Publicado: julio 28, 2025, 3:23 am
La corrupción y la guerra son dos males bien avenidos. Para empezar, muchas guerras surgen de la corrupción. Más bien es normal que al mismo tiempo que causan muertes, y no pocas, contribuyan al enriquecimiento de unos cuantos. Es algo que no hay que esforzarse para demostrarlo. Todos estamos viviendo con rechazo el enfrentamiento entre la bastante modesta Ucrania y la bastante poderosa Rusia. Pues la corrupción no falta.
El motivo de partida es bastante frecuente en la Historia: una disputa por razones territoriales. Rusia abarca uno de los territorios más extensos del mundo, pero a Vladimir Putin, su Zar actual de todas las rusias, todos le parecen pocos. Pues entre combates con misiles o con drones, tanto da (sin olvidar tampoco a los blindados), la corrupción parece que campa por sus hábitos a ambos lados de la frontera en litigio.
Zelenski entre viaje y viaje descamisado en busca de la paz y, de paso conociendo mundo, parece que no se había percatado de que mientras negociaba en el extranjero, en Kiev, la capital, donde se maneja la política interna y están los ministros, la corrupción pasa de razones patrióticas y algunos altos cargos, tanto políticos como militares, se están lo que se dice forrando. Bien mirado, no es extraño, suele ocurrir.
Ahora tiene que quedarse una temporadita en casa y arbitrar una Ley anticorrupción que frene lo que al parecer ya tiene mal remedio. Claro que no es solo en Ucrania donde la guerra está sirviendo de tapadera para hacer productivos negocios. Igual que le está ocurriendo a Zelenski, también a Putin, ese sin salir del Kremlin donde permanece a cubierto, le están floreciendo los corruptos.
En tres de las cuatro provincias fronterizas que son escenario de la guerra, también la corrupción se está aprovechando. Se asegura que agentes especiales enviados desde Moscú han desembarcado en estas regiones en un intento por limpiarlas de aprovechados. No se conocen tantos detalles como de lo que se denuncia al otro lado de la frontera. Lo que pasa es que, conociendo el carácter de Putin y sus métodos de represión, los culpables no van a tenerlo fácil.