Publicado: mayo 16, 2025, 9:15 pm
Por si quedaba alguna duda, esta noche quedó disipada: nadie regala nada en un play off , otro tiempo, como si la competición empezara de nuevo aunque las piernas y las cabezas de los jugadores nieguen la mayor. A mediados de mayo, todos los equipos se conocen de memoria y el Cartagena puso en un brete al Real Betis Baloncesto , que seguramente no esperaba una noche tan estresante, de tanto sufrimiento y suspense. Sudó la gota gorda el equipo de Gonzalo García de Vitoria para abatir la resistencia del sólido bloque de Jordi Juste, que compitió con cuajo y personalidad, sin nervios ni presión. El Betis resolvió un sudoku. Varios en realidad. Todos los acertijos que le puso por delante su rival, al que ni el 10-0 del final del último cuarto descabalgó de su objetivo. Había venido a ganar y alcanzó una prórroga que el equipo bético, sin Radoncic ni DeBisschop (estaba enfermo, forzó y apenas duró tres minutos en la cancha) y con muchos problemas en el rebote defensivo, sacó adelante abriendo el manual de la experiencia y la resistencia en el desfiladero. Ahí donde el ‘marciano’ Renfroe impone su ley y los puntos de Hughes son bocanadas de aire fresco. Ganó el Betis, pero con mucha fatiguitas , y ya sabe que el Cartagena, con el que se vuelve a ver las caras este domingo en San Pablo, no es perita en dulce sino un verdadero hueso. Más que frío, el Betis arrancó atenazado , ausente, sin nervio ni movimiento de balón en ataque, muy espeso, absolutamente desenfocado. Tan desangelado como el ambiente del pabellón. No le quedó más remedio a García de Vitoria que llamar a sus chicos a capítulo porque el balance tras cuatro minutos era paupérrimo: 2-7, con la única canasta verdiblanca firmada por Jelinek, de ‘palomero’. Benite anotó nada más ingresar en el campo cuando el Odilo Cartagena perforaba la grieta abierta en el rebote defensivo del Betis . El partido se jugaba a cámara lenta, superlenta, y la defensa cartagenera, cambiante, exigía tanta paciencia como precisión. Van Eick acertaba de tres (9-13) y tras cada canasta se apretaba el Cartagena un poco más las clavijas en defensa. El Betis, sin ritmo, lacio, vivía del tiro libre, pero a remolque (11-15). Rotaba y rotaba García de Vitoria y Cvetkovic, que abría el cajón de los triples, acaparaba el balón. Mucho bote y poco pase . Hughes se salía del guion (19-17) en pleno festival de rebotes de ataque del invitado. Un filón que no estaba aprovechando en un primer cuarto equilibrado (21-20) que dejaba una imagen del Betis desteñida, con mucho margen de mejora. Encimaba mucho el Cartagena en defensa, muy agresivo, obturando la circulación de balón verdiblanca. No era sencillo meterle el bisturí, e l Betis apuraba el segundero y sacaba virutas a su talento , como en una penetración de Cvetkovic orlada con adicional (26-22). A golpe de individualidades no podía escaparse. El Cartagena no le perdía la cara al partido y seguía produciendo desde el rebote ofensivo. De su novena captura sumó su cuarto triple y, del décimo rechace, el quinto (29-32). Vaya agujero. No se corregía el Betis, laxo en su tablero aunque, afortunadamente, a flote gracias a sus fogonazos de calidad . El de Renfroe, por ejemplo (34-32). A esas alturas era ya evidente que Jordi Juste había preparado muy bien el encuentro. La maquinaría bética chirriaba, estaba incómodo el equipo y eso se palpaba. La defensa rival era excelente y el partido no salía del atasco (35-35) . Al Betis, por momentos, hasta le costaba levantar el tiro, enredado en la tela de araña del Cartagena. Así estaba, tratando de soltar amarras y entrar en combustión. Tocaba picar piedra y el Betis se remangaba. Cvetkovic encendía la mecha desde el perímetro y Hughes, tras asistencia del serbio, se desfogaba en la misma suerte (42-36) . Y pudo irse nueve arriba al receso si no llega a errar Jelinek el triple que condujo al intermedio. Cvetkovic, con 15 puntos y 22 créditos de valoración, sobresalía por encima del resto de jugadores en pista. Hughes no se enfrió con el descanso, todo lo contrario. Ocho puntos seguidos (dos triples) con su rúbrica establecieron la máxima ventaja bética (50-41) . Al fin se hacía el Betis con los mandos, eso que no había tenido en toda la primera parte. Que el norteamericano entrase en calor no disuadió de sus aviesas intenciones al Cartagena, que mantuvo el tipo y no se descompuso. Es más, devolvió la afrenta con un 0-7 que enfrió de nuevo al Betis. Porque, además, el Cartagena seguía siendo carpanta atacando el rebote ofensivo. Cvetkovic frotaba de nuevo la lámpara (53-48) y se confirmaba que todo lo bueno del Betis Baloncesto salía de sus manos. No era el día de Renfroe (hasta entonces) y el serbio se echó el equipo a sus espaldas. Un mate de Asier González entrando como tráiler (54-53) justificaba el tiempo muerto del técnico verdiblanco . Hermanson ponía por delante al Cartagena tras tres rechaces de ataque (55-56) con el Betis en riesgo de colapso, muy perdido en la pista en una fase de partido muy errática, de múltiples errores (57-58). El Cartagena se había llevado el parcial del tercer cuarto con el Betis desangrándose en pérdidas (14), sufriendo en el rebote y echando de menos a DeBisschop , que jugó los tres primeros minutos y no apareció más en la pista. Ya estaba sufriendo el Betis, lo llevaba haciendo toda la noche, y en esa línea continuó. Porque ni esprintaba ni el Cartagena, un dolor de muelas, cedía . Domenech largaba un triple y luego un ganchito de mucha clase al que se sumó Jordá con un triple (66-71). Quedaban seis minutos y el Betis Baloncesto estaba al borde un ataque de nervios. Se le estaba atragantando la noche. Renfroe restablecía el orden (71-71), pero a la vuelta del tiempo muerto Hermanson clavaba un triple a tablero con tiro adicional (71-75). La réplica verdiblanca fue inmediata, ya con Renfroe al joystick en esos minutos calientes que tantas veces ha gobernado esta temporada. Hughes y Suárez abrieron entonces la espita del triple para cuadrar un parcial de 10-0 (81-75) que tampoco fue suficiente . Era lo más cerca que había estado el Betis de romper el partido y faltaban tres minutos. Renfroe destapaba el tarro de las esencias, pero el Cartagena no dimitía. Tenía una fe ciega en poder asaltar San Pablo y vaya cómo le exigió a un Betis Baloncesto con el agua al cuello, defendiendo rentas mínimas. A 51 segundos, Van Eick arrimaba a su equipo (83-82) elevando el suspense que fue drama cuando Renfroe erró su triple y Hermanson, tras bloqueo indirecto, metió el suyo (83-85) . Kasibabu lo igualó desde el tiro libre, defendió el Betis un triple de Van Eick y así salvó la situación, forzando la prórroga que el anfitrión, a diferencia de lo sucedido con el Monbús Obradoiro hace unas semanas, sí se llevó para finiquitar una noche de superlativo sufrimiento.