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La cumbre de Shanghái, la cumbre del nuevo imperio

Publicado: septiembre 5, 2025, 4:23 am

La 25ª cumbre de la Organizacion de Cooperacion de Shanghái, conocida por sus siglas en inglés SCO y celebrada en Tianjin (China), no ha sido una cumbre anti OTAN, como ha sido descrita por algún medio, es la cumbre del nuevo imperio que viene, o más bien, la cumbre de los nuevos viejos imperios o, también podríamos llamarla, la cumbre de los señores mayores, si nos fijamos en la foto de familia de los Jefes de Estado que han asistido, sin más lideres mujeres que sus esposas y siendo todos ellos políticos de avanzada edad. También, la cumbre del nuevo poder militar, del segundo y el tercer país que más gastan en defensa en el mundo, aunque aún a la mitad de Estados Unidos.

No, esta cumbre del nuevo imperio no mira hacia atrás por el retrovisor, tiene la mirada y el objetivo puesto en el futuro geopolítico del mundo, con una ambición ya explicitada oficialmente en sus objetivos de “(…) promover un nuevo orden político y económico internacional democrático, justo y racional”. Sí, democrático, justo y racional, escrito en chino y en ruso.

La 25ª reunión de la Organización de Cooperación de Shanghái, supone una exhibición deslumbrante del nuevo poder de China que, junto a Rusia e India, suponen ya por sí solos el 36% de la población mundial, frente al apenas 10% de la población mundial de Estados Unidos y Europa, o del apenas 12% de la población mundial si pensamos en los países que integran la OTAN.

Putin, el invasor de Ucrania y gran adversario de Europa, llega a la cumbre con nuevas credenciales y objetivos cumplidos: ha pinchado la burbuja del bienestar occidental en el corazón de Europa y, a pesar de ello, ha sido recibido con alfombra roja por el propio presidente de Estados Unidos, el jefe del imperio saliente, el líder del poder de la OTAN, dinamitado en un país llamado Ucrania. Putin es un señor de la guerra, con su poder consolidado, que se pasea en un mismo verano entre Estados Unidos y China. La ley del más fuerte se impone, la fuerza despierta a la fuerza, el poder atrae al poder. El desfile militar en la plaza de Tiananmen que ha seguido a la cumbre pone de manifiesto que el poder incluye también la fuerza capaz de defenderlo llegado el caso.

Europa carece de unidad política y convive con una representación muy debilitada ante dos grandes envites: la guerra de agresión de Rusia en Europa (porque Ucrania es Europa) y la destrucción de Palestina por Israel. En ambos casos, la posición de la UE es de subsistencia: contención y dejación.

Es llamativa la presencia en la cumbre de la SCO en Tianjin, con voz y discurso, del Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres. Mientras el país anfitrión de la ONU, Estados Unidos, reniega de él y boicotea las votaciones del organismo multilateral, China le invita con trato deferente a esta cumbre del nuevo orden mundial. A este paso, es posible que podamos llegar a ver la sede de las nuevas Naciones Unidas en territorio de China. Al menos, parecen todos más unidos que con la actitud de Estados Unidos y Trump bajo el mando del movimiento/ideología MAGA (Make America Great Again).

Mientras tanto, los dos máximos representantes de las instituciones europeas están de gira. El Presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, visita a los líderes de los 27 Estados miembros de la UE para hablar de los grandes desafíos europeos, competitividad, defensa y los nuevos presupuestos «en tiempos de incertidumbre». Una incertidumbre que está viviendo la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en primera persona, nada más empezar su tour por los siete estados miembros fronterizos con Rusia o Bielorrusia (Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Bulgaria, Rumanía) para mostrar el apoyo de la UE frente a las amenazas de Rusia. El avión de la presidenta sufrió un incidente y tuvo que aterrizar manualmente en Bulgaria por interferencias en el GPS que han sido atribuidas, de manera mayoritaria, a un «ataque de intimidación» de Rusia.

Nuevos y antiguos poderes coexisten, pero el logro de un orden mundial más justo después de la Segunda Guerra Mundial ha mutado. La propia voluntad de ser mejores está fracasando y la ambición de dominar el futuro ha cambiado de bando. No, la cumbre de Shanghái no ha sido anti OTAN, de momento solo ha sido anti Trump, una manifestación de fuerza entre aliados y damnificados del norteamericano para evidenciar su bisoñez geopolítica: su aproximación a Putin ya ha engrandecido a China y su castigo a India con aranceles del 50% no sé si la empujará a los brazos de Xi Jinping, pero Narendra Modi ya le coge de la mano. ¿Será éste el principio de un nuevo equilibrio, o el preludio de una fractura más profunda en un mundo multipolar? En el pulso entre líderes que se pasean y líderes que se concentran, el mundo busca no solo un orden, como se ha encargado de destacar Xi Jinping en su principal discurso, sino el sentido mismo de progreso, humanidad y legitimidad para la siguiente etapa de nuestra historia.

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