Publicado: abril 3, 2025, 4:23 pm
Un estudio publicado en ‘ Nature Communications ‘ sugiere que el óxido nitroso, más conocido como «gas de la risa», podrÃa ser una alternativa rápida y efectiva para tratar la depresión resistente a los tratamientos convencionales. Investigadores de la Universidad de Chicago descubrieron que este anestésico activa circuitos cerebrales apagados por el estrés y mejora el estado de ánimo de forma rápida y duradera, incluso después de haber salido del organismo. Aproximadamente un tercio de los pacientes con depresión mayor no responde a los tratamientos tradicionales, una condición conocida como depresión resistente al tratamiento (TRD, por sus siglas en inglés). Además, los antidepresivos convencionales pueden tardar semanas en hacer efecto, lo que retrasa el alivio para quienes más lo necesitan. Buscando alternativas más rápidas, un equipo de cientÃficos liderado por Peter Nagele , de la Universidad de Chicago (EE.UU.), decidió investigar el potencial del óxido nitroso. «El óxido nitroso es el anestésico más antiguo que tenemos, se ha usado por más de 180 años en todo el mundo y, sin embargo, aún estamos descubriendo lo que puede hacer», explica Joseph Cichon, primer autor del estudio y profesor en la Universidad de Pensilvania. Los ensayos clÃnicos iniciales indicaron que una sola inhalación de óxido nitroso podÃa mejorar significativamente los sÃntomas de la depresión resistente. Para comprender mejor cómo ocurrÃa este efecto, Nagele y su equipo realizaron un estudio en el que analizaron la actividad cerebral antes, durante y después de la exposición al gas en modelos animales con estrés crónico, una condición que imita la depresión en humanos. Los resultados fueron sorprendentes. «Observamos mejoras significativas en los pacientes en cuestión de horas, y en algunos casos los efectos duraron hasta dos semanas», afirma Nagele. «Esto nos llevó a preguntarnos qué estaba ocurriendo en el cerebro para provocar este cambio tan rápido». Los cientÃficos habÃan asumido que tanto el óxido nitroso como la ketamina, otro anestésico con efectos antidepresivos rápidos, funcionaban bloqueando los receptores NMDA en las neuronas, responsables de procesos de aprendizaje y memoria. Sin embargo, esta teorÃa no explicaba por qué el óxido nitroso podÃa producir efectos duraderos cuando su presencia en el cuerpo desaparece en minutos. El estudio reveló un mecanismo diferente: el óxido nitroso reactiva neuronas en la corteza cingulada, una región clave en la regulación emocional. EspecÃficamente, actúa sobre las neuronas piramidales de la capa V (L5), que suelen estar inactivas en pacientes con depresión relacionada con el estrés. «Generalmente, en la depresión inducida por el estrés, estas neuronas están ‘apagadas’ tanto en ratones como en humanos», explica Nagele. «Lo que vimos en nuestros experimentos fue que el óxido nitroso reactivó selectivamente estas células, incluso después de que el gas habÃa abandonado el cuerpo». Este efecto ocurre gracias a la inhibición de los canales SK2 de potasio, que normalmente reducen la actividad neuronal. Al bloquear estos canales, el gas impide que las neuronas de la corteza cingulada se apaguen, permitiendo que el circuito cerebral recupere su dinamismo. «Este ‘desbloqueo’ neuronal parece ser clave en los efectos antidepresivos del óxido nitroso», añade Nagele. Estos hallazgos podrÃan cambiar la forma en que se tratan los trastornos depresivos en el futuro. «Lo que estamos viendo con el óxido nitroso sugiere que hay más de un camino para restaurar la actividad cerebral en la depresión», afirma Nagele. «Los receptores NMDA son importantes, pero este nuevo mecanismo nos muestra que hay otras maneras de reactivar los circuitos cerebrales afectados por la depresión». A pesar de los resultados alentadores, los investigadores advierten que aún se necesitan más estudios para determinar cuánto tiempo duran los efectos neurológicos y si pueden contribuir a una recuperación a largo plazo. El descubrimiento también abre la puerta a nuevas opciones terapéuticas. «Si podemos identificar los mecanismos exactos involucrados, podrÃamos desarrollar tratamientos más accesibles y de acción prolongada, sin necesidad de recurrir al gas inhalado», explica Nagele. En el futuro, esto podrÃa traducirse en nuevos fármacos que imiten el efecto del óxido nitroso sin requerir su administración en un entorno clÃnico.