Publicado: mayo 28, 2025, 6:23 am
Los pasos imprescindibles para mantener una correcta higiene dental están bastante claros en la población general en España. Sin embargo, dentro de esa rutina, hay algo que hacemos a menudo pensando que beneficia a la limpieza de nuestras encías y al esmalte, que en realidad está provocando todo lo contrario: pérdida de esmalte y daño gingival.
Un grupo de dentistas declaran a la revista Parade cuáles son los gestos que nos benefician y cuáles perjudican nuestra dentadura, haciendo hincapié en un error que se produce especialmente por las mañanas y tras el desayuno, que necesitamos revisar si queremos mantener los dientes saludables.
Desayunar y lavarnos los dientes, una mala idea
El doctor Kartik Antani, dentista de Napa Family Dental de Nuevo México, deja claro que «si quieres prevenir problemas dentales a largo plazo, es crucial saber cómo diferentes factores pueden dañar nuestros dientes. El más importante es el que hace referencia al tiempo que debe transcurrir entre que desayunamos, y nos cepillamos los dientes».
Aunque en la mayoría de los casos podríamos pensar que lo más indicado es lavarnos la boca justo después de haber desayunado, lo cierto es que estamos en un error. Según el experto, «cepillarse los dientes demasiado pronto después de comer, especialmente después de consumir alimentos o bebidas ácidas como sucede con los zumos en el desayuno, puede ser perjudicial porque puede causar erosión del esmalte».
Y añade: «el esmalte se ablanda temporalmente por acción de los ácidos, y cepillarse inmediatamente puede desgastarlo más rápidamente». A su argumento, la doctora Naomi Goldman añade que «los alimentos básicos de la mañana como el café, los cítricos y el zumo de naranja, pueden dañar el esmalte, que es irremplazable».
¿Cuánto tiempo debe pasar entre el desayuno y el cepillado de dientes?
Los dentistas consideran la espera entre desayunar y cepillarse los dientes como un ejercicio de ‘gratificación diferida’. Y es que aseguran que la erosión del esmalte dental puede dejar los dientes más vulnerables a problemas como caries y sensibilidad futura.
En palabras de la doctora Marie M. Jackson, «la Asociación Dental Americana (ADA) recomienda esperar al menos 60 minutos después de comer o beber para cepillarse los dientes, que es lo que recomiendo a mis pacientes. Este tiempo permite que la saliva elimine los restos de comida y equilibre el pH de la boca, lo que permite que el esmalte se endurezca».
Para todos aquellos que piensen que no pueden aguantar con el sabor de boca que les deja el desayuno, los expertos aportan una idea que podría servir mientras transcurre esa hora de intervalo: «En ese caso, una buena práctica es enjuagarse la boca justo después de comer, lo que también reduce la exposición al ácido mientras esperamos a cepillar los dientes».
Un repaso a las normas de higiene dental básicas
Para hacer un recordatorio de esas medidas imprescindibles a la hora de cuidar nuestra dentadura, los doctores recomiendan elegir el cepillo adecuado, que debe tener las cerdas suaves (ya sea eléctrico o manual). Los eléctricos ofrecen una limpieza más profunda y son una excelente opción para mejorar la técnica de cepillado; algunos vienen equipados con temporizadores y sensores de presión.
El cepillado, por otra parte, debe durar al menos dos minutos, dividido en cuatro cuadrantes: superior derecho, superior izquierdo, inferior izquierdo, inferior derecho, y cepillar cada cuadrante durante unos 30 segundos cada uno. Un cepillado minucioso también debe incluir un cepillado suave de las encías y la lengua.
Para finalizar, el consejo experto pasa por limpiar la boca con mimo, sin agresividad. El cepillado o el uso de hilo dental agresivos pueden dañar gravemente el tejido bucal, provocando recesión de las encías, desgaste del esmalte e incluso sensibilidad dental. El cepillo, por supuesto, debe cambiarse con regularidad, puesto que unas cerdas desgastadas son mucho menos efectivas en la limpieza.