La teoría sobre el impacto de los inventos en el crecimiento económico gana el Nobel - Estados Unidos (ES)
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La teoría sobre el impacto de los inventos en el crecimiento económico gana el Nobel

Publicado: octubre 13, 2025, 9:50 am

El Premio Nobel de Economía en la edición de 2025 ha recaído en Joel Mokyr (1946, Holanda), Philippe Aghion (1956, Francia) y Peter Howitt (1946, Canadá), un trío de economistas que aportó la primera explicación a uno de los fenómenos más singulares y a la vez fundamentales de la historia económica, la relación entre la tecnología y los dos siglos de crecimiento económico continuo –aun con alguna crisis– que acumula la Humanidad desde la Revolución Industrial. Inventos los ha habido siempre (desde la rueda a la Inteligencia Artificial), pero, por un cúmulo de razones, hasta el siglo XIX no se tradujeron en progreso económico sostenido, en contraste con los cinco milenios anteriores (si se toma la invención de la escritura como el origen de la Historia) en los que la tónica fue el estancamiento o un progreso mínimo. La teoría está de actualidad, han explicado desde el comité elector del Banco de Suecia (el galardón de Economía es el único que no otorga directamente la Academia sueca), dado que los premiados construyeron un modelo que, entre otras cosas, permite calcular cuál es el nivel de inversión óptima en I+D que debe aplicar una sociedad para recoger los frutos benéficos del avance tecnológico sin sufrir en exceso las consecuencias negativas del mismo; por ejemplo, la pérdida de empleos por culpa de las máquinas (ahora, la IA). Mokyr, Aghion y Howitt no figuraban entre los primeros en las cábalas, pero cumplen el requisito de acumular miles de citas académicas y de que su trabajo se ha colado en los planes de estudio de las facultades de Economía. A partir de ahí, el comité elector ha repartido el montante del galardón (11 millones de coronas suecas o 934.000 euros) en función de la relevancia que le asigna a cada uno de ellos. A Joel Mokyr le ha correspondido la mitad del premio dinerario, pues cimentó las bases de la teoría al crear un concepto que llamó ‘conocimiento útil’, que puede explicar, por ejemplo, por qué los bocetos de Leonardo Da Vinci quedaron en meras excentricidades y nunca se les dio una aplicación práctica. La clave, ha explicado el comité elector en una nota, está en la distinción entre entre el ‘conocimiento proposicional’ y el ‘conocimiento prescriptivo’. El primero engloba lo que tradicionalmente se llamó saberes básicos (matemáticas o física), que son aquellos que explican ‘por qué’ funcionan las máquinas. Y lo segundo corresponde a los saberes instrumentales (por ejemplo, un manual de instrucciones), que son aquellos que se quedan en una mera descripción de ‘cómo’ funcionan las cosas. El caso es que, hasta la Revolución Industrial, el conocimiento proposicional existió al margen del conocimiento prescriptivo. Dicho en otros términos, los filósofos investigaban la naturaleza sin preocuparse por los saberes prácticos, lo que «hacía imposible progresar a partir de conocimientos previos» , señala el comité sueco. Así hasta el Siglo de las Luces, cuando los saberes básicos e instrumentales empezaron a entremezclarse en los laboratorios para luego devenir en algo práctico en el siglo XIX. Un buen ejemplo es la máquina de vapor, que pudo ser mejorada debido a la literatura existente sobre las propiedades del oxígeno o el carbón. Sin embargo, postuló Mokyr, este cambio de paradigma no es suficiente para explicar por qué Europa pasó de ser una sociedad agraria a una industrial. También influyó la «apertura» hacia nuevos saberes, explicó el economista, que llegó de la mano de la democracia liberal, que impidió que aquellos que ostentaban los privilegios bloquearan el cambio por temor a perder el monopolio del capital. Sobre estos mimbres, luego irrumpieron Aghion y Howitt –ambos se repartirán el resto del premio– con su análisis de lo que llamaron ‘creación destructiva’; es decir, la premisa de que un invento desplaza a otro y, por tanto, al principio genera cierres de empresas y desempleo . Aghion y