Publicado: noviembre 21, 2025, 7:23 am
World, el ambicioso proyecto de Sam Altman para verificar la identidad humana mediante escaneos de iris, ha conseguido registrar a 17,5 millones de personas desde su lanzamiento público en 2023. Una cifra que, si bien puede parecer impresionante, apenas representa el 2% de su objetivo inicial de mil millones de usuarios.
Una promesa. La idea de Altman era crear una red global de identidad digital verificada mediante biometría ocular. Para ello, los usuarios tienen que presentarse ante un dispositivo esférico llamado Orb que escanea sus iris y genera un código digital único, el World ID. A cambio, pueden acceder a una aplicación con diversos servicios mientras también reciben tokens de la criptomoneda Worldcoin, que actualmente vale unos 60 céntimos de euro por unidad.
«Está creando la enfermedad, pero también quiere crear la cura», afirmaba un exempleado de la compañía al medio Business Insider.
Regulación. El proyecto ha topado con una muralla de rechazo institucional. Tal y como comparte el medio, España, Hong Kong, Portugal, Indonesia, Alemania y Brasil han impuesto vetos, suspensiones u órdenes cautelares, mientras que en Kenia se prohibió un mes después del lanzamiento. Las autoridades alemanas concluyeron el año pasado que las medidas de protección de datos «no serían suficientes para implementar un nivel de seguridad apropiado frente a ciberdelincuentes o atacantes estatales».
En octubre, Filipinas emitió una orden de cese, Colombia ordenó detener operaciones y borrar datos, y Tailandia realizó redadas arrestando a sospechosos por operar un negocio de activos digitales sin licencia, según Business Insider. Por otro lado, el Ministerio de Seguridad del Estado chino advirtió que recopilar datos de iris para criptomonedas podría representar una amenaza para la seguridad nacional.
Un modelo cuestionado. Más allá de las trabas legales, algunos expertos consultados por el medio han cuestionado la viabilidad del proyecto. Nick Maynard, vicepresidente de investigación fintech en Juniper Research aseguraba que «no veo un caso de uso definitivo que hayan resuelto y que vaya a generar tracción importante. Necesitan un propósito real para existir, y eso no está del todo claro todavía».
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La estructura corporativa también es compleja, pues Tools for Humanity (con sede en San Francisco y Múnich) desarrolla la tecnología; la World Foundation, desde las Islas Caimán, controla el proyecto; y World Assets Limited, en las Islas Vírgenes Británicas, gestiona la distribución de tokens. Por el momento, la compañía ha recaudado 240 millones de dólares de inversores como Andreessen Horowitz, Bain Capital y Khosla Ventures, con una valoración de 2.500 millones de dólares.
La estrategia de expansión. Según exempleados que han contactado con Business Insider, la compañía optó por una estrategia agresiva de crecimiento en mercados emergentes, priorizando países donde la promesa de criptomonedas gratuitas generaba tracción entre poblaciones vulnerables económicamente. En México, los operadores locales debían cubrir la mayoría de costes de los locales de escaneo, aunque Tools for Humanity pagaba el alquiler durante un año. En Argentina, organizadores externos llegaron a enviar autobuses con personas que viajaban para escanearse a cambio de dinero.

Imagen: World
Luis Ruben De Valadéz, que trabajó como jefe de operaciones en México, comentaba al medio que tuvo que reunir unos 100.000 pesos mexicanos (unos 4.705,75 euros al cambio) de familiares y amigos para abrir siete tiendas en Ciudad de México. Tal y como compartía, los operadores independientes cobraban por comisión en Worldcoin, y era habitual que surgieran casas de cambio cerca de las estaciones de Orbs donde los usuarios cambiaban inmediatamente sus tokens para obtener el efectivo.
El dilema de la monetización. La compañía no cobra a los usuarios por acceder a sus plataformas, y su CEO Alex Blania ha prometido que no se convertirán en intermediarios de datos. Según se conoce, la compañía obtiene ingresos por tarifas de verificación (World ID fees) cuando aplicaciones externas usan sus servicios. También obtienen ingresos a través de un programa que permite alquilar o comprar Orbs propios, y por comisiones de procesamiento en su blockchain World Chain.
Sin embargo, un exempleado revelaba al medio que la compañía expresó dudas sobre si estas tarifas generarían beneficios por sí solas, indicando que el futuro financiero dependería sobre todo de que siga fluyendo capital por parte de los inversores. «Tengo problemas para verlo como un negocio. No hay un incentivo para comprar o arrendar un Orb más allá de ganar dinero escaneando montones de ojos, y para los usuarios es obtener más monedas», comentaba Martha Bennett, vicepresidenta y analista principal en Forrester, a Business Insider.
Apuesta por las alianzas. Para acelerar el crecimiento, World anunció asociaciones con empresas ya establecidas. Hay un programa piloto con Match Group para verificar usuarios de Tinder en Japón, y acuerdos con Stripe, Visa y la compañía de gaming Razer. Según informó Semafor, Reddit también estuvo en conversaciones para usar sus servicios de verificación.
Nikhil Bhatia, profesor de finanzas en la Universidad del Sur de California y especializado en criptomonedas, comentaba a Business Insider que «es difícil juzgar algo que es una cripto con una capitalización de mercado de 2.000 millones como algo más que experimental o una moda pasajera. Worldcoin no es un contendiente de ninguna manera como moneda o activo frente al dólar o Bitcoin».
Y ahora qué. La compañía ha anunciado su intención de alcanzar 100 millones de registros durante el próximo año, según fuentes citadas por el New York Post. Pero el camino está plagado de interrogantes. Si continúa requiriendo que las personas se presenten físicamente en sus oficinas para escanear sus ojos, la escalabilidad podría resultar compleja. Y si persisten los problemas regulatorios en los mercados más poblados del mundo, más difícil lo tendrá la compañía aún.
World se enfrenta a algo común en muchos proyectos tecnológicos: con una visión futurista potente y capital de sobra, no parece tener un producto que resuelva un problema inmediato para la mayoría de usuarios ni un modelo de negocio claramente rentable. De momento falta convencer a mucha gente.
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La noticia
El proyecto biométrico de Sam Altman aspiraba a escanear mil millones de ojos. No ha llegado ni al 2%
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Antonio Vallejo
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