Publicado: abril 24, 2025, 10:23 am
En el Salón del Automóvil de Shanghai, Audi presentó un coche, pero también una estrategia que ya anticipó en noviembre: una nueva marca. Y, entre líneas, una admisión.
Lo que se vio allí no fue otra variante de un Q algo o un A algo, fue el AUDI (que no ‘Audi’) E5 Sportback: un modelo 100% eléctrico, 100% nuevo, y sobre todo, 100% chino. Es el primer coche de una nueva marca sin aros, sin pretensión de universalidad, sin reverencias a Ingolstadt. Solo letras: AUDI, todo en mayúsculas. Solo China.
Lo primero que uno percibe es ruptura. Metafórica, y física: el stand de la marca en la feria se partió en dos, con sus distintos logos. Ya no es Audi adaptándose a China. Es Audi delegando su identidad para sobrevivir en el mercado que sostiene buena parte de su cuenta de resultados global. China representa el 40% de las ventas de Audi en el mundo. Lo que pasa allí no es un mercado externo. Es el corazón.
Y el corazón exige cirugía.
Una nueva marca para un viejo imperativo: complacer a China
El AUDI E5 Sportback es el primer modelo desarrollado junto a SAIC bajo la plataforma ADP (Advanced Digitized Platform). Esta arquitectura también formaliza una idea incómoda para Europa: que el futuro del coche no se diseña solo en Alemania, sino en tándem con lo que pide Pekín.
El coche tiene hasta 770 kilómetros de autonomía. Carga ultrarrápida (370 kilómetros en 10 minutos). Cuatro versiones, hasta 579 kW de potencia. Y un diseño que reinterpreta los códigos estéticos de Audi —los faros, la parrilla singleframe, las proporciones musculosas— desde una sensibilidad china, más fluida, más expresiva, más digital.
Martin Kraus, de AUDI, presentando el E5 Sportback. Imagen: Xataka.
Sin aros y en mayúsculas. Imagen: Xataka.
Imagen: Xataka.
Pero lo más potente no está en la hoja de características. Está en el gesto. Audi ha borrado los aros. Ha renunciado a su iconografía fundacional. Y con ello, ha enviado un mensaje: en China ya no basta con ser premium europeo. Hay que parecer local.
Más que diseño
La interfaz del E5, por cierto, es un espectáculo. Uno que tendrá detractores, pero un espectáculo al fin y al cabo. Pantalla 4K de 27 pulgadas de lado a lado (y hay que sumar los retrovisores digitales).
Asistente digital con rostro e IA emocional. Control de gestos, comandos naturales, reconocimiento facial. Un aire de ciencia ficción… que de alguna forma encaja como un guante en la idiosincrasia de la China moderna.
Imagen: Audi.
No es casual. El AUDI E5 no compite contra BMW y Mercedes. Eso es cosa de Audi. El AUDI compite contra Nio, Zeekr, Li Auto… Y para medirse con ellos, hay que hablar su idioma: tecnología fluida, servicios integrados, diseño emocional. “Vorsprung durch Technik” se ha reescrito como una experiencia sensorial, sensitiva, sensorializada.
Audi ha entendido —más tarde que pronto, quizás— que si en Europa el coche no es solo un vehículo, sino una prolongación de la identidad y un símbolo de status, en China, el coche tampoco es solo un vehículo: es una plataforma de servicios digitales, una declaración estética, un objeto relacional. Y hacia ahí camina con el E5.
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Consejo ofrecido por la marca
Un experimento y una interrogante
Esta marca nueva, sin aros, es también un laboratorio. Aquí se ensayan cosas que luego podrían llegar al resto del mundo. O no. Pero esa ambigüedad es parte del experimento.
¿Y si esta nueva AUDI fuese el primer paso hacia una estructura de marcas múltiples, con identidades adaptadas por región? ¿Y si China dejara de ser “un mercado más” para convertirse en el epicentro que emite las señales que el resto del mundo escucha?
De momento, Audi ya ha presentado algunos modelos adaptados al mercado chino en Shanghái. Todos con batalla extendida. Todos pensados para ese gusto local por el espacio trasero, por la comodidad, pero también por el gesto. A5L, Q5L, A6L e-tron… y este E5 Sportback, el primero 100% localizado. No son versiones locales, sino una rendición estética y comercial al pragmatismo chino. Es el mercado, amigo.
Una periodista local destacando el cambio de marca para su mercado nacional. Imagen: Xataka.
La gran pregunta aquí no es si el Audi E5 tendrá éxito en China o no. Eso es poco relevante. Lo importante es qué le hace a la marca a largo plazo. ¿Hasta qué punto puede Audi dividir su identidad —con aros en Europa, sin ellos en China— sin erosionar su coherencia? ¿Puede una misma marca jugar a dos lenguajes sin perderse en el intento?
Entre pureza y flexibilidad, Audi claramente ha optado por lo segundo. Por segmentar antes que por homogeneizar. Y por la adaptación radical antes que por defender sus símbolos.
Unos lo verán como una traición a una marca con más de un siglo de historia. Otros lo verán como la única vía para seguir siendo relevante. Elige tu propia aventura.
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China no es destino, es origen
En Shanghái quedó claro: para Audi, China ya no es el mercado del futuro. Es el presente que manda. Es el presente que define. Y el E5 Sportback, con su nombre sin historia, su diseño sin aros y su software nacido de la cooperación, es una señal clara de hacia dónde se inclina la balanza del poder automovilístico.
Audi no está sola en este giro y seguramente en los próximos años veamos a otros hacer movimientos que dejarán a este en simple anécdota. Pero sí ha sido la primera en hacerlo con tanta transparencia.
Ya no se trata de adaptar modelos globales a China. Se trata de concebir marcas desde China para el mundo.
Los Audi internacionales, separados físicamente de la zona de AUDI, mantienen sus cuatro aros y el nombre con minúsculas, pero en China la dirección es hacia un futuro 100%n AUDI. Imagen: Xataka.
Cuando eso ocurre, ya no hablamos de coches, sino de hegemonía cultural. Occidente ha marcado el camino desde hace décadas. Con sus marcas, sus mitos y sus interfaces. Volante a la izquierda, animaciones del software, lógica del diseño. Todo emanaba desde ahí. Todo el mundo consumía lo que ellos definían como deseable y moderno.
Pero el flujo empieza a invertirse.
El AUDI A5 Sportback –y sobre todo, lo que representa– es una grieta en esa narrativa. Por primera vez, un fabricante europeo, y de los gordos, no exporta su cultura sino que la suspende. Renuncia a un emblema que le acompaña desde hace casi cien años, deja en pausa sus códigos visuales y acepta que el futuro también se diseña en otro lugar.
Y ese lugar se llama China.
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La noticia
En China, los legendarios cuatro aros de Audi han desaparecido: su logo ahora es un simple AUDI en mayúsculas
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Lacort
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