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El ciclo de los huracanes: cómo nacen y por qué cada vez son más frecuentes en el Caribe y Estados Unidos

Publicado: octubre 29, 2025, 3:23 pm

La temporada de huracanes es cosa de cada año, concretamente entre junio y noviembre. Millones de personas que habitan en los diferentes archipiélagos, penínsulas (la Florida y Yucatán) y el mismo golfo de México viven casi como un hábito el drama de evacuar, confinarse o gastar miles de dólares en seguros o remodelaciones para proteger sus viviendas ante la amenaza de un huracán.

Como fenómeno recurrente, estas tormentas tropicales son capaces de devastar ciudades y claro que no surgen de la nada. Su formación depende del equilibrio entre calor, humedad y movimiento atmosférico que transforma esa simple llovizna tropical en vientos poderosos, un recordatorio de la fuerza de la naturaleza.

¿Cómo se forman los huracanes?

Este fenómeno lleva un nombre diferente dependiendo de la región en la que nace, huracanes en el Atlántico norte y noreste del Pacífico, tifones en el Pacífico noroeste y ciclones en el Índico y Pacífico sur. Sin embargo, todos son en esencia ciclones tropicales, aunque la denominación de ‘huracán’ se reserve exclusivamente a aquellos que se desarrollan en la cuenca atlántica y el noreste del Pacífico.

El inicio de un huracán suele producirse a partir de una onda tropical, una perturbación atmosférica que genera una zona de baja presión. Estas ondas normalmente se originan en África oriental durante el verano y, al desplazarse hacia el Atlántico, encuentran condiciones propicias para fortalecerse.

No obstante, para que una onda tropical evolucione hacia un huracán, necesita aguas cálidas, generalmente por encima de los 27 °C, y una capa profunda de agua caliente que sirva de combustible. El aire húmedo asciende desde el océano, se enfría y condensa formando nubes densas y liberando energía térmica que refuerza el sistema. Así se alimenta un ciclo continuo que da lugar a la característica espiral de los huracanes.

¿Por qué hay ‘calma’ en el ojo del huracán?

El ojo es la zona central del ciclón tropical, generalmente circular, de 20 a 50 km de diámetro, aunque puede variar. El ojo se forma gracias al balance entre la fuerza centrífuga y la presión atmosférica. Los huracanes son sistemas de baja presión, por lo que el aire del entorno tiende a moverse hacia el centro del ciclón.

A medida que se acerca, el aire asciende rápidamente en la pared del ojo, liberando calor y energía. Al mismo tiempo, la rotación del huracán y la fuerza centrífuga empujan parte del aire hacia afuera desde el centro, creando un punto de presión donde la lluvia y los vientos son mínimos.

Por qué hay cada vez más huracanes en El Caribe

Lo cierto es que el riesgo del huracán no solo está en los vientos, las marejadas ciclónicas y las inundaciones asociadas representan casi la mitad de las muertes por huracanes en Estados Unidos entre 1963 y 2012.

Investigadores y meteorólogos alertan que el cambio climático podría intensificar la severidad de los ciclones tropicales, ya que el aumento de la temperatura oceánica proporciona más energía térmica para los huracanes, favoreciendo que alcancen categorías más altas.

El Caribe y el golfo de México son especialmente vulnerables debido a su localización geográfica, las altas temperaturas marinas y la humedad constante. Los vientos alisios, que soplan de este a oeste, transportan las ondas tropicales africanas hacia el Atlántico, donde encuentran aguas cálidas y corrientes oceánicas favorables para fortalecerse.

¿Cómo se determina la dirección de un huracán?

La presión atmosférica y la influencia del anticiclón de las Bermudas-Azores determinan la trayectoria de las tormentas. Si el sistema de alta presión se desplaza hacia el oeste, los huracanes suelen dirigirse hacia el golfo de México o Florida; si se mueve al este, tienden a desviarse hacia el norte del Atlántico.

El Atlántico sur registra huracanes muy raramente, debido a la escasa influencia del efecto Coriolis cerca del ecuador y la ausencia de ondas tropicales consistentes. No obstante, también ha habido eventos excepcionales, como el ciclón Catarina en 2004, que golpeó el sur de Brasil y causó muertes y desplazamientos masivos.

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