Publicado: octubre 9, 2025, 1:14 am
El anuncio de la firma de la primera fase del plan de paz de EE UU para Gaza, que se sustancia en plenas garantías para Israel y la capitulación de Hamás, puede apuntarse en el haber del presidente Donald Trump como su octava victoria diplomática en pos del ansiado premio Nobel de la Paz. Si recientemente, en su intervención ante la Asamblea General de la ONU, se ufanaba de haber terminado con siete guerras y conflictos armados, aunque en algunos de ellos de manera muy precaria, la guinda a su pretendido historial pacificador es, pese a todas las trampas que encierra el plan —la más clara, el entierro de la solución de dos Estados apoyada por la comunidad internacional, aunque el punto 19 de su plan alude a una posible autodeterminación—, la consecución de un acuerdo que ponga fin, teóricamente, a dos años de masacres.