplo reciente es Broadcom, que cerró la compra de VMware por 69.000 millones de dólares. Tras la presentación de resultados, el mercado no se centró en los ingresos ni en los beneficios, sino en el balance: en concreto, en el tamaño de su deuda. Las acciones se dejaron un 11% en una sola jornada. De la misma forma, Oracle, que ha levantado deuda para expandirse en IA, acumula un descenso superior al 30% desde septiembre, mientras que sus CDS (seguros contra impago) se han duplicado en un mes.

Apalancamiento histórico y banca en la sombra

«Estamos viendo un mercado donde la deuda vuelve a ser el principal motor de crecimiento», afirma Juan Carlos Ureta, presidente ejecutivo de Renta 4 Banco. Ureta señala que «las grandes operaciones con deuda no solo multiplican el riesgo si algo sale mal; además, muchas ya no pasan por el circuito bancario tradicional».

En efecto, los datos del Financial Stability Board revelan que el llamado «crédito no bancario» o «banca en la sombra», mueve ya más de 60 billones de dólares a nivel global. En Estados Unidos, según la misma fuente, el 70% del apalancamiento corporativo ya se origina fuera del balance de los bancos.

Las advertencias ya no llegan solo de analistas académicos, sino del propio núcleo del sistema financiero. Jamie Dimon, consejero delegado de JP Morgan, ha alertado en varias ocasiones de que el crecimiento explosivo del private credit constituye «uno de los mayores riesgos ocultos del sistema financiero actual», por su escasa capacidad de absorción de pérdidas en un escenario de estrés.

La consecuencia es doble: por un lado, más liquidez disponible para operaciones de alto riesgo. Por otro, menos visibilidad y regulación sobre quién asume realmente ese riesgo. Según S&P Global, el volumen de operaciones financiadas con deuda ha crecido un 34% en lo que va de 2025, con estructuras cada vez más complejas, agresivas y difíciles de valorar.

Más optimismo en bolsa que en crédito

A pesar de este trasfondo, el cierre del año en Bolsa está siendo positivo. El ‘rally’ de fin de año continúa, apoyado en las expectativas de una moderación de tipos en 2026. Pero algunas voces del mercado advierten de que el camino no será tan sencillo. Es el caso de Savita Subramanian, estratega jefe de Bank of America, que ha rebajado su estimación para el S&P 500 a 7.100 puntos, muy por debajo del consenso, que lo sitúa por encima de los 7.500 puntos.

Con todo, el mercado de renta variable puede seguir avanzando, pero la deuda corporativa está empezando a dar señales de fatiga. Las fusiones se multiplican, el dinero vuelve a fluir, y los gestores celebran el nuevo ciclo tecnológico. Pero las dinámicas que se están formando con un exceso de crédito, banca en la sombra y aumento de los costes de financiación recuerdan a etapas que terminaron con ajustes bruscos.

Ureta resume el momento con una advertencia: «Estamos en los primeros compases de un nuevo régimen financiero, donde la IA, la tokenización y los activos digitales están transformando el mercado… pero los excesos de deuda siempre acaban teniendo consecuencias».

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