La NASA niega tajante que 3I/ATLAS sea una nave espacial extraterrestre o cualquier otra cosa: «Es un cometa de más allá del Sistema Solar» - Estados Unidos (ES)
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La NASA niega tajante que 3I/ATLAS sea una nave espacial extraterrestre o cualquier otra cosa: «Es un cometa de más allá del Sistema Solar»

Publicado: noviembre 19, 2025, 8:23 pm

Desde que fuese descubierto en julio de este año, la polémica en torno 3I/Atlas no ha cesado. Este objeto interestelar, el tercero venido de más allá del Sistema Solar que la tecnología humana ha sido capaz de ‘cazar’, ha sido fruto de todo tipo de especulaciones, incluida la de que se trata de una nave espacial extraterrestre. No obstante, y a pesar de las afirmaciones que se han difundido sobre todo en internet, la mayoría de la comunidad científica lo tiene claro: es un cometa. Uno con propiedades extrañas, sí; pero un cometa. Así lo han aclarado desde el principio los representantes de la NASA que han ofrecido una rueda de prensa para hacer públicas nuevas imágenes de 3I/ATLAS. «Quiero dejarlo claro porque ha sido fuente de especulación en los últimos meses y, aunque está bien dejar abierto el debate y que muchas hipótesis sean discutidas, por los datos que tenemos podemos decir que se parece y se comporta como un cometa, solo que uno de fuera de nuestro Sistema Solar», ha afirmado nada más empezar Amit Kshatriya, administrador asociado de la NASA. «En las imágenes se puede observar características de los cometas como la cola y la coma, y el polvo que lo rodea. Además, los instrumentos que lo han analizado concuerdan con esta teoría». Las imágenes más cercanas del cometa fueron tomadas por naves espaciales de la NASA en Marte. El 3 de octubre, 3I/ATLAS pasó por el Planeta Rojo a una distancia de 30,6 millones de kilómetros, y desde allí fue observado por tres naves espaciales de la NASA. El Orbitador de Reconocimiento de Marte (MRO, por sus siglas en inglés) capturó una de las imágenes más cercanas del cometa, mientras que el orbitador Atmósfera y Evolución de Materiales Volátiles de Marte (MAVEN, por su acrónimo en inglés) obtuvo imágenes ultravioletas que ayudarán a los científicos a comprender la composición del cometa. Por su parte, el rover Perseverance alcanzó a echar un pequeño vistazo desde la superficie marciana. Algunas de las misiones heliofísicas de la NASA tienen la capacidad única de observar zonas del cielo cercanas al Sol, lo que les permitió rastrear el cometa 3I/ATLAS cuando pasaba por detrás de nuestro Sol visto desde la Tierra, haciendo imposibles las observaciones con telescopios terrestres. El Observatorio de Relaciones Solares y Terrestres (STEREO, por sus siglas en inglés) de la NASA captó imágenes desde el 11 de septiembre hasta el 2 de octubre, y el Observatorio Solar y Heliosférico (SOHO, por su acrónimo en inglés) -una misión conjunta de la ESA (Agencia Espacial Europea) y la NASA- observó el cometa los días 15 y 26 de octubre. Las imágenes de la misión Polarímetro para Unificar la Corona y la Heliosfera (PUNCH, por sus siglas en inglés) de la NASA, que fuera lanzada a principios de este año, muestran la cola del cometa durante sus observaciones efectuadas entre el 20 de septiembre y el 3 de octubre. Las naves espaciales Psyche y Lucy, actualmente en viaje con destino al espacio exterior para estudiar diversos asteroides, entre otros objetivos de sus recorridos por el sistema solar, pudieron observar a 3I/ATLAS en su camino. El 8 y 9 de septiembre, Psyche adquirió cuatro observaciones del cometa en ocho horas, desde una distancia de 53 millones de kilómetros (33 millones de millas). Estas imágenes ayudarán a los científicos a afinar la trayectoria del cometa. El 16 de septiembre, Lucy tomó una serie de imágenes desde una distancia de 386 millones de kilómetros (240 millones de millas). Al superponer estas imágenes, se pueden obtener detalles de la coma y la cola del cometa. El telescopio Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides (ATLAS, por su acrónimo en inglés) situado en Chile, el cual es financiado por la NASA, descubrió a 3I/ATLAS el 1 de julio. Más tarde ese mismo mes, el cometa fue observado por el telescopio espacial Hubble de la NASA. En agosto, el telescopio espacial James Webb de la NASA y el Espectrofotómetro para la Historia del Universo en la Época de la Reionización y Explorador de Hielos (SPHEREx, por sus siglas en inglés) también captaron imágenes. El cometa 3I/ATLAS hará su tránsito más cercano de la Tierra alrededor del viernes 19 de diciembre a 274 millones de kilómetros, lo