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La llave maestra para galvanizar la formación en las empresas

Publicado: septiembre 28, 2025, 9:13 am

Motivar a los empleados para que participen en programas formativos internos nunca ha sido tarea sencilla. La falta de tiempo, el escaso compromiso o la percepción de que la formación interfiere en la rutina personal y laboral suelen ser barreras difíciles de superar. Si bien es cierto que el impulso llegó como respuesta reactiva a la pandemia, cuando las empresas se vieron obligadas a trasladar la capacitación de sus empleados a entornos digitales , lo que al principio fue una solución de urgencia, «ha terminado consolidándose como una herramienta estratégica y con buena acogida», analiza Andrés Núñez, director de formación de la Cámara De Comercio de Barcelona. «Las tecnologías ya existentes como plataformas de videoconferencia, aulas virtuales o entornos colaborativos, se pusieron al servicio de la necesidad latente de seguir aprendiendo en medio de esta disrupción», explica. Desde entonces, todo ha evolucionado con rapidez . A los operadores tradicionales se han sumado nuevos actores que perfeccionan cada día la experiencia formativa como mejores plataformas, conexiones más estables, capacidad de participación del alumno, generación de contenidos, etc… además de las nuevas opciones que la IA nos ofrece. Desde la Escuela de Organización Industrial (EOI), pionera en la formación online desde 1997, insisten en que el debate no debe centrarse en si la modalidad virtual es mejor o peor, sino en discernir qué tipo de formación tiene verdadero sentido en cada contexto. «Hoy somos más conscientes y tenemos más evidencias de que no todo tiene el mismo impacto independientemente de si la formación es presencial o virtual», apunta Ramón Gurriarán, director de Postgrado y Executive Education de la EOI. «En la actualidad, más del 40% de las grandes empresas utilizan la formación digital como parte fundamental de su estrategia de talento, y se estima un crecimiento del 250% en el sector corporativo hacia 2026», explica Mª Angeles Tajuelo directora de Aprendizaje y Soluciones de Adecco Learning & Consulting. Todo ello impulsado por la transformación tecnológica y por la propia demanda de los trabajadores, que ven en la formación continua un camino para asegurar su empleabilidad y crecimiento profesional. Su repunte se explica realmente «por una combinación de factores corporativos y demandas individuales, aunque el peso específico varíe según el contexto organizacional», apunta Tajuelo. En esta misma línea, desde EOI aseguran que las empresas han encontrado en la formación online una manera de hacer más accesible la enseñanza para sus profesionales y normalmente a un menor coste por persona. Adicionalmente, la formación online permite una mejor monitorización del proceso de formación y una rápida adaptación a nuevas necesidades, lo que es una gran ventaja para las empresas. Y, por parte de los profesionales, ven en los formatos virtuales una mayor flexibilidad para desarrollar procesos de aprendizaje. De hecho, según afirma Núñez, este desarrollo no responde solo a la presión de las empresas por mantenerse competitivas, sino también a las demandas de los propios empleados. Ellos son los principales beneficiarios de contar con diferentes modalidades formativas –síncronas, con un profesor en directo, o asíncronas, a su propio ritmo– que les permiten aprender con mayor autonomía y flexibilidad, sin perder de vista el equilibrio entre vida laboral y personal. Sin embargo, no todo son ventajas. Los expertos coinciden en que persisten ciertos obstáculos como la percepción de menor calidad, la dificultad de trasladar competencias de ‘soft skills’ (liderazgo, comunicación, trabajo en equipo) a entornos virtuales o la falta de compromiso de los empleados cuando no hay una motivación clara. «Podríamos decir que, pese a que las herramientas participativas de las plataformas formativas cada vez son más potentes, será difícil que el alumno saque el mismo provecho de un ‘role play’ desarrollado en una sesión presencial», aclara Núñez. Por su parte, Tajuelo añade que «el reto está en diseñar experiencias que combinen autoaprendizaje y dinámicas colaborativas motivadoras ». Para Gurriarán, lo importante es que la estrategia de desarrollo del talento –y, dentro de ella, la formación–, esté alineada con el desarrollo estratégico de la empresa y los retos que tiene. «Hay que cuidarla desde el punto de vista de los contenidos, de los destinatarios adecuados y de la monitorización del aprendizaje». Evidentemente cada sector tiene sus propias necesidades y «observamos una demanda de programas cada vez más específicos, prácticos y cortos», continúan desde EOI. No obstante, existen algunos denominadores comunes en la demanda actual como es el impacto de la IA en todos los procesos . Así lo aseguran también desde la Cámara de Comercio de Barcelona, donde el 70% de su formación está integrada directa o indirectamente con la IA, señalan. A ello se suma un interés creciente por el llamado ‘saber hacer’ tanto de empresas como de empleados como son los cursos prácticos, muy enfocados, que permiten aplicar en pocas horas lo aprendido. Ejemplos como ‘Introducción al PowerBI’ en cinco horas, un nivel avanzado de integración de bases de datos en otras cinco, o programas de automatización con Make en apenas doce, responden a la necesidad de adquirir competencias de manera rápida, efectiva y aplicable al día a día. Otras formaciones con un claro incremento a raíz de la pandemia han sido las de comunicación interna, liderazgo y gestión de equipos , continúa explicando Núñez. «La pérdida de contacto físico entre los equipos ha obligado a muchas empresas a desarrollar formaciones en estos aspectos dado que el contacto es ahora mucho más virtual». En cuanto a los beneficios, las voces coinciden en su capacidad para democratizar el aprendizaje y responder con rapidez a nuevas demandas. Para las empresas, supone flexibilidad y escalabilidad . La posibilidad de formar a grandes grupos en distintos lugares y momentos, reduciendo costes en desplazamientos y logística. Además, permite actualizar con agilidad los contenidos, medir el progreso de manera precisa y tomar decisiones basadas en datos. Otro efecto menos visible, pero igual de importante, es la capacidad de retener talento . Una compañía que invierte en la formación de sus trabajadores proyecta compromiso con su desarrollo, y eso incrementa la motivación y el ‘engagement’, señalan desde Adecco. Para los empleados, la formación digital ofrece flexibilidad total –aprender desde cualquier lugar y a su propio ritmo– y autonomía para escoger los contenidos que más les interesan. Disponen de recursos actualizados de forma continua, lo que refuerza su desarrollo profesional y mejora su empleabilidad. Si hablamos de metodologías, tampoco existe una fórmula única. El reto es adaptar el formato al público y al objetivo . Píldoras rápidas para entrenar habilidades concretas, programas largos para desarrollar competencias estratégicas, simulaciones para enfrentar dilemas reales. Aunque se asocia la formación online con procesos individuales, cada vez más programas incorporan metodologías que favorecen la interacción como webinars, foros de debate, simulaciones, microaprendizaje, incluso entornos gamificados . «Creemos que el aprendizaje tiene mayor impacto si se desarrolla en un entorno colaborativo más que individualizado», defiende Gurriarán.

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