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La afición escondida en el sótano de la Zarzuela que comparten el rey Felipe VI y su padre Juan Carlos

Publicado: abril 26, 2025, 7:30 am

Han sido pocas las veces que Felipe VI y Juan Carlos I han coincidido desde que el rey emérito se alejara de España para mudarse a Abu Dabi, donde mantiene un alto nivel de vida gracias al respaldo económico de dos hermanos muy poderosos. Pero algo que parece que sí comparten padre e hijo es su afición por el vino, como dejó claro el primo de la reina Letizia, David Rocasolano, en su libro Adiós, Princesa, en el que desveló uno de los secretos de Zarzuela.

El abogado dedica una parte a describir la bodega que hay en el sótano del edificio: «Cuando se encendieron unas tenues luces, ante mí se abrió una vinoteca particular inmensa. Paseamos por el laberinto de anaqueles pisando arena de playa, paladeando el aroma noble y sobrio de roble y contemplando el fabuloso espectáculo del vino«.

En el libro, Rocasolano explica que el monarca le aclaró que se trataba de arena de una playa del Índico «porque tiene las condiciones perfectas para mantener la humedad».

En 2013, Patrimonio Nacional encargó la compra de esa arena y se propuso catalogar las tres bodegas que tenía Juan Carlos I, dos en Zarzuela y la otra en el Palacio de Oriente. Quim Vila y Miguel Laredo fueron los expertos que se encargaron de hacer inventario de esas 10.000 botellas de vino.

El motivo inicial por el que se quiso catalogar los vinos era para subastar la colección. Se trataba de un gesto de buena voluntad por parte del rey emérito tras la cacería de Botsuana, que tanta polémica generó. Pero al final no se llevó a cabo y hoy en día la familia real siguen disfrutando de la bodega en ocasiones especiales.

En general, toda la familia entiende de vinos, pero es Juan Carlos I quien está más involucrado en esa afición. El conde Creixell, presidente de las Bodegas Marqués de Murrieta, contó que el rey emérito lo llamó personalmente para darles la enhorabuena y decirles que era uno de los mejores vinos que había probado. Fue con una botella de Castillo Ygay de 1925, con la que celebró junto a Felipe su relevo al frente de la corona.

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