Publicado: diciembre 20, 2025, 5:30 am
La Navidad suele ser bastante exigente con nuestras finanzas personales. Comidas, ocio y regalos suelen concentrar buena parte de nuestros gastos y, aunque intentemos frenar nuestras compras, el dispendio siempre es mayor de lo previsto inicialmente.
Estas Navidades, los consumidores españoles gastarán de media hasta 796 euros por persona, un 16,5% más que en las fiestas del año pasado, cuando el desembolso medio se situó en 683 euros. El dato lo recoge una encuesta publicada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) a unas 2.000 personas de entre 18 y 74 años que permite conocer los gastos asociados a la celebración de la Navidad y las actividades que estas priorizarán, aunque también desvela probables excesos en los desembolsos y un cierto nivel de estrés
Todo esto se producen en un contexto en el que la inflación supera el famoso 2% recomendado por la Unión Europea, ya que noviembre cerró con un alza del 3% en los precios, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). De esta forma, siendo conscientes de que inevitablemente gastaremos de más, hay una máxima que debemos tener presente a la hora de realizar nuestras compras: mucho cuidado con financiar y aplazar los pagos de nuestros regalos navideños.
En un entorno de compras online, ofertas de ‘compra ahora y paga después’ y pago fraccionado casi para cualquier producto, Elisabet Ruiz Dotras, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y experta en finanzas personales y digitales, considera que «el crédito no es intrínsecamente malo, pero sí puede ser un problema si se usa sin plan e implica intereses».
«Los pagos a plazos pueden ser una buena opción siempre que su coste sea mínimo y tengamos una planificación clara para devolverlos. El problema es pedir crédito sobre crédito porque ya no llegamos a final de mes«, advierte. Ruiz Dotras plantea una regla muy sencilla: «Si alguien es capaz de pagar una compra a crédito, también podría haber ahorrado ese dinero antes y hacerla más tarde sin crédito, pagándola más barata porque se ahorra los intereses».
Para esta experta, el crédito solo estaría justificado en casos de emergencia real, como averías o imprevistos; o para la compra de algo muy costoso, como una vivienda si no se dispone del dinero. «Lo que me gustaría es que la gente fuera consciente de que debe ahorrar primero, y no gastar primero. Hoy, la mayoría gasta y, si sobra algo, ahorra. Nos estamos convirtiendo en una sociedad orientada al gasto, mientras que nuestros padres fueron gente ahorradora. Las nuevas generaciones corren el riesgo de ser generaciones endeudadas y de parecerse cada vez más a la sociedad norteamericana», alerta.
«En EE UU se puede financiar una hamburguesa de un dólar»
La profesora de la UOC relaciona esta tendencia al gasto antes que al ahorro con la inmediatez, las redes sociales y la facilidad de financiación: «Hoy se puede financiar casi cualquier compra. En Estados Unidos se puede llegar a financiar incluso una hamburguesa de un dólar. Si alguien necesita financiar eso, no solo tiene un problema económico: tiene un problema de consumo excesivo«.
Para controlar nuestros gastos y evitar recurrir a la financiación externa en nuestras compras habituales, Ruiz Dotras recomienda seguir la conocida regla 50-30-20, que consiste en dedicar el 50% de nuestros ingresos a los gastos básicos; el 30% a ocio y gastos personales; y destinar el 20% al ahorro. En la práctica, admite esta experta que los gastos básicos a menudo superan el 50 % y se acercan al 60 %. «En ese caso, quizá el ocio y lo personal no puedan llegar al 30 % y haya que ajustarlos al 25 % para poder reservar, al menos, un 15 % para ahorro», plantea.
«Planificación, presupuesto y conciencia del gasto son la mejor vacuna para que los regalos, las cenas y las luces de Navidad no se conviertan en meses de preocupación económica», concluye.
