Publicado: diciembre 23, 2025, 3:00 am
El auge en la recaudación fiscal que vive España, alentado por el fuerte tirón de la economía en los últimos años y la llamada ‘progresividad en frío’, está permitiendo que el Gobierno pueda tirar de chequera y, al mismo tiempo, cumplir las metas fiscales prometidas a Bruselas.
El último informe de ejecución presupuestaria elaborado por Hacienda refleja bien esta realidad. Los datos de recaudación hasta octubre muestran que los ingresos fiscales crecen a un ritmo del 8,3% interanual, 1,7 puntos por encima que lo que se registraba a estas alturas del año pasado. Al mismo tiempo, el gasto público estatal aumenta a un ritmo del 6,4%, impulsado por las pensiones, la inversión en defensa o la DANA.
Pese a que todo apunta a que el crecimiento de la economía española se ralentizará este 2025 (se prevé un 2,9% de expansión, en comparación con el 3,5% del año pasado), los ingresos fiscales están dando un pequeño acelerón. El año pasado a estas alturas, la recaudación fiscal crecía a un ritmo del 6,6%, 1,7 puntos por debajo de lo que se registra en 2025.
Entre enero y octubre el Estado ha recaudado 275.363 millones de euros —21.142 más que en 2024—, de los cuales la mayoría corresponden a impuestos (218.543 millones). Buena parte de este impulso recaudatorio viene dado por la reversión de las medidas de alivio fiscal introducidas en 2022 y 2023, como las rebajas del IVA en la factura de la luz.
El gran protagonista recaudatorio volvieron a ser los impuestos sobre la renta y el patrimonio, entre los que destaca el IRPF o el de Sociedades. En esta partida los ingresos aumentaron un 12% en comparación con el año previo, lo que suponen 11.066 millones más. En concreto, la recaudación por IRPF del tramo estatal ha crecido un 17,2% (7.500 millones más), mientras que el impuesto de sociedades lo ha hecho en un 6,7%.
La mitad de ese aumento en la recaudación respecto al año pasado se explica en buena medida por el IRPF, un impuesto que se ha visto beneficiado del crecimiento del empleo (hay más personas trabajando y, por tanto, más personas contribuyendo) y de los salarios (las subidas pagan IRPF). Pero donde el hecho de que el Gobierno haya decidido no adaptar los tramos del impuesto a la inflación o a las subidas salariales, ha provocado una subida fiscal silenciosa sin necesidad de pasar por el Boletín Oficial del Estado (BOE).
La recaudación por impuestos sobre la producción y las importaciones (IVA, fundamentalmente) también crece a buen ritmo. Lo hace en un 6,8% interanual, el mismo registro que se veía a estas alturas del año pasado. El IVA ha aportado 114.903 millones en lo que llevamos de ejercicio, 7.293 millones más que el año pasado.
El gasto se desacelera, pero crece a fuerte ritmo
El fuerte tirón de los ingresos (8,3% de crecimiento) ha permitido al Gobierno tirar de chequera en un contexto en el que la presión sobre el gasto público es fuerte. El desembolso del Estado central ha crecido un 6,4% hasta situarse en los 296.663 millones de euros, 17.784 millones más que a estas alturas de 2024.
Buena parte de estos gastos se explican por tres grandes partidas llamadas a tensionar las cuentas públicas del país: el envejecimiento, la defensa y los intereses que hay que pagar por una elevada deuda pública que supera el 100% del PIB. La partida que más crecen son las transferencias entre administraciones públicas, donde se incluyen los pagos y los préstamos a fondo perdido que el Estado realiza a la Seguridad Social para tapar el agujero que deja el gasto en pensiones.
En lo que llevamos de año, se han transferido 41.605 millones de euros desde el Estado a la Seguridad Social, un 15,3% más que el año pasado (5.518 millones más). Estos fondos, que proceden en su mayor parte del pago de impuestos, se destinan a financiar las pensiones que son, por naturaleza, contributivas (es decir, se pagan con cotizaciones) y se dejan de utilizar para otras partidas.
En lo que respecta a la inversión pública (formación bruta de capital fijo), es la segunda partida que más crece, con un incremento de 3.166 millones (32,3% de aumento en términos relativos). Parte de esta alza se explica por el aumento del gasto en Programas Especiales de Armamento, una partida que se ha duplicado pasando desde 527 a 1.082 millones de euros.
También destaca el mayor gasto en intereses de la deuda pública, una partida que se incrementa un 8,7%. En lo que llevamos de año se han destinado 29.176 millones de euros a esta partida, 2.031 millones más que el ejercicio previo. El hecho de que haya que sustituir la deuda que va venciendo con otra nueva que se contrae a intereses más elevados por la subida de los tipos oficiales del Banco Central Europeo (BCE) explica en buena parte este fenómeno.
El fuerte crecimiento de los ingresos está permitiendo que, aunque el gasto también aumenta con fuerza, el déficit público se siga reduciendo. Hasta octubre, el desequilibrio entre ingresos y gastos del Estado ascendía al 1,17% del PIB, un 31% menos que en 2024. Si añadimos a la ecuación también a las comunidades autónomas y la Seguridad Social, el déficit público ascendía en octubre al 0,6% del PIB. De hecho, si se descuentan los gastos de la DANA (4.362 millones), el déficit caería al 0,35% del PIB, un 63% por debajo del nivel del año pasado.
