Publicado: noviembre 16, 2025, 12:23 pm
Fue uno de los accidentes aéreos más famosos de finales del siglo XX. El vuelo N47BA se estrelló en Dakota del Sur después de volar durante horas con todos los pasajeros muertos, debido a una posible despresurización de la cabina.
Ocurrió el 25 de octubre de 1999. Un avión ejecutivo Learjet 35 partió desde Orlando, Florida a Dallas, Texas, con seis personas a bordo: los dos pilotos y cuatro pasajeros.
A bordo estaban el golfista profesional Payne Stewart, dos veces campeón del US Open; su agente, Robert Fraley; el presidente de la agencia de representación deportiva Leader Enterprises, Van Ardan; y el arquitecto de campos de golf Bruce Borland.
El vuelo despegó de Orlando a las 13:19 horas de aquel día. A las 13:27 se produjo el último contacto de los pilotos con la torre de control. Pero cuando esta intentó contactar con el avión seis minutos, después, nadie respondía.
Ante la falta de respuestas del avión, los controladores pidieron a la Fuerza Aérea que interviniera. Un caza F-16 se acercó al avión y comprobó que no había daños y que los motores funcionaban, pero no podían ver nada por las ventanillas: estaban oscuras y opacas, como si la condensación o el hielo lo cubrieran por dentro.
Tres horas después del despegue, la Guardia Nacional Aérea recibió la orden de interceptar el vuelo. No fue necesario: el aeroplano se quedó sin combustible y cayó casi en picado a las 17:13 horas, 3 horas y 54 minutos después de haber partido.
Se estrelló en las afueras de Mina, Dakota del Sur, dejando un cráter de 13 metros de largo, 6,4 metros de ancho y 2,4 metros de profundidad. Todo quedó destrozado.
La investigación posterior reveló que «la causa probable de este accidente fue la incapacitación de los miembros de la tripulación de vuelo como resultado de no haber recibido oxígeno suplementario tras una pérdida de presurización de la cabina, por razones aún desconocidas».
La cuestión es que en solo hacen falta ocho segundos sin oxígeno suplementario tras una despresurización rápida a unos 9100 metros, como ocurrió en este caso, para incapacitar a los ocupantes del avión. Lo que nunca se pudo saber es qué falló para que ocurriera.
