Publicado: noviembre 20, 2025, 12:11 pm
Indígenas que protestaron durante las negociaciones climáticas de la ONU en Brasil lo mencionaron entre sus principales quejas: un proyecto ferroviario de más de 900 kilómetros de extensión que atravesaría la selva amazónica.
Para los agricultores, el Ferrogrão representaría una revolución logística.
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Los críticos ven otro proyecto de infraestructura descomunal que amenaza la Amazonía y socava el compromiso declarado del presidente Luiz Inácio Lula da Silva con el medio ambiente y la causa indígena.
¿Cuál es la idea detrás del Ferrogrão?
Brasil es el mayor exportador mundial de soja y maíz, gran parte de los cuales se producen en el estado central de Mato Grosso.
Actualmente, esta carga viaja largas distancias en camiones hasta los puertos marítimos del sur o los puertos fluviales del norte.
Durante más de una década, los gobiernos brasileños han intentado impulsar un ferrocarril de 933 kilómetros que conectaría la ciudad de Sinop en Mato Grosso con el puerto fluvial norteño de Miritituba, en el estado de Pará.
Desde allí, los cereales y leguminosas pueden llegar al río Amazonas y al océano Atlántico.
¿Qué dicen los defensores del proyecto?
Elisangela Pereira Lopes, asesora técnica de la CNA, principal organización de productores agropecuarios de Brasil, dijo a la AFP que el ferrocarril es «esencial para garantizar la competitividad de la agroindustria brasileña».
Mato Grosso, responsable de aproximadamente el 32% de la producción nacional de granos, «necesita una ruta logística más eficiente para mantener el ritmo del crecimiento del sector», subrayó.
Lopes afirmó que se espera que el ferrocarril reduzca el costo logístico de las exportaciones de granos hasta en un 40%, además de disminuir el tráfico vial y las emisiones de carbono asociadas.
¿Qué dicen los críticos?
Mariel Nakane, del Instituto Socioambiental (ISA), dijo a la AFP que el ferrocarril impactará tierras indígenas e impulsará la deforestación y el acaparamiento de tierras.
Agregó que el cambio realizado por la agroindustria en la última década para exportar sus productos a menor costo a través de los puertos fluviales del norte ya transformó el río Tapajós, sobre el cual se ubica el puerto de Miritituba.
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«Las comunidades ribereñas están siendo expulsadas», lamentó. «Ya no pueden pescar en algunas regiones porque ahora solo hay puertos y este tráfico de barcazas. Son atropellados por las barcazas».
Nakane dijo que la construcción del Ferrogrão busca aumentar cinco veces el volumen de mercaderías transportadas en esa ruta.
La experta teme, por otro lado, que el descontrol reine en áreas ya vulnerables a la deforestación.
Señaló que los procedimientos de licencias actuales de Brasil no son suficientes para proteger la selva y sus habitantes.
Nakane apuntó a otros proyectos controvertidos, como la exploración petrolera cerca de la desembocadura del Amazonas -que comenzó en octubre- y los planes para pavimentar la BR-319, una carretera importante en la selva.
«Es muy fácil para el gobierno afirmar que está comprometido con la agenda climática, pero ocultar bajo la alfombra estos proyectos controvertidos», afirmó.
¿Por qué surgió esto durante la COP30 del clima?
Con los ojos del mundo puestos en Belém, donde se celebra la COP30 del cambio climático, las comunidades indígenas han buscado atraer la atención hacia sus reclamos, como el Ferrogrão.
Los manifestantes también están furiosos por un decreto firmado por el izquierdista Lula en agosto que establece los principales ríos amazónicos, incluido el Tapajós, como prioridades para la navegación de carga y la expansión portuaria privada.
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«No lo permitiremos porque es nuestro hogar, nuestro río, nuestra selva», dijo la líder indígena Alessandra Korap, del pueblo Munduruku.
«El río es la madre de los peces».
¿En qué punto se encuentra el proyecto?
La agencia ambiental brasileña Ibama dijo a la AFP en un comunicado que «el proceso de licenciamiento del ferrocarril Ferrogrão está en etapa inicial, con la evaluación de su viabilidad ambiental».
Ese proceso fue suspendido en 2021 por el juez de la corte suprema Alexandre de Moraes mientras el tribunal consideraba una impugnación sobre la constitucionalidad de los planes de alterar los límites de un parque nacional para construir el ferrocarril.
Moraes permitió que el caso se reanudara en 2023, y la corte comenzó a examinarlo nuevamente el mes pasado.
Moraes, una figura influyente en Brasil que ha liderado personalmente varias investigaciones importantes, votó a favor de que el proyecto siguiera adelante.
Sin embargo, las audiencias están actualmente en pausa después de que otro juez solicitara más tiempo para analizar el caso.



