'Holy Land Confederation' | así es la solución alternativa al choque entre Israel y Palestina: "Es la única que tiene en cuenta la realidad" - Estados Unidos (ES)
Registro  /  Login

Otro sitio más de Gerente.com


'Holy Land Confederation' | así es la solución alternativa al choque entre Israel y Palestina: «Es la única que tiene en cuenta la realidad»

Publicado: octubre 12, 2025, 11:23 am

Aunque todavía muy lejos, la paz en Oriente Medio parece estar algo más al alcance después de que este jueves tanto Israel como Hamás acordasen la primera fase del acuerdo propuesto por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que incluye la liberación de todos los rehenes y la excarcelación de centenares de presos palestinos, así como el inicio de los preparativos para que el Ejército israelí se retire de Gaza.

A la espera de lo que ocurra en las próximas semanas, los actores internacionales no han parado de repetirlo en los últimos meses: la solución al conflicto en Oriente Próximo pasa por la creación de dos Estados, uno israelí, ya existente, y otro palestino, tal y como recogen, primero, Naciones Unidas y, después, los Acuerdos de Oslo de 1993. Sin embargo, pocos prestan atención a la viabilidad de su implantación en la forma y fondo entonces establecidos.

El mundo no es igual que hace 30 años, y mucho menos que hace 80. Tampoco lo es un conflicto que, si bien destaca por su enconamiento, ha evolucionado en las últimas décadas por las partes implicadas y, especialmente, por las incursiones de Israel en territorio considerado palestino.

En la actualidad, 700.000 israelíes viven en lo que legalmente está considerado territorio palestino ocupado. Las posiciones propalestinas más maximalistas exigen a Israel que abandone esos territorios y se lo cedan a ciudadanos palestinos una vez configurado el Estado árabe. Lo realista y viable dista mucho de ello.

«Es imposible que los israelíes que viven en esa zona se vayan. En la actual coyuntura, habría que crear un doble estatus de ciudadanía y de residencia en un modelo confederal. Es decir, que hubiese personas residentes en un Estado, pero siendo ciudadanos de otro. Lo mismo en Jerusalén, que sea una capital confederal. La parte este, de Palestina, y la parte oeste, de Israel», explica a 20minutos David Villar, profesor doctor de Estudios Hebreos de la Universidad Complutense de Madrid.

Esto es, precisamente, lo que plantea una propuesta no oficial, «la única realista», impulsada en 2020 por Yossi Beilin, exministro israelí y arquitecto de los Acuerdos de Oslo, y Hiba Husseini, otro de los nombres claves en las delegaciones palestinas de las negociaciones de paz: la Holy Land Confederation.

¿En qué consiste la Holy Land Confederation?

«El modelo entiende que la paz no es sinónimo de justicia al principio, lo cual es muy importante señalar, sino que se llegue a la justicia de manera transitoria», cuenta Villar. Esta afirmación no es baladí, puesto que la Holy Land Confederation solo sería posible con la creación, primero, del Estado palestino, y en los procesos de paz, en los que Israel y Hamás están inmersos ahora, muchas veces es necesario hacer sacrificios en pos de un bien futuro.

Con todo, este proyecto plantea la conformación de un Estado confederal integrado por dos plenamente soberanos: Israel y Palestina. El plan aborda desde el ámbito territorial a la seguridad, la economía, el sistema jurídico o el estatus de residencia.

En primer lugar, la idea es que, utilizando como base la clasificación efectuada en los Acuerdos de Oslo, Palestina sea soberana en los territorios A (aquellos controlados plenamente por la Autoridad Nacional Palestina) y B (los que están bajo control administrativo de la Autoridad Nacional Palestina y control militar compartido con Israel).

Según datos de la Holy Land Confederation, Israel tiene una población de unos 10,1 millones de personas, distribuida en 1.255 localidades (incluida Jerusalén Oriental). El 73% de la población israelí es judía y el 21,1% es árabe palestina. De los israelíes, 440.609 viven en 126 localidades de Cisjordania y 208.000 residen en 12 barrios principales de Jerusalén Oriental. Por su parte, hay 4,8 millones de palestinos viviendo en Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Este. Esta población está dispersa en unas 500 localidades, lo que corresponde al 22,5 % de la Palestina histórica.

