Publicado: mayo 8, 2025, 4:23 am
El tijeretazo histórico a la NASA por parte del gobierno de Estados Unidos tiene una clara damnificada: Europa. Si el Congreso aprueba los recortes propuestos por la administración Trump, la Agencia Espacial Europea, uno de los socios más fieles de la NASA, se quedará sola y con facturas por pagar en los proyectos más importantes que comparte con su homóloga estadounidense.
Contexto. La propuesta presupuestaria de la Casa Blanca para el año fiscal 2026 incluye un recorte brutal para la NASA, que pasaría de 24.800 a 18.800 millones de dólares de presupuesto anual, un 25% menos. Los recortes se ceban particularmente con la rama científica de la NASA, pero también han puesto patas arriba el programa lunar de Estados Unidos y sus socios.
El programa Artemis, que el propio Trump impulsó en su primer mandato, quedará en manos de la industria privada a partir de 2027 con la cancelación del cohete SLS y la nave Orion. La estación lunar Gateway, en la que participan varios socios internacionales, se ha desechado por completo.
Una bofetada a la ESA. Aunque se veía venir desde hacía tiempo (la propia Boeing lo advirtió a sus empleados a principios de año), la cancelación del sistema SLS/Orion tiene consecuencias directas para la Agencia Espacial Europea. La ESA es responsable del Módulo de Servicio Europeo (ESM) que proporciona propulsión, energía y soporte vital a la nave Orion y sus tripulantes.
El primer ESM se usó en la misión sin tripulación Artemis I. Otros dos serán usados en las misiones Artemis II y III. Pero en febrero de 2021, la ESA adjudicó a Airbus un contrato de 650 millones de euros para la fabricación de tres módulos adicionales (ESM-4, 5 y 6), que ahora se quedarán sin usar.
El varapalo no termina ahí. Lunar Gateway tampoco era un proyecto exclusivamente estadounidense. La estación orbital lunar, cuyo lanzamiento estaba previsto para 2027, fue diseñada por la NASA en colaboración con las agencias espaciales de Japón (JAXA), Canadá (CSA), Emiratos Árabes Unidos y la propia ESA.
Como es lógico, muchos de sus componentes estaban en una fase avanzada de desarrollo o fabricación. Thales Alenia Space fabricó en Turín (Italia) la estructura primaria del módulo HALO, que ya se encontraba en Estados Unidos para su equipamiento final. Además, la ESA tenía en fase de pruebas una maqueta de Lunar I-Hab (un módulo tipo hábitat desarrollado en colaboración con JAXA), y en fase de diseño preliminar el módulo de reabastecimiento y telecomunicaciones Lunar View (antes conocido como ESPRIT).
¿Y los astronautas? Estas multimillonarias inversiones europeas, ahora en el aire, eran moneda de cambio para garantizar la presencia de astronautas de la ESA en las misiones a la Luna. La arquitectura de las misiones lunares cambiará por completo a partir de Artemis III.
Teniendo en cuenta que Artemis I fue una misión sin tripulación, que Artemis II cuenta con un canadiense a bordo como tripulante no-estadounidense, y que Artemis III está diseñada para que astronautas de la NASA vuelvan a pisar la Luna, no está nada claro en qué momento veremos a europeos pisar la Luna.
Tras certificarse para actividades extravehiculares en la Estación Espacial Internacional, Pablo Álvarez, el astronauta español de la ESA, tenía planeado comenzar su entrenamiento lunar para usar la futura estación Gateway.
La NASA mira al sector privado. La justificación de la Casa Blanca para este drástico cambio de rumbo es «regresar a la Luna antes que China y poner un hombre en Marte» (las referencias a colocar a la primera mujer en Marte fueron eliminadas de la web de la NASA como parte de las medidas para borrar del mapa las iniciativas de diversidad, equidad e inclusión).
Para ello, destinará 7.000 millones de dólares a un programa lunar enfocado en «sistemas comerciales que permitan misiones lunares posteriores más ambiciosas». Todas las miradas apuntan al sistema Starship de SpaceX y al módulo lunar Blue Moon de Blue Origin.
Además, reservan 1.000 millones de dólares para iniciar un nuevo programa tripulado con destino a Marte, siguiendo las recomendaciones de Elon Musk, cuya visión comparte el futuro administrador de la NASA y también empresario Jared Isaacman. Un enfoque que prioriza la velocidad y la reducción de costes a través del sector privado, dejando de lado los modelos de colaboración internacional tradicionales basados en contribuciones de otras agencias.
¿La ESA a quién mira? El Director General de la ESA, Josef Aschbacher, ha respondido con la diplomacia esperada. En un comunicado, explica que ya se están celebrando reuniones de seguimiento con la NASA para evaluar el impacto de los recortes.
«De aquí a fin de año, la ESA celebrará la reunión del Consejo a nivel ministerial, decidida a potenciar aún más el papel de Europa en el espacio», dice Aschbacher, añadiendo en una sutil pulla a la NASA que la ESA «se compromete no solo a ser un socio fiable, sino también robusto y deseable».
{«videoId»:»x7zpv1p»,»autoplay»:false,»title»:»¿Es la RADIACIÓN ESPACIAL un problema para LLEGAR A MARTE?», «tag»:»Marte», «duration»:»169″}
¿Se abrirá, quizá, a una colaboración más estrecha con China? China, desde luego, está dispuesta a convertirse en «la nueva NASA». Ya ha abierto a colaboradores internacionales la misión Tianwen-3 de recogida de muestras marcianas y la misión robótica Chang’e-8 a la Luna, tal vez consciente de que el vacío de poder que deja EEUU se puede llenar con un mayor aperturismo.
Imagen | Estructura del módulo HALO de la estación lunar Gateway (Tales, ESA)
(function() {
window._JS_MODULES = window._JS_MODULES || {};
var headElement = document.getElementsByTagName(‘head’)[0];
if (_JS_MODULES.instagram) {
var instagramScript = document.createElement(‘script’);
instagramScript.src = ‘https://platform.instagram.com/en_US/embeds.js’;
instagramScript.async = true;
instagramScript.defer = true;
headElement.appendChild(instagramScript);
}
})();
–
La noticia
La última bofetada de EEUU a Europa ha sonado hasta en el espacio: la NASA acaba de dejar tirada a la ESA con Artemis
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Matías S. Zavia
.