Publicado: agosto 10, 2025, 8:23 am
Por décadas, el verano se resumía en cuerpos al sol, protector solar olvidado en el fondo del bolso y la eterna búsqueda del bronceado dorado. Pero algo ha ido cambiado en los últimos años. Mientras algunas personas siguen apostando por el tono caribeño a cualquier coste, una nueva tendencia ha ganado terreno: cubrirse del sol casi por completo, hasta rozar la fobia solar. Y aunque pueda sonar nuevo en Occidente, en Asia no es nada raro.
El ideal de la piel clara. Mientras en Occidente nos obsesionamos durante décadas con lograr un bronceado “saludable” —un término que, según dermatólogos como el Dr. José María Ricart, no deja de ser un oxímoron—, en buena parte de Asia el enfoque ha sido otro: cubrirse. En países como China o Corea del Sur, protegerse del sol no es tendencia, es norma.
El ideal de belleza se asocia a una piel clara, uniforme, sin manchas, porque se ha alimentado una cultura donde la piel perfecta es símbolo de estatus. Recientemente, como ha reportado el South China Morning Post, jóvenes de regiones como Fujian y Sichuan han llevado esta obsesión al extremo, usando máscaras improvisadas con hojas de repollo del tamaño de una cara entera. Más allá de la sátira o la estética, la prioridad es clara: evitar cualquier efecto del sol sobre la piel.
Una fobia que llega a Occidente. Ahora, este temor al sol se expande. En Occidente, el bikini minimalista está siendo reemplazado por prendas con protección UV y sombreros del tamaño de una sombrilla. Según The Wall Street Journal, celebridades como Anne Hathaway, Halle Berry o Michelle Monaghan han sido vistas en vacaciones vestidas con trajes de baño de cuerpo entero, camisas de manga larga y accesorios diseñados para cubrir hasta el último centímetro de piel. No es una cuestión de pudor: es prevención. En España, por ejemplo, la actriz Miriam Giovanelli se ha convertido en una de las voces más visibles en campañas como el Día Mundial contra el Cáncer de Piel de la Clínica Dermatológica Internacional, recordando que la fotoprotección no es solo cosa del verano.
En palabras de Caroline Goldfarb, guionista y fundadora de Fishwife, recogidas por WSJ: “He investigado sobre los burkinis, son increíblemente elegantes. Las diseñadoras musulmanas son íconos de la cobertura total”. Para muchas mujeres como ella, esta hiperprotección no es un capricho, sino una forma de combatir el envejecimiento prematuro y el cáncer de piel. Además, según Cleveland Clinic, la ropa con protección solar (UPF) bloquea mucha más radiación UV que una camiseta común. Eso sí, no toda prenda vale: los dermatólogos recomiendan tejidos con UPF 50+, de trama cerrada, sintéticos y en tonos oscuros.
¿Pero por qué? Este fenómeno no surge de la nada. Como ha explicado la dermatóloga Amy Wechsler en WSJ, muchas mujeres que invierten en procedimientos cosméticos —láseres, peelings o sueros rejuvenecedores— también buscan proteger esa inversión con ropa UPF, sombreros y gafas. Es parte del nuevo ritual de autocuidado: no solo se trata de verse bien, sino de mantenerse “intacta”.
Esta obsesión estética no es nueva, pero se ha intensificado con la cultura del colágeno, los filtros y el auge de la K-beauty. Como ya hemos escrito en Xataka, lo que antes era crema solar, ahora es polvo de colágeno, inyección de ADN de salmón o análisis facial con IA. El mensaje implícito: envejecer está mal. Taparse del sol puede parecer un gesto de salud, pero no escapa a esa lógica.
¿No es exagerado? La prevención solar es importante, pero algunos expertos ya alertan de los excesos. Jennifer Chwalek, dermatóloga de UnionDerm, ha advertido en el WSJ sobre los riesgos de una evitación total del sol, como la deficiencia de vitamina D. La propia Charlotte Palermino, esteticista y fundadora de Dieux, ironizó: “No quiero acabar como Gollum, con raquitismo”. Cuidarse, sí. Aislarse del sol como si fuera radiación nuclear, quizá no.
¿Un síntoma más de presión estética? El sol ha sido demonizado, pero el contexto importa. Según el estudio SAFE, el 79% de los adultos y el 74% de los niños españoles se expone al sol en las horas más peligrosas (11:00 a 17:00), y solo el 39,7% se reaplica el protector solar cada dos horas. La protección es necesaria, sí. Pero también lo es educar en su uso responsable, sin caer en el miedo o la presión social.
Como ha comentado la dermatóloga Amy Wechsler al WSJ, muchas pacientes que gastan en tratamientos cosméticos también usan ropa UPF para “proteger la inversión”. Y es que la juventud se ha convertido en un mandato. Desde Corea del Sur, donde el turismo estético vive un auge sin precedentes, hasta la fiebre del colágeno en Occidente, la presión por “verse bien” ha alimentado una ansiedad estética constante.
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Entre el sol y el espejo. Desde Corea hasta California, desde el colágeno en el café hasta el burkini de diseño, lo que está en juego no es solo la piel, sino el tiempo. Nos cubrimos para cuidarnos, sí, pero también para seguir pareciendo jóvenes. El desafío no es solo evitar manchas: es asumir que el sol y las arrugas forman parte de la vida.
Imagen | Pexels
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La noticia
Del moreno perfecto a la paranoia solar: cómo taparse del sol se volvió más aspiracional que broncearse
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Alba Otero
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