cual es casi el doble de la distancia entre la Tierra y el Sol. Las naves espaciales de la NASA seguirán observando al cometa mientras este viaja por el sistema solar, lo cual lo llevará a pasar por la órbita de Júpiter en la primavera boreal de 2026. Los primeros análisis de 3I/ATLAS revelaron que este objeto viaja a una velocidad de vértigo: más de 210.000 kilómetros por hora (58 km/s). También es el más grande de todos los cuerpos interestelares captados: su masa puede superar las 33.000 millones de toneladas y su núcleo (la parte sólida) mide unos 5,6 kilómetros de ancho. Desde casi el comienzo, los científicos lo catalogaron como un cometa, un cuerpo sólido formado por hielo (agua, metano, amoníaco), polvo, rocas y materiales orgánicos. Una especie de ‘bola de nieve sucia’ cuyo material, con el calor de las estrellas cuando se aproxima a ellas, se sublima (pase directamente de sólido a gas), generando una nube que forma una cola apuntando en dirección contraria a la fuente de calor. No obstante, aquí entró en juego Avi Loeb, el que fue durante muchos años director del departamento de Astronomía de la Universidad de Harvard y consultor del Gobierno de EE.UU. Loeb se hizo famoso en 2017 porque afirmó que el enigmático Oumuamua, el primer objeto interestelar captado por la tecnología humana, en realidad se trataba de una nave espacial varada perteneciente a una civilización extraterrestre. Para lanzar esta hipótesis se apoyó en el comportamiento y estructura inusual de este objeto. No mostraba la cola típica de los cometas, tenía una forma alargada y delgada (fue comparado con un cigarro puro) de 400 metros de largo y lo más inquietante: experimentó una aceleración inexplicable mientras se alejaba del Sol, lo que alimentó teorías como las de Loeb. No obstante, la mayoría de los expertos siguen sosteniendo que se trataba de un cometa o un asteroide inusual, quizás compuesto por hidrógeno helado. El segundo visitante interestelar, 2I/Borisov, fue interceptado por los telescopios terrestres en 2019, pero a su alrededor no se creó tanta polémica. En este caso sí que se trataba claramente de un cometa, con su inmensa estela de gas y polvo, demostrando que estos visitantes son fragmentos naturales expulsados de otros sistemas solares. Ahora, 3I/ATLAS llega para sumar más información sobre estos objetos que llegan desde fuera de nuestro vecindario cósmico. A principios de octubre, un equipo de la Universidad de Auburn utilizando el Observatorio Swift Neil Gehrels de la NASA, reveló que 3I/ATLAS contiene gas hidroxilo (OH), la huella química del agua (H2O), un material que se forma como producto de la sublimación, tal y como escribieron en un artículo publicado en ‘ The Astrophysical Journal Letters ‘. Por otro lado, un equipo español liderado por Xabier Pérez Couto del CITIC (Centro de Investigación en Tecnologías de la Información y la Comunicación) de la Universidad de A Coruña, intentó trazar el origen de 3I/ATLAS usando datos de la misión Gaia de la Agencia Espacial Europea (ESA), que ha creado todo un mapa en 3D de nuestros alrededores en la galaxia. Gracias a esos datos pudieron rastrear su trayectoria hasta el ‘disco grueso’ de la Vía Láctea, donde están las estrellas más antiguas, las primeras que se formaron y que tienen una edad estimada de unos 10.000 millones de años. Teniendo en cuenta que el Sistema Solar y nuestro Sol se formaron hace unos 4.600 millones de años, y de ser correctas las estimaciones, 3I/ATLAS sería más antiguo que nosotros mismos, lo que lo convierte en una auténtica reliquia de nuestra galaxia. No obstante, y pese a los datos, Loeb sostiene que, por su trayectoria, su brillo y la falta de cola del cometa, no es un objeto natural, sino vestigios de tecnología alienígena. El astrónomo ha ido más allá afirmando que podría ser un « artefacto hostil «, y un riesgo que no debería ser ignorado. No obstante, tanto la NASA como el SETI (un proyecto internacional para encontrar vida inteligente más allá de la Tierra) han negado sus hipótesis. Además, de todos los estudios y análisis, las observaciones del James Webb, el observatorio espacial más adelantado del mundo, sugieren que 3I/ATLAS tiene una alta proporción de dióxido de carbono (CO2 ) en relación con el agua. Esto señala que su composición es diferente a Oumuamua, que era ‘seco’; y a la de Borisov, rico en monóxido de carbono. No obstante, para los científicos, esto no supone la constatación de un enigma, sino de que existe una gran variedad de ambientes de formación planetaria en la galaxia.

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