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El psiquiatra que metió el Universo en una cáscara de nuez: cómo los hemisferios cerebrales conformaron el mundo occidental

Publicado: noviembre 3, 2025, 1:23 am

El psiquiatra que metió el Universo en una cáscara de nuez: cómo los hemisferios cerebrales conformaron el mundo occidental

Un día, hacia 1990, alguien le pidió a John Cutting que impartiera un seminario en el Maudsley Hospital de Londres. Cutting era un psiquiatra reconocido, con una amplia experiencia clínica y que daba decenas de charlas cada año; pero no sabía muy bien sobre qué hablar. Así que reunió unas notas sobre el hemisferio derecho y su relación con los trastornos psiquiátricos. Lo relevante, decía, no era ‘qué’ hace cada hemisferio, sino ‘cómo’ ve el mundo cada uno.

Nadie podía imaginarlo, pero para un joven residente había empezado la tarea de su vida.

Aunque la historia empieza un poco antes

Cuando Roger Sperry llegó a Pasadena en 1954 estaba un poco frustrado. Tenía 40 años y un maravilloso futuro que se le estaba escapando entre las manos. En menos de dos años había sido profesor en la Universidad de Chicago, jefe de Enfermedades Neurológicas y Ceguera de los Institutos Nacionales de la Salud en Maryland y una pieza clave del laboratorio de ciencias marinas de la Universidad de Miami. 

Pero entre retrasos, recortes presupuestarios y luchas de poder, nadie le había ofrecido algo estable. Es verdad que el Caltech le había ofrecido un puesto con potencial, pero ¿cuántas veces había pasado lo mismo y, finalmente, había quedado en nada? 

Todo cambió cuando conoció a W.J.

W.J. era un paciente del hospital White Memorial. Allí, a principios de la década 1960, un alumno del CalTech, Joseph Bogen, había empezado a hacer comisurotomías para tratar epilepsias especialmente complicadas. Lo curioso de esa intervención que ‘separaba’ quirúrgicamente los dos hemisferios no era que funcionase (y mejorara la clínica de los pacientes con la enfermedad) sino que en el día a día, las debilidades cognitivas y funcionales de los pacientes con cerebro dividido no son fácilmente distinguibles de las de una persona normal.

El cerebro dividido

Maxim Berg Vlfzjsgcu9c Unsplash

Maxim Berg

Los déficits de los pacientes solo se hacían evidentes bajo pruebas neuropsicológicas especializadas e investigar el motivo de ello fue una tarea larga y compleja que le valió a Sperry el nobel de medicina de 1981. Una década más tarde, John Cutting estaba dando una charla sobre las implicaciones psiquiátricas todo esto. 

En el auditorio, Iain McGilchrist estaba atónito. En el 75, a este joven británico le había tocado la «lotería»: una de las becas en el All Soul College de Oxford y, poco más tarde, una plaza de profesor en el Departamento de Literatura de Oxford; siete años después, McGilchrist abandonó la academia decepcionado con el enfoque «descarnado» de la crítica literaria

Y empezó a estudiar medicina. Primero el grado en Southampton y, más tarde, la especialdiad en psiquiatría en el Maudsley de Londres. Fue allí, fue entonces, cuando ‘The master and his emissary» (que publica ahora en español Capitán Swing) tomó forma. Solo necesitó 20 años más para llevarlo a cabo.  

Un libro sobre el cerebro…

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En ese colosal ensayo, McGilchrist explica que la visión pop de los hemisferios cerebrales (la idea de que uno se encarga de una cosa y otro de otra) es una simplificación temeraria. Los hemisferios esconden otra cosa: dos formas completas y coherentes de experimentar el mundo. Dos formas que, aquí está la calve, son incompatibles entre sí. 

El hemisferio derecho (por un lado) tiene predilección por lo abierto, lo contextual, lo encarnado: prioriza lo vivo, lo implícito, la ironía, la ambigüedad y las relaciones entre cosas. El hemisferio izquierdo (por el suyo) recorta, abstrae y fija: es excelente para procedimientos, para mecanismos; para descomponer problemas, explicitarlos y controlarlos. 

Lo interesante (y lo importante) es que McGilchrist insiste en que, en realidad. ambos hemisferios participan en casi todo: lo que cambia es cómo se relacionan con la realidad. Son dos personas (dos estilos de atención) cuya conversación da sentido a la civilización tal y como la conocemos

…pero un libro sobre muchas cosas más.

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Porque a lo largo de las 1000 páginas de ‘El maestro y su emisario’, McGilchrist nos lleva a un viaje alucinante a través de dos milenios de arte, ciencia y política como si fueran la historia de esa conversación. Hay épocas en las que ambas formas de pensar conviven en armonía (como el Renacimiento); mientras hay otras épocas en las que uno u otro de los estilos se impone sobre el resto. 

Es un libro voraz, salvaje. Un libro que quiere atraparlo todo, que quiere dar cuenta de todo, que quiere captar el ‘zeitgeist’ de cada una de las épocas de la humanidad.

Hoy por hoy, según el psiquiatra británico, vivimos una época dominada por el hemisferio izquierdo.

¿Puede una teoría del cerebro explicar el mundo actual?

La apuesta es arriesgada, ambiciosa y muy polémica. Desde que se publicó la primera versión del libro, en 2009, las críticas no han parado de llegar.  Desde las extrapolaciones injustificadas de la evidencia neuropsicológica disponible a cierto «cherry-picking» en arte, filosofía y política para que la narración encaje perfectamente. 

Sin embargo, creo que todas esas críticas (pese a ser certeras), yerran el tiro. La fuerza de ‘El maestro y su emisario’ no está en la evidencia que lo sostiene, está en la potencia de sus metáforas. Y una metáfora es, lo sabemos bien, poco más que una linterna. 

Algo que, por muchas zonas de sombra que deje, seguimos necesitando para ver en la oscuridad. 

Y, en este caso, su metáfora es más necesaria que nunca. Es justo lo que necesitamos para entender algo que, como buen experto en literatura, McGilchrist también sabe. Que podemos estar encerrados en una cáscara de nuez y considerarnos reyes del espacio infinito. ¿Quién iba a decirnos que cuando Hamlet decía esto estaba hablando de nuestro propio cerebro?

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La noticia

El psiquiatra que metió el Universo en una cáscara de nuez: cómo los hemisferios cerebrales conformaron el mundo occidental

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Javier Jiménez

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