Howitt elaboraron modelos matemáticos que pueden prever la relación entre la inversión en I+D y la macroeconomía, de cara a optimizar la inventiva para que genere crecimiento y no desempleo o recesión. Esto abrió un nuevo campo de estudio que ha permitido investigar, por ejemplo, por qué Europa está estancada económicamente a pesar del progreso tecnológico. Desde el comité Nobel, sobre esto, apuntan a que algunas compañías han crecido demasiado, limitando así la competencia en I+D. «Los galardonados nos han enseñado que el crecimiento no puede darse por sentado. El estancamiento, no el crecimiento, ha sido la norma durante la mayor parte de la historia», ha explicado John Hassler, presidente del Comité del premio en ciencias económicas. Los galardonados se suman a la lista de 96 economistas que han recibido este premio a lo largo de la historia y entre los que no hay, por cierto, ningún español. La mayoría de los laureados son estadounidenses y pertenecen a las corrientes ‘mainstream’ del estudio de la economía; es decir, lo que se ha venido en llamar el neoclacisismo, un término más bien impreciso que se usa para definir la ciencia económica que se enseña en la mayoría de las universidades del mundo hoy en día. La teoría neoclásica, corriente a la que pertenecen los galardonados de 2025, surgió hace más de un siglo como un modo de aunar el pensamiento clásico de Adam Smith sobre la oferta y la demanda con enfoques novedosos como el análisis marginalista, que plantea que el valor de un bien depende también de su utilidad. A partir de ahí llegarían nuevas perspectivas, como el keynesianismo, que defiende el recurso a déficits públicos para corregir los desajustes de mercado o el neokeynesianismo, una síntesis que postula que a largo plazo funcionan las reglas básicas de la oferta y demanda, pero que a corto plazo las ideas de Keynes pueden ser útiles para estimular el crecimiento. Precisamente, una de las características del Nobel de Economía -y que ha generado críticas por parte de las corrientes marxistas y demás heterodoxias- es que habitualmente se otorga a investigadores considerados ortodoxos. El año pasado, por ejemplo, recayó en Daron Acemoglu (Estambul, 1967), Simon Johnson (Sheffield, 1963) y James A. Robinson (Reino Unido, 1960), un trío que trató de explicar las diferencias en la prosperidad de los países del primer y el tercer mundo a través de la calidad de sus instituciones, con la premisa de que el enfoque liberal produce prosperidad. En esa ocasión, una de las cosas que premió el comité sueco fue la originalidad de los premiados, pues superaron el análisis clásico de Montesquieu, que explicaba las diferencias entre sistemas por el clima -las naciones ubicadas en climas templados jugarían con ventaja-, al añadir el estudio de la calidad institucional. Por supuesto, el comité también tuvo en cuenta las citas -las veces que un economista menciona a otro en una publicación- para tomar su decisión final, y también las ha tenido en este caso. Por eso, las cábalas en cuanto al Nobel se acostumbran a realizar en función de este criterio. Este año, la firma Clarivate no ha logrado enriquecer su sensacional palmarés de aciertos, pues los premiados no estaban entre sus favoritos. Sin embargo, la Fundación BBVA sí ha logrado afianzar sus premios ‘Fronteras’ como la antesala del Nobel, pues Howitt y Aghion ganaron ese premio en 2021. Con esto, la Fundación BBVA acumula ya 14 nobeles de Economía que antes se hicieron con el Fronteras. El Nobel de Economía, de otro lado, tiene la característica de que es el único de los galardones que no fue instituido por Alfred Nobel (1833-1896) cuando, poco antes de morir y tras leer un obituario de un diario francés -publicado por error- que lo llamaba ‘El mercader de la muerte’, decidió desquitarse y dejar para la historia algo más benéfico que el invento de la dinamita . El caso es que Nobel no pensó en un premio de Economía, extremo que fue corregido en 1968 por el Banco de Suecia al crear un galardón que aunque técnicamente no está entre los de la Academia, tiene todo el prestigio y renombre asociados.

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