Publicado: junio 26, 2025, 8:30 am
Golazos y tormentas -que han detenido o retrasado partidos- al margen, puede ser, hasta el momento, la imagen de este Mundial de Clubes. Desagradable, eso sí. Y con protagonismo de un exjugador del Sevilla, como es Marcos Acuña. El lateral izquierdo argentino, nada más finalizar el encuentro de esta pasada madrugada ante el Inter de Milán, tuvo que ser agarrado y tirado al suelo literalmente por varios compañeros y por algunos jugadores del conjunto italiano para evitar que se peleara con Dumfries, el lateral derecho del equipo interista. Con el 1-0 en el marcador, todo comenzó ya en el tramo final del partido, cuando Acuña, en una protesta, tiene sus más y sus menos con el banquillo del Inter y su nuevo entrenador, el rumano Cristian Chivu. En ese momento, uno de los jugadores del equipo italiano que más cerca se encuentra es el propio Dumfries, que aparece en la escena tratando de calmar al exjugador del Sevilla. Pero lo que hizo el futbolista holandés fue justamente lo contrario, calentar y enfadar más a Acuña, que al final con quien la tuvo realmente fue precisamente con Dumfries. Y de ahí, que sería el minuto 84 aproximadamente, al final del partido, con el choque sentenciado con el 2 a 0 definitivo con el tanto de Bastoni en el descuento, Acuña y Dumfries se dijeron absolutamente de todo, citándose para cuando acabara el partido bien dentro del terreno de juego, o bien en los vestuarios. Las cámaras de la retransmisión los buscaban y otros jugadores y los técnicos de ambos equipos los buscaban para que no ocurriera nada al final del encuentro. Fue tras el pitido final cuando Chivu salió como una exhalación en busca de Acuña y Dumfries, y también llegó rápido Armani, el portero del River, aunque al jugador holandés se lo llevó otro compañero rápido para los vestuarios. Entre el técnico rumano, el portero argentino, el excentral del Betis Pezzella y el jugador interista Barella frenaron a Acuña y tiraron literalmente al suelo al exjugador del Sevilla para calmarlo del todo. Se formó un revuelo, que no llegó a tangana entre los jugadores de los dos equipos, y el asunto finalizó sin lamentar males mayores.