Tal y como explica David Villar, la zona A de Palestina incluye a las principales ciudades de Cisjordania (en torno al 18% del territorio), como Nablus, Ramala o Belén. La zona B, por su parte, cubre en torno al 22% de Cisjordania e incluye pueblos y zonas rurales. Hay una tercera zona, la C, que está bajo control total israelí, tanto civil como de seguridad, y supone aproximadamente el 60% de Cisjordania, donde se encuentran la mayoría de los asentamientos israelíes.

«Es cierto que todo eso comprende un 22,5% de lo que sería la región de Palestina histórica, pero, y esto no es ni a favor ni en contra de este modelo, también hay que tener en cuenta que Palestina, en el Imperio Otomano, tampoco era un Estado, sino una región. Cuando el documento dice que, al principio, el Estado palestino se establecería en las áreas A y B significa que esa sería la base inicial del territorio soberano palestino mientras se prepara el despliegue completo del acuerdo y la expansión a las fronteras pactadas.», relata Villar.

La forma en la que se distribuye actualmente el territorio palestino haría imposible, por tanto, la creación de un Estado unitario desde la perspectiva geográfica. Por ese motivo, la Holy Land Confederation plantearía que Israel anexara 21 asentamientos judíos en Cisjordania, con una población de 247.044 israelíes, y 8 barrios judíos en Jerusalén Este, con una población de 200.979 israelíes. Por su parte, 105 asentamientos en Cisjordania, con una población de 193.565 israelíes, permanecerían bajo soberanía palestina.

En el intercambio de tierras, Israel transferiría territorio en tres regiones «para compensar el territorio que mantendría al anexionar esos asentamientos»: el área alrededor de la Franja de Gaza para conectar y ampliar la superficie palestina costera, tierras en el desierto de Judea, al suroeste del país, y el Valle de los Manantiales.

Por último, para garantizar la contigüidad palestina se construiría un corredor entre Cisjordania y la Franja de Gaza bajo administración del Estado árabe. «Los colonos israelíes tendrían la opción de permanecer en sus hogares como residentes permanentes del Estado palestino o reubicarse en Israel», reza el documento del proyecto.

Esto nos lleva directamente a «la clave» de la iniciativa de Beilin y Husseini: el estatus de residencia. «El objetivo es que los ciudadanos israelíes que residan permanentemente en el Estado palestino sean a su vez ciudadanos de Israel. Esto no les exonera, por supuesto, de cumplir las leyes palestinas. A cambio, el mismo número de palestinos tendría derecho a establecerse en Israel como residentes permanentes», explica David Villar a este periódico. De la misma manera, la Holy Land Confederation contempla que Jerusalén sea la capital de ambos Estados «con una zona abierta limitada a la ciudad vieja sin pasos fronterizos ni controles de aduanas».

Por otro lado, la iniciativa vuelve a erigir el asunto de los refugiados palestinos en uno de los principales a tratar, en la línea del Acuerdo de Ginebra. Desde la Nakba de 1948, cuando Israel completó la expulsión de más de 700.000 palestinos de sus hogares, se calcula que la población de refugiados ha crecido hasta los 5,5 millones y que estos están distribuidos a lo largo de Jordania, la Franja de Gaza, Cisjordania, Líbano y Siria.

Israel ha prohibido el regreso de estos refugiados a aquellos lugares que tanto ellos como sus antepasados dejaron atrás. Con la solución planteada por la Holy Land Confederation y la reorganización territorial que propone, todos tendrían derecho a establecerse en el Estado palestino e incluso en Israel.

«Las decisiones sobre los refugiados que se establezcan en Israel las tomaría el Estado palestino, sujetas a la discreción soberana de Israel respecto a cada refugiado. Como norma, los refugiados palestinos deberían participar en el proceso de toma de decisiones para determinar su lugar de residencia permanente. Entre quienes deseen establecerse en Israel, se debería dar prioridad a los refugiados supervivientes de 1948 y a sus familiares directos«, se expone en uno de los puntos de la iniciativa.

