Publicado: noviembre 15, 2025, 1:23 pm
Discutir delante de un niño pequeño es algo que de manera clásica siempre se ha desaconsejado por los problemas que puede acarrear para el propio menor. Y esto es algo que no es ninguna tontería, pues un niño al ver esta escena no piensa que está presenciando el conflicto entre dos adultos, sino que piensa que es culpa suya.
Y no es una exageración que se ha hecho siempre, sino que la psicología del desarrollo y la neurociencia llevan décadas explicando por qué sucede algo tan humano como esto.
La autoculpa. La mente de los más pequeños tiene un funcionamiento muy diferente a la que tiene un adulto, y es lógico porque se está desarrollando con el paso del tiempo. Y esto es algo que ya fue definido por Jean Piaget, que atribuyó el «pensamiento egocéntrico» a los niños que están en sus primeros años de vida.
En ella, los niños interpretan el mundo a través de su propia perspectiva, y los psicólogos Wesley Rholes y John Finchman lo demostraron en los noventa al ver que los menores tienden a atribuirse la responsabilidad de los conflictos familiares, especialmente cuando no entienden las causas o el porqué.
Esto hace que los menores interpreten la situación de una manera muy emocional sin pensar las razones de por qué está provocando eso (que puede ser un roce entre dos adultos). Y es algo lógico, pues a tempranas edades todavía la mente aún no está aprendiendo a distinguir entre lo interno y lo externo.
El impacto. Cuando estas discusiones son intensas o frecuentes, los niños pueden desarrollar ansiedad, estrés o culpa. Es algo que está demostrado también por Edward Cummings y Patrick Davies, desde la Universidad de Notre Dame, que apuntaron a que los conflictos entre los padres no resueltos afectan a la capacidad de los hijos de regular sus emociones y mantener el sentido de la seguridad.
Otros estudios refuerzan esta idea, al mostrar que la tensión familiar puede aumentar el riesgo de que un niño tenga problemas emocionales con el paso de los años.
La solución. Entonces… ¿No hay que discutir delante de los menores? Esto puede llegar a ser imposible en algunas situaciones, sobre todo en una convivencia. Es por ello que el secreto no está en evitarlas, sino que cómo los adultos las gestionan y lo explican posteriormente.
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En esto es algo donde los psicólogos coinciden al apuntar que la estrategia debería ser que los padres aclaren que la disputa no tiene que ver con el niño, para ayudar a neutralizar los sentimientos de culpa y reforzar el vínculo emocional con ellos.
Qué dice el cerebro. Desde la neurociencia, sabemos que cuando una persona (ya sea adulto o niño) está enfadada, el cerebro activa con fuerza la amígdala que es el centro donde se procesan las emociones en el cerebro. Aunque lógicamente tenemos un freno que es el córtex prefrontal al tener la actividad de reducir esta actividad.
Teniendo esta base, la ciencia apunta a que en momento de ira intensa, no se puede pedir calma porque físicamente no hay recursos neuronales que puedan tranquilizar a alguien. Por eso, la calma de los padres actúa como un “anclaje” cerebral. Su serenidad no solo tranquiliza, sino que ofrece al niño un modelo de autorregulación que su propio cerebro aún no puede lograr en solitario porque no dispone de este freno.
El vínculo. En última instancia, comprender las emociones —propias y ajenas— es un aprendizaje compartido. Los niños no necesitan que las discusiones desaparezcan, sino entender que esas tensiones no amenazan su seguridad ni su valor personal. Esa comprensión no surge por instinto: se cultiva con palabras, presencia y coherencia emocional.
Y la ciencia lo respalda. Desde Piaget hasta la neuroimagen moderna, todo indica que el verdadero antídoto contra la culpa infantil no es la perfección adulta, sino la oportunidad de enseñar, con cada conflicto, que el amor y el desacuerdo pueden coexistir sin romper el vínculo.
Imágenes | Vitaly Gariev Marcus Neto
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La noticia
Intuíamos que discutir delante de niños pequeños era una mala idea. La ciencia ha revelado hasta qué punto
fue publicada originalmente en
Xataka
por
José A. Lizana
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