Publicado: noviembre 20, 2025, 1:23 pm
Todos recuerdan el 20 de noviembre como el día en que Francisco Franco murió, aun así, todo apunta que fue en los días de antes, 19 de noviembre cuando se produjo su fallecimiento. No obstante, este destino no fue algo fortuito, en ese momento, Franco ya se encontraba en edad geriátrica, por lo que ya padecía algunas patologías tales como el Parkinson y problemas cardíacos.
Precisamente, esta edad avanzada más una serie de complicaciones fueron las que no permitieron al General seguir con vida, pese al intento de médicos y familiares por alargársela. La versión oficial es que murió tras una larga agonía a causa de una parada cardiorrespiratoria que fue causada por un fallo multiorgánico, pero, ¿cómo llegó a esa situación?
Patologías previas y comorbilidad
Aunque el régimen intentó ocultarlo, lo cierto es que Franco padecía desde hacía años la enfermedad de Parkinson. Este trastorno neurodegenerativo afecta sobre todo al movimiento, por lo que destaca por síntomas como el temblor incontrolable o la rigidez muscular. Esta afección, en personas de edad avanzada, provoca incluso problemas como la dificultad para tragar o respirar, ya que afecta a la musculatura del tórax.
A esta afección, además, hay que unirle la tromboflebitis que el General sufrió en su pierna derecha en 1974, un año antes de su fallecimiento. Esta condición, que se produce cuando se forma un coágulo y se inflama la pared de una vena, le llevó a ser ingresado. Este problema vascular tan importante ya era el aviso de que su sistema circulatorio venía presentando fallos y que se encontraba a sus 81 en un claro ejemplo de comorbilidad (que su organismo presenta dos o más afecciones simultáneamente).
El primer detonante: una insuficiencia coronaria agua
Ya en 1975, Francisco Franco sufrió otro episodio vascular de gran relevancia, el que marca la decadencia de su salud. El 15 de octubre de 1975 el dictador sufrió una insuficiencia coronaria aguda o principio de infarto. Sus arterias coronarias, las que alimentan al corazón, sufrieron una obstrucción que inició un debilitamiento constante en su organismo. Y es que, en días posteriores, aunque Franco siguiera a cargo de algunas cuestiones políticas, siguió experimentando problemas cardíacos debido a la medicación anticoagulante.
Aunque el corazón se va estabilizando, Franco empieza a manifestar debido a la medicación problemas estomacales, entre ellos, hemorragias agudas que intentan poner solución con transfusiones de sangre, pero también una ralentización intestinal que ponía de manifiesto la gravedad de su salud, que se empezó a complicar aún más el 3 de noviembre del 75.
Hemorragias masivas y cirugías invasivas
El peor episodio se produce el 3 de noviembre, cuando una hemorragia masiva hace que el equipo médico de Franco decida operarlo de urgencias en un quirófano improvisado en Palacio del Pardo. En ese momento, los médicos se dieron cuenta de que el dictador sufría una gastritis hemorrágica, agravada por los anticoagulantes prescritos por su anterior tromboflebitis y el episodio de infarto, por lo que el cirujano Manuel Hidalgo Huerta solo resecó una parte del estómago, tal y como cuenta el también cirujano Juan Abarca en su libro ‘Cinco litros de sangre’, sobre cómo fue testigo de los últimos días de Francisco Franco.
Pese a que Franco sobrevive a esa cirugía improvisada, el 7 de noviembre vuelve a sufrir otra hemorragia, que tratan de manera urgente en el Hospital La Paz, donde le extirparon dos tercios del estómago. Pero las hemorragias siguen, mientras que empiezan a fallar otros órganos esenciales como los riñones y vuelven a aparecer los problemas cardíacos con arritmias y problemas de respiración. Las complicaciones iban a más y le someten a una nueva intervención quirúrgica de drenajes abdominales el 14 de noviembre, que día después le produce una peritonitis aguda, una perforación del apéndice, que le ocasiona un fallo multiorgánico.
La situación ya era irreversible, por lo que tras varios días de agonía los médicos decidieron la noche del 19 de noviembre retirarle el soporte vital, que prolongaba su vida artificialmente, y el 20 de noviembre, se anunció su fallecimiento a los españoles con la reconocida frase: ‘Españoles, Franco ha muerto’.