Todo esto en cuanto al ámbito territorial y el estatus de residencia, pero la iniciativa de Beilin y Huisseini también se refiere a la implantación de un nuevo acuerdo económico confederal y de libre comercio entre Israel y Palestina, o al establecimiento de un sistema judicial independiente aunque colaborativo.

El problema de la seguridad

La Holy Land Confederation aborda uno de los aspectos más delicados de Oriente Próximo: la seguridad. En otro de los apartados del proyecto se dice lo siguiente:

«En vista de su mayor experiencia y capacidad en este ámbito, Israel podría, al menos en una primera etapa, con la participación de terceros, desempeñar el papel principal en la respuesta a las amenazas externas a la seguridad, con un grado definido de participación palestina e internacional. Esto también ahorrará a Palestina, en la etapa crítica de la construcción del Estado, la mayor parte de los costos asociados con el mantenimiento de un ejército».

De esta propuesta pueden llegar a surgir algunos problemas. Primero —obviando los posiciones más extremistas que creen que la simple existencia de Palestina es una amenaza—, Israel considera que su país no va a estar seguro al menos mientras exista Hamás y la realidad es que Hamás, aunque sea un grupo terrorista, representa el mayor poder militar de la actual Palestina. Segundo, existe el riesgo de que durante un tiempo Israel, cuyas capacidades castrenses son inmensas, tutele militarmente a Palestina, algo a lo que siempre se ha resistido la parte árabe.

«Puede que al principio se dé esta situación, pero la Autoridad Nacional Palestina también tiene fuerzas de seguridad, que, de hecho, están consideradas represoras en encuestas como las del Centro Palestino porque ven que controlan el territorio junto a Israel. Lo que habría que hacer es aumentar todas las fuerzas que dependen de la Autoridad Nacional Palestina», defiende el profesor de la UCM.

La unidad política de Cisjordania y Gaza

El conflicto más evidente es el que mantienen Israel y Hamás, pero en la configuración de un futurible Estado de Palestina no hay que obviar las propias desavenencias que mantienen Hamás y la Autoridad Nacional Palestina. El primero gobierna la Franja desde las últimas elecciones de 2006; la segunda decide en Cisjordania.

En este sentido, el escenario que plantea la Holy Land Confederation, que tiene un periodo de implementación de unos tres años, es la unidad política de ambos territorios y para ello parece muy importante la figura de Marwan Barghouti, histórico líder de Fatah que cumple en Israel cinco cadenas perpetuas desde 2004 tras ser condenado por asesinar a cinco ciudadanos hebreos.

«Barghouti es uno los presos de alto calado que Hamás quiere que Israel libere [en el acuerdo firmado este jueves]. Le llaman el Nelson Mandela palestino porque parece el único capaz de unificar las facciones», explica Villar.

«Se habla mucho, pero se sabe muy poco»

Es curioso que apenas se haya escuchado a los líderes internacionales mentar la Holy Land Confederation cuando es, seguramente, «la única solución realmente viable a pesar de las evidentes dificultades». El profesor David Villar lamenta que «sobre Israel y Palestina se habla mucho en función de los intereses, pero de la realidad se sabe muy poco».

«El rédito que tienen tanto Beilin como Huisseini es enorme. Beilin fue el arquitecto de los Acuerdos de Oslo. Ahora, ¿esto se tiene en cuenta? Lamentablemente, no. Es lo verdaderamente dramático: salvo israelíes y palestinos, y tal vez algunas organizaciones, el resto no tiene una preocupación real sobre este asunto sino que todo está utilizándose en función de sus de sus intereses. De ahí que no estén hablando de este proyecto, que es el único que tiene en cuenta la realidad actual«, lamenta.

Eso sí, de la realidad actual también se desprende que lo prioritario en estos instantes es ir avanzando poco a poco en las fases del plan de paz propuesto por Donald Trump y firmado por Israel y Hamás. Solo más tarde, y más importante, solo si se crea un Estado palestino podrá abordarse de manera integral la Holy Land Confederation.

Related Articles