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La guerra de los clones de Mac, uno de los errores más grandes que casi destruyó a Apple

Publicado: septiembre 21, 2025, 10:23 am

La guerra de los clones de Mac, uno de los errores más grandes que casi destruyó a Apple

Apple vivía una de sus etapas más complicadas en los 90. La firma californiana, ya por entonces reconocida por su innovación y diseño, se enfrentaba a importantes problemas financieros y a una cuota de mercado en descenso. En ese contexto, tomaron una decisión tan bizarra como lógica en el fondo: permitir que otros fabricantes crearan clones de sus Mac. El objetivo no era otro que el de expandir su base de usuarios y, de paso, sin tener que invertir un solo dólar en producir hardware.

Pero lo que parecía lógico, terminó por ser uno de los movimientos más arriesgados de la historia de Apple. Los clones de Mac no solo amenazaron la imagen de la marca, sino que pusieron en riesgo la experiencia de usuario que Apple siempre había cuidado meticulosamente. Pero esta historia no solo habla de un error estratégico, sino también de cómo la visión de liderazgo puede cambiar radicalmente el destino de una compañía.

Los primeros clones llegaron sin licencia

Clon

Unitron 512, uno de los primeros clones no oficiales del Macintosh 512K (Imagen: Chester’s Blog)

Antes de que Apple viera con buenos ojos eso de tener clones oficiales de sus ordenadores, ya existían imitaciones del Mac que operaban en la sombra del mercado. En Brasil, por ejemplo, la empresa Unitron desarrolló el Unitron 512, un clon calcado al Macintosh 512K. Y aunque fue innovador en su tiempo, el producto se enfrentó problemas legales y acabó siendo retirado tras las represalias legales que tomó Apple.

También los usuarios de Amiga y Atari ST encontraron formas de ejecutar el software de los Mac mediante adaptadores como Magic Sac y A-Max. Esos métodos les permitían usar aplicaciones de Mac sin necesidad de tener el hardware original. No era ilegal técnicamente, aunque sí estaba en una zona gris. Por eso en Apple veían estos casos con preocupación.

Pero la lección de estos y otros clones estaba ahí a la vista de Apple. Eran una firme prueba del poder de atracción de los Mac. Realmente había demanda para acceder a su software, aunque no siempre querían pagar lo que Apple pedía por los Macintosh.

Y, de repente, todo parecían ventajas en los clones

A mediados de los 90, ya con Michael Spindler al mando como CEO, Apple decidió dar un giro inédito en su historia y empezaron a permitir la existencia de clones oficiales de Mac. Para ello firmaron acuerdos con compañías como UMAX, Power Computing o Motorola.

Clon

Clon de Power Computing

Los usuarios podían así acceder a clones de Mac mucho más económicos que los Mac. Pero Apple también ganaba, ya que la producción y todo el gasto logístico corría por cuenta de los fabricantes. Pero había un problema: la calidad.

No todos los clones mantenían los altísimos estándares de calidad que Apple llevaba años estableciendo en sus máquinas. Y esto empezó a generar una mala percepción de la marca por parte de los consumidores.

Aparte, esta decisión estratégica acabó generando tensiones internas dentro de Apple. Algunos empleados veían con recelo que productos de terceros compitiesen directamente con los Mac originales. Fue así como la gran apuesta de Spindler empezó a tambalearse.

Steve Jobs y la caída de los clones

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La convivencia entre Apple y los fabricantes de clones nunca fue sencilla. El contrato que unía ambas partes era complejo y Apple no terminaba de ver esa esperada rentabilidad. Más cuando encima estaba afectando a la casi impoluta imagen que la firma se había ido ganando desde aquel mítico Apple I de 1976.

A finales de los 90, el avance de los clones era tal que habían empezado a canibalizar las ventas de losMac. Así que Streve Jobs, que regresó a Apple en 1997, primero como asesor y después como CEO, decidió terminar con aquella osadía.

De hecho, fue una de las primeras decisiones de Jobs. Destruyó la hoja de ruta marcada de los clones, recompró las licencias a los fabricantes de clones y canceló todos los acuerdos que aún se mantenían vigentes. Con ello tenía el objetivo de volver a llevar a Apple a su cerrado ecosistema. A su «yo me lo guiso y yo me lo como».

El software de los Mac sería solo para los Mac. Y con ese capítulo cerrado, Apple volvió a controlar su ecosistema de forma integral. Fue además en un momento clave, cuando la quiebra era una posibilidad muy real. En 1998 llegaría el icónico iMac G3, ya sin clones, y el resto es historia.

Vía | Tedium

Imagen de portada | Wikimedia Commons y MV – Museu de Tecnologia 

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La noticia

La guerra de los clones de Mac, uno de los errores más grandes que casi destruyó a Apple

fue publicada originalmente en

Applesfera

por
Álvaro García M.

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