Publicado: abril 29, 2025, 3:24 am
Retrocedamos en el tiempo, no a las cavernas humeantes, sino a un laboratorio del siglo XVII de Hamburgo (Alemania). Ocupa una dependencia poco ventilada de una casa de entramado de madera, con paredes ennegrecidas por el hollín de incontables experimentos fallidos y salpicadas de manchas de origen desconocido. La luz natural se filtra con dificultad a través de pequeñas ventanas de vidrio emplomado, creando un ambiente penumbroso donde las sombras danzan al compás de las llamas vacilantes de una lámpara de aceite. El aire, denso y pesado, se encuentra impregnado de una peculiar mezcla de olores: el dulzor rancio de la orina en descomposición, el acre aroma de los ácidos, el metálico hedor de los crisoles y alambiques, y un… Ver Más