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Innovación tecnológica: la alternativa para alimentar al mundo

Publicado: octubre 30, 2025, 4:17 am

El World Agrifood Innovation Conference (WAFI), organizado por el gobierno chino y celebrado del 12 al 15 de octubre de 2025, ha sido uno de los eventos internacionales más importantes en materia agroalimentaria, al convocar a científicos de todo el mundo a compartir con académicos, estudiantes, funcionarios internacionales y sector privado, experiencias sobre innovaciones tecnológicas para una agricultura sustentable.

Invitado por la Universidad Agrícola de China (fundada en 1905), tuve la oportunidad de compartir reflexiones sobre la cooperación Sur-Sur en materia de innovación tecnológica para enfrentar los efectos del cambio climático.

La cooperación entre países con niveles de desarrollo similares es de gran relevancia en estos tiempos donde los conflictos geopolíticos afectan los mercados globales, alteran el flujo del comercio internacional y ponen en riesgo la seguridad alimentaria mundial y obstaculizan, entre otros aspectos, el cumplimiento de los objetivos del desarrollo sostenible de las Naciones Unidas (ODS).

Considero una necesidad imperativa el crear conciencia e intercambiar conocimiento entre los países del Sur global, ya que compartimos condiciones agroecológicas, poseemos una vasta agrobiodiversidad, a la vez que nos vemos afectados por problemas similares que deben ser atendidos en un contexto regional y global.

El evento en cuestión se orientó a compartir nuevas formas y acciones que permitan conectar investigación, política e inversión, con una visión a gran escala. Llamó mi atención que, a diferencia de otros eventos en los que he participado, WAFI tuvo una gran participación de jóvenes estudiantes, mayoritariamente del país anfitrión, lo que me dio gusto, pues la responsabilidad de mantener el frágil equilibrio ecológico y productivo del planeta recaerá primordialmente en las futuras generaciones.

En mi intervención señalé que la agricultura se ha visto afectada por alteraciones ambientales, generando incertidumbre sobre nuestra capacidad de seguir produciendo alimentos al ritmo en el que aumenta la demanda; sin embargo, aún estamos en capacidad de darle de comer al mundo. Según la FAO, el año pasado se produjeron alimentos suficientes para más de 10 mil millones de personas, y al mismo tiempo la propia organización informa que, 735 millones padecen hambre crónica (más que antes de la pandemia del Covid-19).

Resalté que esta contradicción obedece principalmente a problemas de distribución y de falta de acceso físico y económico y a un injustificable desperdicio de los alimentos. En una de las conferencias se comentó que, mientras los alimentos son inaccesibles en algunos países, en otros se desperdicia más del 30 %.

La gran pregunta que permeaba en el evento era ¿Cómo detener y revertir este proceso? La simple interrogante resulta esperanzadora, si se toma en cuenta que tal reflexión se dio en uno de los países que registra más emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Conscientes de ello, los académicos chinos están proponiendo soluciones al cambio climático poniendo a la disposición de los países del Sur global, los avances tecnológicos que han desarrollado como resultado de la vinculación entre sus universidades y centros de investigación con la poderosa industria de ese país.

En principio coincido con tal posición, pero creo que aún hace falta conectar eficientemente el conocimiento con los potenciales usuarios que son los agricultores del mundo. La disponibilidad de la innovación tecnológica, como he comentado en ocasiones anteriores, será la que proveerá soluciones apropiadas al nivel y la capacidad que cada país tenga para adoptarlas.

Nunca, en la historia de la agricultura, habíamos tenido a nuestro alcance una caja de herramientas tecnológicas como las que hoy disponemos. Me refiero a la biotecnología, la edición genómica, la inteligencia artificial, la robótica, la agricultura de precisión, informática en tiempo real, imágenes geoespaciales y drones, por citar las más actuales. Lo imprescindible, insisto, será hacer que todo este arsenal de conocimiento sea accesible a los agricultores para que lo apliquen conforme a sus capacidades y necesidades.

Esta conferencia tiene que ver con nuestro futuro, y confirma que no hay fronteras para el cambio climático; todo acontece en nuestro planeta, no importa donde nos encontremos ni si somos los causantes de él o no. Más temprano que tarde, la inestabilidad climatológica y sus consecuencias alcanzan todos los confines de la Tierra por más apartados que estén.

Sus diferentes efectos, están alterando e impactando la estabilidad de las sociedades y provocando, en forma cada vez más frecuente, daños en infraestructura, economía, ambiente, salud, agricultura y con un alto costo en vidas humanas. La más clara evidencia la estamos padeciendo hoy en algunos estados de la República mexicana. Por lo tanto, tampoco debe haber fronteras para actuar en la mitigación de los impactos nocivos del cambio climático, solventarlos no es responsabilidad de un solo país o una región.

¿Cuál es la alternativa? ¿Que deberemos hacer para orientar más eficientemente los esfuerzos para reducir este devastador y progresivo proceso? Una forma es proponer y ejecutar acciones de impacto regional y no solamente cada país en forma independiente, sin esperar a soluciones globales que pueden tardar mucho tiempo. Y en ese ámbito poner el foco en las actividades sectoriales que contaminan más y plantear soluciones integrales para mitigar los efectos de la alteración climatológica. Soy consciente de que esto no es nuevo y que ya se ha intentado con esporádicos y limitados resultados; sin embargo, habrá que porfiar, la realidad lo amerita.

El sector agrícola está haciendo su parte al reducir las emisiones de gases de efecto invernadero por medio del secuestro de carbono con buenas prácticas agrícolas, con agricultura regenerativa, reduciendo las emisiones de de CO2 y óxido nitroso y creando conciencia en las comunidades rurales con prácticas sencillas de manejo de suelos.

Un buen ejemplo práctico ha sido MasAgro, promovido en el CIMMYT en el Sur del país, que ha beneficiado a más de medio millón de campesinos y sus comunidades al crear conciencia del adecuado manejo de los suelos y el agua a la vez que se incrementan las cosechas en más del 20%. Debido al éxito, MasAgro se está replicando en otras regiones del mundo.

Un ejemplo categórico de la importancia de foros como WAFI, lo dio el Doctor Sun Qixin, presidente de la Universidad China de Agricultura, (por cierto, uno de los 2,500 fitomejoradores de trigo que existen en ese país). El Dr. Qixin puso a la disposición de los países del Sur global una estrategia multimodal para amplificar las ofertas tecnológicas. por medio de la integración de una meta base de datos para la toma de decisiones prácticas, que fue creada por medio de la inteligencia artificial y desarrollada por la Universidad.

El mensaje en WAFI fue muy claro, si no invertimos en innovación para la producción agropecuaria, más gente tendrá hambre y no solo ocurrirá en los países en desarrollo.

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