Publicado: abril 27, 2025, 6:23 am
El papa Francisco falleció a los 88 años tras casi doce años al frente de la Iglesia. Tras su muerte, se activó un protocolo muy riguroso en el Vaticano. Es el Cardenal Kevin Joseph Farrel, actual camarlengo desde 2019, es quien ha asumido la administración de la Iglesia de forma temporal durante este período de Sede Vacante. El objetivo es garantizar la continuidad administrativa sin tomar decisiones de largo alcance.
Será el cónclave quien decida quién será el próximo papa. Los cardenales menores de 80 años tendrán que reunirse en la Capilla Sixtina para unas jornadas de votación en las que se elegirá al pontífice que asumirá el máximo poder de la iglesia.
Se marca un plazo de 12-30 días tras la muerte del papa para que todos los cardenales llegue a la ciudad del Vaticano desde todas las partes del mundo para dar comienzo a este acto. Es ahí donde después de ser elegido un candidato como pontífice se le hace la gran pregunta: «Quomodo vis vocari?». Es decir, cómo quiere que le llamen durante su papado.
¿Por qué cambian su nombre los papas?
La costumbre de cambiar el nombre tras asumir este cargo se remonta al siglo VI. Fue el papa Juan II el primero en empezar con esta tradición. Su nombre de nacimiento era Mercurio, pero no se considerada apropiado para el líder de la Iglesia, por lo que tomó la decisión de ponerse Juan II.
Hay que recordar que Dios cambia el nombre de las personas a las que le da una misión en la Biblia. Por ejemplo, el caso de Simón que cambio su nombre a Pedro. Este acto habla de una transformación o un nuevo comienzo de la persona. Esto es algo que también ocurre con la elección del nuevo nombre de un papa, puesto que marca el inicio de una nueva etapa en su vida.
Cómo es el proceso de elección de un nombre
Los motivos para escoger un nombre pueden ser muy variados. Por ejemplo, algunos papas optan por honrar a santos que admiran, mientras que otros prefieren elegir uno para homenajear a sus predecesores. Cuando un cardenal es seleccionado como nuevo papa se le hace la pregunta de con qué nombre desea ser llamado. Es ahí cuando el pontífice tiene que anunciar el que ha decidido.
No existe una norma que guíe en la elección, sino que más bien es algo personal. En toda la historia el nombre más escogido ha sido Juan. Hasta 23 pontífices lo han elegido. También ha habido dos que se han saltado esta tradición y han estado al frente de la Iglesia con su nombre de nacimiento: Adriano VI y Marcelo II.
Estos son otros de los nombres más utilizados:
- Gregorio y Benedicto (16 veces).
- Clemente (14 veces).
- Inocencio y León (13 veces).
- Pío (12 veces).
Tras ellos, se encuentran Esteban, Urbano, Alejandro, Adriano, Pablo, Sixto, Martín, Nicolás, Celestino, Anastasio y Honorio. Como curiosidad, tan solo se han elegido una vez Cleto, Ceferino, Higinio, Lino, Romano, Sabiniano y Zacarías. Y por último, ningún papa se ha animado a utilizar el nombre de Pedro.
