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Kim Kardashian lo puso de moda, un influencer lo viralizó y la ciencia sigue diciendo lo mismo: no comas placenta

Publicado: mayo 22, 2025, 6:23 pm

Kim Kardashian lo puso de moda, un influencer lo viralizó y la ciencia sigue diciendo lo mismo: no comas placenta

Todas las personas que han visto Juegos de Tronos —ojo, mini spoiler— recordaran esa mítica escena en la que Daenerys Targaryen devora un corazón crudo ante una multitud. Para esta secuencia, utilizaron un corazón hecho a base de mermelada solidificada que la actriz recordó así: «Sabía a lejía y pasta cruda. Comí unos 28 corazones durante los días que rodamos esa escena. Por suerte, me dieron un escupidero porque vomitaba en él muy a menudo». Una escena brutal que, hoy en día, ha cobrado vida más o menos: un influencer argentino, Lucas Gago, se ha vuelto viral tras publicar un video en el que se come —literalmente— la placenta de su hija recién nacida.

Este acto, grabado tras un parto domiciliario, generó una ola de reacciones en redes sociales: desde el asombro hasta el rechazo absoluto. Aunque para muchos fue simplemente una provocación más en internet, el video reavivó un debate que mezcla biología, creencias personales, celebridades y pseudociencia.

De lo viral al origen. Aunque el caso de Gago resulte extremo, la idea de comer placenta no es nueva. En los últimos años, esta práctica, conocida como placentofagia, ha ganado notoriedad, especialmente desde que celebridades como Kim Kardashian contaron públicamente que la habían consumido encapsulada tras dar a luz, con la esperanza de evitar la depresión posparto. Desde entonces, varias figuras públicas han seguido ese camino, presentándola como una forma de reconectar con lo natural o de “reaprovechar” lo que el cuerpo produce.

¿Un ritual ancestral? Aunque se repita esa premisa, la historia no lo respalda. Una investigación etnográfica que ha estudiado a 179 culturas contemporáneas no ha encontrado evidencias de que comer placenta después del parto fuera común.

Ahora bien, en el mundo animal la situación es distinta. Un estudio, publicado en Ecology of Food and Nutrition, ha observado que muchos mamíferos, como primates, roedores y carnívoros, sí que suelen comerse la placenta. Según los investigadores, esta práctica puede ayudarles a reducir el dolor y a activar instintos de cuidado hacia sus crías.

¿Qué dicen los expertos? Según Mayo Clinic, no existe evidencia científica concluyente que pruebe beneficios como el aumento de energía, la mejora en la producción de leche materna o la prevención de trastornos del estado de ánimo. En los últimos años, cada vez más personas han empezado a consumir la placenta en cápsulas, creyendo que es beneficioso. Sin embargo, Cleveland Clinic ha advertido sobre los riesgos que esto implica.

En un reciente artículo ha explicado que la placenta puede contener bacterias o toxinas acumuladas durante el embarazo, lo que podría causar infecciones. La doctora Oluwatosin Goje, experta en enfermedades infecciosas, ha explicado que consumirla, ya sea cruda, cocida o en cápsulas, podría reintroducir esos agentes dañinos en el cuerpo, representando un riesgo tanto para la madre como para el bebé si está lactando.

Otros usos de la placenta. En la mayoría de los partos hospitalarios, la placenta es considerada residuo biológico y se descarta según los protocolos sanitarios. Solo en casos puntuales y bajo autorización médica, los padres pueden solicitar conservarla, algo que no siempre está permitido ni regulado en todos los países. No obstante, hay personas que deciden quedársela, como es el caso de artistas y cineastas que han abordado este órgano desde una perspectiva simbólica y performativa. Por ejemplo, el chef Eddie Lin realizó el documental American Afterbirth, en el que se investiga el uso de placentas en contextos artísticos, gastronómicos y sociales, proponiendo un enfoque cultural y provocador sobre el tema.

El caso más reciente es el de la influencer española Violeta Mangriñán, quien decidió plantar un árbol usando la placenta de su hija Gala, en un gesto que consideró espiritual y ecológico.

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¿Tendencia o peligro? Lo que comenzó como un gesto llamativo para redes sociales terminó despertando una discusión mucho más amplia sobre los límites entre lo natural, lo simbólico y lo seguro. Aunque algunas figuras públicas han contribuido a popularizar la idea de consumir la placenta por sus supuestos beneficios, la ciencia sigue sin respaldar estas prácticas y, en cambio, alerta sobre posibles riesgos.

En un tiempo donde lo íntimo se vuelve contenido viral y lo alternativo se disfraza de saludable, conviene recordar que no todo lo que vemos en internet es una buena idea para replicar. Y que, aunque el cuerpo humano sea un milagro biológico, no todo lo que sale de él debe ir directo al plato.

Imagen | Unsplash e Instagram

Xataka | ¿Es saludable comerme un helado todos y cada uno de los días del verano? La ciencia ya tiene una respuesta

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Xataka

por
Alba Otero

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