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¿El futuro olímpico de kitesurf está asegurado?

Publicado: agosto 6, 2025, 6:55 am

Estoy sentada en un avión, de camino a una de las regatas más importantes del mundo, y me pregunto si hago lo correcto al escribir esto. Me presento, mi nombre es Julia Castro, se pronuncia Yulia, nací en el 94 en una isla en medio del Atlántico llamada Fuerteventura y en mi vida laboral me divido en dos: kitesurfista profesional y navaja suiza de los eventos deportivos, especialmente de vela. Yulia, ¿qué vienes a contarnos? Vengo a contarte la crónica de una muerte, posiblemente, anunciada (ojalá que no pero, a menos que se hagan cambios, tiene toda la pinta), con todas sus consecuencias. ¡Vamonos!, de perdidos al río. La vela es un deporte complicado, especialmente cuando ves barcos a lo lejos y nadie te explica lo que estás viendo y, en un intento de hacer que el deporte llegase a más gente, dio el gran paso de salir de la vela convencional y cambiar una disciplina olímpica de vela por el kite en los Juegos Olímpicos. El kite se anunció para entrar en los Juegos en 2018, y fue un notición. Por fin la vela ‘nos aceptaba’ (el kite, para mucha gente no es vela) y, por fin, un deporte minoritario podría dejar de serlo, gracias al micrófono amplificador que son los Juegos Olímpicos. El primer test fue en Buenos Aires, 2018, en los Juegos Olímpicos de la Juventud y se hizo una mezcla de carreras con obstáculos que quedó muy divertida y espectacular. En hombres ganó Adeury Corniel y en mujeres Sofia Tomasoni (dato; ambos ‘evolucionaron’ a la nueva disciplina pero ninguno consiguió plaza para París 2024). Con este formato y este tipo de cometas, se necesitaba ir a sitios de bastante viento, lo cual para muchos sitios del mundo, en verano, puede ser un problema porque el viento no sopla con la intensidad necesaria. Aunque la solución era bastante sencilla, le damos al botón de hacia delante y ¡chas!, ¡magia! Tenemos un deporte completamente diferente yéndose a los Juegos de París 2024. Es como si tú ibas a llevar a los Juegos Olímpicos un Seat Panda y acabas llevando un Lambo. Pues esencialmente es un coche pero… Un tanto distinto, ¿no? Bueno Yulia, ¿y cuál es el problema? Pues para eso estoy aquí, para contártelo. Problema 1: Barrera alta para empezar. No es como jugar a baloncesto, o incluso empezar con la vela… No hay prácticamente escuelas en el mundo que enseñen a volar ese tipo de cometas. Por ende, o te enseña algún olímpico (y tampoco son tantos), o pocas opciones tienes para aprender. Problema 2: La flotabilidad. Si la ‘cometa’ se cae al agua, después de unos pocos minutos ya no vuelve al subir al cielo. ¿Cómo haces si estás a unos cuántos kilómetros de la costa y estás solo? Vaya, que las soluciones se reducen a que no te alejes mucho de la costa (lo cuál limitaría bastante tu entrenamiento), o que vayas con lancha y alguien que la conduzca, con el consiguiente incremento del costo de la actividad, que muy pocos se pueden permitir. Problema 3: El económico. La lancha, el entrenador, el material no es barato y dura muy poco en buenas condiciones, un trailer para la lancha, los viajes y el equipaje extra en los aeropuertos. Me cuesta entender por qué se tomaron ciertas decisiones porque, en realidad, teníamos un producto buenísimo en los test de Argentina y después, ya no era así. Es como si en la vela estuviéramos tan desesperados por encontrar nuevas audiencias que lo probamos todo, muchas veces sin pensar si estamos o no en el camino correcto. En fin. Por darte una idea de los costes, ahora mismo hay 10 barcos dentro de la disciplina de la vela (atletismo tiene 48 disciplinas por ponerte un ejemplo) y el kite es una de las más caras, se van mínimo 60.000 euros al año. Además, la participación en campeonatos apoya mi teoría: en el Mundial Senior, la participación fue así: 102 personas en 2022, 137 en 2023 y 116 en 2024. En los Juniors, las cifras fueron mucho más bajas: 57 participantes en 2022, 72 en 2023 y 60 en 2024. Los números hablan solos: el futuro del deporte todavía no está asegurado. Y si hay una cosa que me hace sentir cosas malas en el estómago, es esa gran manía que tenemos muchas veces de quejarnos sin ofrecer o aportar soluciones. ‘Esto no me gusta’. Vale, gracias por tu opinión pero, ¿cómo lo solucionarías tú?, ¿me aportarás una posible solución o sólo te vas a quejar? Mi solución: Volver a los kites hinchables. No, no estoy pidiendo cambiar el deporte entero ni mucho menos, solo la cometa. Deja el foil, deja la tabla como está (el formato es una auténtica zarandaja pero déjalo como está). Sólo cambia kite, a los de toda la vida, a los que usan todos los mortales en todas las playas del mundo; los kites hinchables. Pero, ¡qué osadía!, ¡cómo se te ocurre!. Pues fíjate, que yo creo que el mundo es de los osados, de los y las que se atreven, de los y las que luchan. Hasta hace no mucho, las mujeres no podíamos tener una cuenta en el banco sin permiso de nuestros maridos y, fíjate, pasaron cosas, y ahora sí podemos. Entonces, yo creo que es momento de admitir el error y cambiar las cosas, antes de que sea demasiado tarde (cuando el kite salga de los Juegos Olímpicos). Somos humanos, nos equivocamos, no pasa absolutamente nada. Como se hace siempre, nos caemos y nos volvemos a levantar. Julia, ¿y cómo solucionas que con kites hinchables vamos a necesitar de más viento para realizar eventos? La solución es ir a sitios de más viento, ¿acaso en los Juegos Olímpicos de París el surf no se fue a Tahití y fue increíble? Pero…. ¡dejaremos de ser la disciplina más rápida de las olimpiadas! Creo que podemos perder perfectamente este estatus a cambio de quedarnos en los Juegos Olímpicos. Lo sé, cambiar es difícil pero, ya que dimos el gran salto de meter el kitesurf en los Juegos Olímpicos (que para la vela hasta hace no muchos años esto era impensable), ¿por qué no recular un poquito y seguir siendo el deporte más increíble de todos los Juegos? La verdad es que hay una cosa (muchas en realidad) que desconozco. No tengo ni la más remota idea de cuál es la posibilidad real de decirle a los señores y señoras del Comité Olímpico Internacional (COI) que la hemos liado parda y, ¡que tenemos solución! En realidad también les viene bien a ellos, pensándolo bien. Para mí, es como si el lanzamiento de jabalina, en vez de hacerse con 800 gramos, se tuviera que hacer con 866 para triplicar la participación. ¿Es un cambio tan enorme para el deporte? No. Es un cambio enorme para que sea más accesible, más sencillo, mucho más cercano a lo que la gente ya practica y muy posiblemente sea bastante más barato. Si realmente existiera, aunque fuera mínima, la oportunidad de hacer llegar la petición a quienes toman las decisiones y demostrarles que este pequeño cambio es posible, podría cambiarlo todo. ¿Por qué dejar pasar la ocasión de intentarlo?

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