Publicado: mayo 28, 2025, 9:19 am
Dos opiniones enfrentadas. ¿Es un acercamiento, una forma de tender la mano para que de verdad exista una reconciliación que deje atrás de una vez por todas la idea de que los hermanos no se llevan bien, o, por el contrario, es un auténtico desplante, saltándose al agraviado para intentar ganarse, sin embargo, a sus hijos? El último gesto que ha tenido el rey Federico X de Dinamarca con su hermano, el prÃncipe JoaquÃn, o, mejor dicho, con dos de sus hijos, ha levantado un pequeño debate en el paÃs escandinavo en torno a la institución y sus tramoyas.
El dÃa de su 57º cumpleaños, este pasado lunes 26 de mayo, el monarca danés ha aprovechado su posición para acercar posturas con su hermano pequeño, en un acto que ha sido publicado por la familia real danesa a través de su Instagram y en la que los comentarios dejan claro que la mayorÃa de los ciudadanos que apoyan a la corona están a favor de esta pacificación, si bien también puede entreverse como la confirmación de una crisis fraternal que se lleva fraguando desde hace ya varios años.
Para entenderlo, quizá se podrÃa hacer un paralelismo sencillo con la corona británica y lo ocurrido hace un lustro con el prÃncipe Harry y Meghan Markle, que de hecho son muy buenos amigos del prÃncipe JoaquÃn e incluso ha asistido con ellos a los Juegos Invictus. La razón es que nunca se han sentido con importancia en sus respectivas monarquÃas, sino como un repuesto. Y mientras que para los duques de Sussex la gota que colmó el vaso fue un comentario racista y la falta de seguridad ante los paparazzis, para el prÃncipe JoaquÃn fue una decisión radical tomada por su madre.
Fue en septiembre de 2022 cuando la reina Margarita II de Dinamarca, que acabarÃa abdicando en favor de su primogénito un par de años después, ordenó que a partir del 1 de enero de 2023 les fueran revocados a cuatro de sus nietos —es decir, a los tres hijos y una hija del prÃncipe JoaquÃn, que ha sido padre con dos esposas—, los tÃtulos de prÃncipes y princesa, con el objetivo de reducir el coste que suponÃa para la familia real el coste de mantener a todos sus miembros, ostentando únicamente desde entonces los tÃtulos de condes o condesa de Monpezat.
El prÃncipe JoaquÃn y su segunda esposa, Marie de Dinamarca, no se tomaron nada bien la noticia y, aunque ya vivÃan fuera del paÃs, pero en Europa, decidieron cruzar el Atlántico e instalarse en Washington, donde consiguió un trabajo de enlace diplomático en la embajada —lo que ha hecho que tenga sus más y sus menos con las polÃticas de Donald Trump para con Groenlandia—. Desde entonces las tiranteces son más que evidentes, con JoaquÃn apenas pisando Dinamarca, ni siquiera cuando operaron a su madre, y afirmando públicamente en entrevistas y documentales que su relación con su hermano, con quien se decÃa que eran uña y carne, es ahora mucho más complicada.
De ahà que, ya en el presente, sea tal la importancia del último gesto de Federico X este pasado lunes antes de un almuerzo festivo en el Palacio de Amalienborg. El monarca ha honrado a los dos hijos mayores de su hermano, Nicolás y Félix, los cuales tuvo con su primera esposa, la condesa Alejandra de Frederiksborg, con una de las condecoraciones más importantes del paÃs escandinavo: la Gran Cruz de la Orden de Dannebrog, una orden de caballerÃa danesa que fue creada en 1671 por el rey Cristián V.
Se trata, además, del segundo nivel más alto de la susodicha orden, entregándose solamente por servicios destacados. O lo que es lo mismo: Federico X considera que el conde Nicolás y el conde Féliz de Montpezat siguen siendo figuras representativas de la familia real. Con su nombramiento, además, reciben el derecho a tener su propio escudo de caballero, el cual será colgado en la Capilla de los Caballeros del Castillo de Frederiksborg, en Hillerød.
El simbólico gesto con dos de sus sobrinos, para la prensa local, es una clara manifestación del monarca de tender puentes con su hermano. Si no se lo ha concedido al conde Enrique y a la condesa Atenea de Montpezat, los otros dos hijos del prÃncipe JoaquÃn con su segunda esposa, es porque todavÃa son menores de edad, pero la intención del rey es la de estrechar los lazos familiares. Aun asÃ, será muy difÃcil que se dé una reconciliación completa, dada la decepción que siente JoaquÃn para con la institución, ya que su madre también redujo su papel oficial al mÃnimo.
Lo curioso, para muchos, es que Federico X no le haya hecho entrega de la cruz, esmaltada en blanco y rojo, a su propio hermano, saltándose una generación, asà como también se ha visto con reticencia que el acto haya tenido lugar de forma privada y que haya sido anunciado a través de las redes sociales, por más que signifique que los condes Nicolás y Félix vuelven a ocupar un lugar especÃfico dentro de la monarquÃa. AsÃ, el debate está servido, aunque las opiniones no son excluyentes: puede haber sido un buen gesto de Federico X para la reconciliación y, aun asÃ, ser poco para lo agraviado que se sintió su hermano, el prÃncipe JoaquÃn.