Publicado: agosto 20, 2025, 9:48 am
Dos años han pasado ya, dos años se cumplen este miércoles de aquel verano mágico de 2023 que nos regaló la imagen de Esther González alzando la Copa del Mundo de 2023 al cielo de Australia. La selección femenina logró el tÃtulo más grande y, a la vez, desató la tormenta que cambiarÃa la historia del fútbol en nuestro paÃs hasta hoy, cuando La Roja está asentada ya en la máxima élite del fútbol femenino mundial.
La gesta se confirmó el 20 de agosto de 2023 con un gol de Olga Carmona que inspirará a las niñas de nuestro paÃs para siempre. 1-0 ante Inglaterra, pitido final y estallido de emoción. La imagen del brillante trofeo en manos de la capitana parecÃa un espejismo después de la polémica carta de renuncia de ‘Las 15’ contra Jorge Vilda. El seleccionador miró para otro lado, buscó sustitutas y se hizo con el tÃtulo. Hasta ahà llegó su historia.
Contra todo y contra todos, las representantes españolas lograron la gesta más difÃcil en condiciones inaceptables para el fútbol de élite. No lo sabÃan, pero el verdadero premio no serÃa la copa, pero sà llegarÃa, por desgracia, a partir de los lamentables actos ocurridos en dicha ceremonia de entrega de premios.
El obsceno gesto de Rubiales en el palco y el posterior beso a Jenni Hermoso serÃan la mecha que detonarÃa todo. Después llegaron más presiones y amenazas, pero el grupo resistió fuera del campo tal y como lo hace dentro para apretar juntas por el cambio.
En pleno caso Rubiales y tras el famoso «no voy a dimitir» que marcó a todos los que aplaudieron sus palabras en la junta, llegó el turno de Montse Tomé, continuista de Vilda, para tratar de mantener la esencia ganadora a pesar de cortar de raÃz con el técnico señalado por las jugadoras.
El comienzo fue turbulento. Mucho. Apenas meses después del triunfo en Australia hubo un ‘casi plantón’ a la nueva lÃder del vestuario que acabó, con mediación del CSD, en el llamado ‘Pacto de Oliva’. La presión surtió efecto, la RFEF entendió por fin la necesidad de apoyar a las campeonas del Mundo.
Desde entonces el camino no ha sido completamente plácido, eso es innegable. La sombra del conflicto entre Jenni Hermoso y Montse Tomé cubrió a todo el equipo hasta la reciente final de la última Eurocopa, pero el progreso del equipo fue, al menos, tan notable como se esperaba.
El juego imparable de España invitaba a pensar en un ciclo de época. Llegaban los Juegos, el debut en la gran cita olÃmpica después de derribar todos los muros… y entonces la presión hizo mella. Con un fútbol irreconocible, las derrotas ante Brasil (4-2) en semis y ante Alemania (0-1) en la lucha por el bronce, dejaron a España fuera del podio.
Un runrún empezó a espaldas de Tomé, la confianza de una lÃder sostenida con pinzas empezaba a tambalearse más de la cuenta. Eso sÃ, tuvo su oportunidad de enderezar el rumbo y, en gran parte, lo hizo. Dos veranos después de ese histórico Mundial y tan solo uno después de la catástrofe olÃmpica, La Roja se volvió a plantar en una final, esta vez de la Eurocopa ante Inglaterra.
La mala fortuna en la tanda de penaltis supuso la derrota de una España superiro en gran parte de los 120 minutos. A la vez, fue el detonante del fin de Tomé. La RFEF no renovó su contrato, el vestuario hizo silencio y solo la afectada clamó contra las presuntas promesas de Rafael Louzán.
Ahora el turno es de Sonia Bermúdez, con una hoja de servicios brillante vestida de corto durante su época de jugadora, pero algo menos notoria en su faceta de entrenadora. Su historia es diferente, claro está, pues tras tanta tormenta llega la calma, su futuro lo decidirá lo meramente futbolÃstico… siempre que sus aplausos a Rubiales reaparezcan de la hemeroteca para truncar su recorrido antes de tiempo.