Publicado: diciembre 11, 2025, 12:49 pm
La consejera delegada de i-DE, distribuidora del grupo Iberdrola en España, Eva Mancera, ha destacado este miércoles, en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid, el papel de las redes eléctricas en la transición energética y cómo la digitalización y la tecnología están cambiando la forma de operarlas.
El crecimiento de un país no puede entenderse sin una red eléctrica acorde al tiempo actual. Nuevas industrias, pero también la movilidad eléctrica, la bomba de calor, el autoconsumo… en definitiva, un país descarbonizado y electrificado necesita tener como base una red eléctrica robusta, segura y flexible.
Cada vez son más los casos que indican que la red eléctrica española está saturada, algo que refleja un reciente informe de Deloitte, con datos de Aelec, en el que se señala que en España durante 2024 se registraron solicitudes de acceso y conexión de demanda a la red de distribución eléctrica por más de 60 GW. De toda esta magnitud, se concedió únicamente menos de un 10%, lo que significa que su correspondiente volumen de inversión fue restringido o retrasado. También lo demuestran los mapas de capacidad, publicados por primera vez el pasado septiembre y actualizados recientemente a principios de diciembre, donde se muestra que el 88% de los nudos en España están saturados.
“Por contextualizar estas cifras, la potencia actualmente contratada en España asciende a 178.000 MW, por lo que en 2024 se registraron solicitudes equivalentes a casi un 40% del total del que se dispone actualmente, evidenciando un gran apetito por demanda eléctrica de calidad” ha mostrado Mancera. En este sentido la máxima responsable de i-DE ha querido resaltar que “cada cliente que recibe un no ante una petición de conexión es un nuevo parón a la transición energética”.
Para poder frenar esta situación y avanzar en la transición energética incide en “una inversión acorde a los países de nuestro entorno que equipare las primas de riesgo asociadas”, ha afirmado Mancera. Por su parte, la propuesta de la CNMC para la retribución de las redes eléctricas para el periodo 2026-2031 ha encendido las alarmas en el sector industrial y de la promoción de vivienda. La tasa propuesta del 6,58% se sitúa muy por debajo de los niveles europeos, lo que compromete la inversión en redes eléctricas y por lo tanto la electrificación y el desarrollo económico del país (Alemania la tiene fijada en el 7,1%, mientras que la de Francia se sitúa en el 7%).
España cuenta con una de las redes más extensas de Europa y más de 30 millones de clientes, y se sitúa en la cola en retribución por cliente (176 €/cliente frente a 429 € en Alemania y 409 € en Francia). Mancera destaca que, sin embargo, se quiere reducir aún más la retribución, «reduciendo el atractivo inversor cuando se necesita triplicar el ritmo de inversión para cumplir los objetivos climáticos y la mayoría de los países europeos lanza ambiciosos proyectos de electrificación». La propuesta de tasa de remuneración ha sido tildado por algunos analistas financieros e inversores como «decepcionante».
Fenómenos meteorológicos extremos
Los fenómenos meteorológicos extremos suponen un incremento de costes económicos elevados, con gastos adicionales en OPEX e, incluso, pérdidas de activos por decenas de millones de euros. Los costes de operación han de ser suficientes para, en estas circunstancias, poder devolver el suministro a la población en el menor tiempo posible y la realidad actual hace que una sola reposición de suministro pueda llevarse el margen de muchísimos años.
Mancera ha destacado que los efectos de la DANA —asoló Valencia hace un año— o el apagón del 28 de abril de 2025 —dejó sin luz a millones de personas en España y Portugal durante horas— evidenció la relevancia y cada vez más criticidad del sistema eléctrico para el sistema productivo y el bienestar de los ciudadanos. Insiste en que la «transición energética» ofrece enormes ventajas a los ciudadanos en términos de descarbonización y seguridad energética, a la vez que exige una red robusta, digitalizada y flexible.
Unas «redes digitales» y «robustas» facilitan la integración de renovables, apoyan la electrificación y garantizan la seguridad operativa ante escenarios de alta generación variable. “La digitalización de la red, la modernización de las infraestructuras, contar con telecomunicaciones avanzadas y sistemas de back-up, así como la creciente aplicación de la Inteligencia Artificial permiten operar la red con mayor fiabilidad, así como disponer de mayor capacidad e inmediatez en la reposición del suministro ante eventos extremos o inesperados. Además, facilitan el acceso al cliente a herramientas y utilidades que le mantengan en todo momento informado”, ha explicado Mancera.
Por ello, indica que que la digitalización no puede verse «como un gasto», si no como un beneficio y como algo absolutamente «necesario», que no puede analizarse a corto plazo si no como un medio para generar beneficios a largo plazo.
El día de la DANA, i-DE logró reponer el 95% del servicio en menos de 72 horas, minimizando el impacto en los usuarios: esto fue fundamentalmente gracias a la digitalización existente de la red y a los sistemas de monitorización en tiempo real. Sin embargo, el coste económico fue elevado, con gastos adicionales en OPEX y pérdidas de activos por decenas de millones de euros, que bajo la nueva metodología tendrían un impacto mucho más acusado y podrían lastrar futuras respuestas.
En la misma línea, Mancera considera que la reposición del suministro tras el apagón fue realizada por todo el sistema en un tiempo mucho menor que el de otros precedentes europeos, gracias a la digitalización y las capacidades operativas de las distribuidoras fue clave para ello.
La actual propuesta regulatoria de la CNMC propone recortar los costes reconocidos de operación y mantenimiento a las distribuidoras, algo que destaca puede contribuir a «precarizar el sector» y no facilitar disponer del músculo necesario para que las distribuidoras puedan responder con garantías a la sociedad en situaciones extremas.
Tras la DANA, Iberdrola presentó en Valencia el proyecto il-lumina que, con una inversión de 100 millones de euros está rediseñando la red eléctrica de distribución afectada incorporando medidas de resiliencia mediante cambios de diseño de las infraestructuras, así como el uso de los últimos estándares de digitalización lo que va a permitir contar con una red más robusta y preparada para posibles fenómenos adversos futuros. Recientemente la compañía ha informado que el proyecto ha alcanzado el 70% de ejecución y que alcanzará el 90% a final de año para finalizar a lo largo de 2026, lo que dejará instalada una red eléctrica del futuro en la zona afectada por la DANA.
