Publicado: octubre 10, 2025, 9:24 pm
En un universo lleno de secretos, la Agencia Espacial Europea (ESA) prepara a su próxima gran ‘espía’: una nave que no busca enemigos, sino mundos parecidos al nuestro. Se llama Plato y acaba de completar su construcción en los Países Bajos.
Su misión es ambiciosa: detectar exoplanetas similares a la Tierra y estudiar las estrellas que los albergan para entender si podrían ser habitables.
Después de varios años de trabajo, los ingenieros de la ESA han instalado la última pieza del rompecabezas —su módulo de parasol y paneles solares— y la nave ya está lista para iniciar las pruebas finales antes de su lanzamiento, previsto para diciembre de 2026 a bordo de un cohete Ariane 6, también de desarrollo europeo.
La última pieza que completó a Plato
El proceso de montaje final tuvo lugar en el Centro de Pruebas de la ESA, en Noordwijk (Países Bajos). Allí, el equipo suspendió cuidadosamente el módulo combinado de parasol y paneles solares y lo acopló a la parte posterior de la nave, completando así su estructura definitiva.
“El módulo de parasol y paneles solares era la última pieza esencial que faltaba. Con esta operación, hemos completado la nave espacial Plato”, explicó Thomas Walloschek, director del proyecto en la ESA.
Tras este paso, los ingenieros realizaron una serie de pruebas para asegurar que las “alas” solares se desplegaban correctamente, simulando las condiciones de ingravidez del espacio. Una lámpara especial recreó la luz del Sol para verificar que los paneles generaban la electricidad necesaria. Todo funcionó como estaba previsto.
Una cazadora de mundos ocultos
Plato —acrónimo de PLAnetary Transits and Oscillations of stars— es una de las grandes misiones del programa Cosmic Vision de la ESA. Su objetivo es observar más de 150.000 estrellas brillantes y detectar pequeñas variaciones en su brillo: diminutos parpadeos que delatan el paso de un planeta frente a ellas.
La nave cuenta con 26 cámaras de alta precisión, diseñadas para captar esas mínimas oscilaciones luminosas y confirmar la existencia de exoplanetas. Para lograrlo, cada cámara debe mantenerse a unos –80 °C, lo que requiere un sistema térmico muy estable.
El parasol será clave para mantener los instrumentos científicos en la sombra, protegidos del calor y el resplandor solar. De este modo, los sensores podrán funcionar con la sensibilidad extrema necesaria para captar señales casi imperceptibles desde cientos de años luz de distancia.
Próxima parada: las pruebas espaciales
Aunque ya está completa, Plato aún debe pasar por una serie de pruebas que pondrán a prueba su resistencia. La nave será “sacudida” en ensayos de vibración y acústica que reproducen las fuerzas del lanzamiento, y después entrará en el Gran Simulador Espacial, la cámara de criovacío más grande de Europa.
Allí vivirá su primera experiencia en un entorno similar al del espacio: temperaturas extremas, vacío absoluto y radiación. Solo si supera todos esos exámenes, podrá viajar al cosmos en busca de su objetivo final.
En busca de otra Tierra
Una vez en órbita, Plato observará zonas amplias del cielo durante años, recopilando datos sobre los tamaños, las masas y las órbitas de los planetas descubiertos. Su mirada podría revelar nuevos mundos rocosos que giren alrededor de estrellas parecidas al Sol, y que incluso podrían tener condiciones adecuadas para la vida.
La misión no solo ampliará el catálogo de exoplanetas conocidos, sino que ayudará a entender cómo se forman y evolucionan los sistemas planetarios. En definitiva, Plato actuará como una espía cósmica, vigilando silenciosamente miles de estrellas para descubrir si en algún lugar del universo existe otro planeta como el nuestro.