Publicado: julio 9, 2025, 4:29 am
México está en una condición crítica de disponibilidad de energía eléctrica, solo que, a diferencia de lo ocurrido en el 2024, ahora ya no lo sabemos tan fácilmente porque esta información está escondida detrás del pretexto favorito de la seguridad nacional.
Gracias a la información de Roberto Mercado, socio de la consultora energética Epscon, hoy sabemos que las reservas del Sistema Eléctrico Nacional se encuentran por debajo de 6% de la capacidad de suministro, que es un nivel crítico.
Ya estuvimos en crisis el año pasado, de hecho, se presentaron apagones en diferentes puntos del país y la solución del régimen fue limitar la información a partir del 2023 y para el 2024 el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) decidió ya no dar a conocer el Margen de Reserva Operativa con el argumento de la seguridad nacional.
No es seguridad, es opacidad, que es una de las características del régimen. Pero eso no evita apagones.
En mayo del año pasado se declaró la alerta en, por lo menos, cuatro ocasiones. El 7 de mayo del 2024 se presentaron apagones en al menos 21 entidades del país y ahí se destapó la realidad de la emergencia operativa, que se mantuvo por tres días consecutivos.
Después de un ligero repunte, una vez más el 17 de mayo se declararon dos emergencias más en un solo día.
Esto fue consecuencia del calor extremo del 2024, que este año se ha paliado con una temporada de lluvias más copiosa, pero también de esa visión torcida de monopolizar una industria eléctrica que empezaba a encontrar equilibrios con la participación privada.
Este régimen entiende la soberanía energética como la recuperación de la burocracia estatal y no como la disponibilidad oportuna y suficiente de energía independientemente del capital que la genere. La electricidad es un producto industrial, pero el populismo ramplón no lo entiende.
Este año en México ha llovido más y se usa menos energía para paliar el calor, y la economía está al borde de la recesión, lo que limita muchas actividades productivas, pero no se puede apostar a eso para que alcance la energía eléctrica.
El cambio en la política gubernamental para privilegiar la operación improductiva de la Comisión Federal de Electricidad y ponerles trabas a las inversiones privadas sólo ha agravado los cuellos de botella que encuentran su máxima expresión en los apagones.
Pero, en realidad, la falta de disponibilidad energética, lo mismo electricidad que otros combustibles, lo que provoca es una caída en la competitividad en momentos en los que habría que facilitar las cosas ante el embate arancelario.
Y no es una especulación, de hecho, el Cenace pide al sector industrial que reduzca su consumo eléctrico en esta canícula, especialmente en el norte del país, para evitar apagones.
Lo hace cuando la economía ya se enfila a una recesión, con tres meses consecutivos de pérdida de empleos, con revisiones cercanas al cero en las previsiones de crecimiento este año.
Ha sido el sector industrial el que ha mostrado mayor resiliencia, por ejemplo, la industria automotriz y su récord semestral, y ahora resulta que si no es Trump será la falta de electricidad la que lo frene.
La falta de disponibilidad energética, lo mismo electricidad que otros combustibles, provoca una caída en la competitividad en momentos en los que se deberían facilitar las cosas.