Concepción, cinco años sin recaídas de cáncer de mama gracias a un fármaco innovador: "Tuve una confianza extrema en mi médico" - Estados Unidos (ES)
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Concepción, cinco años sin recaídas de cáncer de mama gracias a un fármaco innovador: «Tuve una confianza extrema en mi médico»

Publicado: octubre 19, 2025, 8:23 am

«Soy una privilegiada», cuenta Concepción con evidente ilusión en la voz: «Cinco años después de que me diagnosticaran cáncer de mama sigo aquí, me encuentro súper bien y no he tenido ninguna recidiva«. Su historia es una muy esperanzadora, porque ilustra cómo en poco tiempo los tratamientos contra los tumores avanzan enormemente y transforman el pronóstico de los pacientes.

«Me pilló en el momento más fuerte de mi vida»

Como comparte con 20minutos, Concepción, que vive en Madrid y trabaja como comercial, tenía casi 44 años cuando le detectaron un cáncer de mama. Era el año 2020, y estaba a punto de estallar la pandemia de covid-19.

«Si ya daba bastante terror ir al hospital a que te den quimio, además tenías que luchar contra todo el tema de la covid en los hospitales», recuerda. «Me pillaba en el momento más fuerte de mi vida, cuando me sentía más plena y que podía hacer todo lo que quería. Y de pronto, todo ese tsunami de sentimientos».

Los diagnósticos de cáncer sacuden por completo toda la vida de las pacientes, y siguen viniendo acompañados de muchos miedos. «Es lo que te viene a la cabeza con la palabra cáncer», reconoce Concepción, «que vas a tener que decir adiós. Te sientes como en mitad de un océano, ahí perdida».

«Pero, una vez que te centras, después de toda la rabia, los lloros y los llantos, te das cuenta de que tienes que seguir adelante», prosigue: «Y de que tenía a mi lado un equipo médico increíble, que me iba a llevar a la cura y que lo puso todo de su parte para que sucediera. La verdad es que yo lo viví así».

«Iba a ser una de las primeras en tener esta oportunidad»

«En un primer momento», desarrolla Concepción, «valoraron que era un cáncer de mama en estadio 2. Pero al operarme, vieron que se había extendido a los ganglios: me los tuvieron que quitar casi todos junto con la mama, porque ya había pasado a ser metastásico. Cuando esto sucede me ponen un tratamiento de quimioterapia y de radioterapia».

No obstante, aún con esos tratamientos, su tipo de tumor continuaba teniendo un riesgo elevado de recaída. Así lo explica a este medio José Ángel Sáenz, oncólogo de Concepción: «Ella tenía un cáncer de mama de alto riesgo clínico, con unas características patológicas que indicaban altas probabilidades de presentar recurrencia pese a los mejores tratamientos de intención curativa».

Esas circunstancias la convertían en una buena candidata para añadir a su tratamiento un fármaco novedoso: el abemaciclib. «Iba a ser una de las primeras pacientes de España en tener la oportunidad, si no la primera», añade Sáenz. «Íbamos a empezar la terapia endocrina y vimos la oportunidad».

Este profesional, Coordinador de la Unidad de Cáncer de Mama en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid y jefe de la Unidad de Cáncer de Mama en el Hospital Ruber Internacional, pertenece también al comité ejecutivo del grupo de investigación GEICAM (Fundación Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama) que ha estado involucrado activamente en la investigación de este medicamento y en el ensayo de fase 3 monarchE, fundamental para su aprobación.

«Si mi doctor me decía que era bueno, yo lo iba a hacer»

El abemaciclib, desarrollado por la farmacéutica Lilly y comercializado en España como Verzenios, es un fármaco que normalmente se emplea junto a hormonoterapia para tratar cánceres de mama en estados iniciales del subtipo HR+HER2- o luminal (aproximadamente el 70% de todos los que se detectan).

«En ese momento era muy novedoso«, señala Sáenz, «aunque ahora, gracias a los datos maduros, ya es una realidad. Ya habíamos visto con datos inequívocos que las pacientes que recibían el tratamiento tenían menor riesgo de recidiva; la buena noticia de esta semana es que también tiene un impacto real en la supervivencia. En otras palabras, curamos a más personas gracias a la investigación».

«El abemaciclib no estaba aprobado, pero pedimos un uso extraordinario; como investigadores, sabíamos de forma inequívoca que reducía el riesgo»

Pese a esa novedad, Concepción dice que no tuvo dudas cuando se le planteó la posibilidad de tratarse con el medicamento. «Al contrario», responde, «me he sentido súper agradecida. Si el doctor me daba la oportunidad es porque pensaba que era lo mejor para mí, y yo tenía un grado de confianza extrema en él. Si el me decía que esto iba a ser bueno, lo iba a hacer».

«Por aquel entonces, teníamos los datos preliminares del estudio monarchE» apunta el doctor. «Así que decidimos pedir a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) que, de manera excepcional, ya que aún no estaba aprobado, nos dejase usarlo. Es decir, pedimos un uso extraordinario. Como investigadores, sabíamos que los agentes de esta clase estaban demostrando de manera inequívoca que reducen el riesgo».

«El listón estaba muy alto»

El caso de esta paciente es al mismo tiempo punta de lanza de una nueva herramienta en el abordaje de los tumores mamarios y un paso más en un progreso que lleva décadas fraguándose. Según explica Sánchez, son cinco los hitos fundamentales que han conducido hasta el desarrollo del abemaciclib.

«El primero fue valorar la quimioterapia para el cáncer de mama, una vez que se cura, para reducir el riesgo de recurrencia. El segundo, la aprobación de tamoxifeno en 1973 para reducir ese mismo riesgo», enumera el oncólogo.

«El tercer paso», prosigue, «fue el de los inhibidores de la aromatasa en el año 2003 o 2004 para reducir el riesgo de cáncer en mujeres postmenopáusicas; el cuarto, la llegada de las plataformas genómicas para determinar el riesgo de las pacientes e identificar a aquellas que podemos curar sin quimioterapia».

«Y el quinto, y último, es la supresión ovárica en mujeres premenopáusicas para atenuar la fuente estrogénica ovárica y mejorar el pronóstico. Todo ello ha ido mejorando la supervivencia», aclara.

«El listón estaba alto. Pero luego, hace unos quince años, nos dimos cuenta de que había otro mecanismo de acción en la biología tumoral que son las quinasas dependientes de ciclinas (CDK): unas enzimas que regulan el ciclo celular y la supervivencia de las células tumorales. Nos pusimos a pensar cómo inhibirlas, para bloquear ese ciclo».

De este modo, se desarrolló la familia de fármacos a la que pertenece el abemaciclib (los inhibidores de CDK). Inicialmente, se empleaban en casos de cáncer de mama de estadio 4, en los que la curación es ya muy difícil, con el objetivo de prolongar la supervivencia y mantener la calidad de vida.

Sin embargo, narra Sánchez, los científicos sospechaban que podían ayudar a más gente: «Una vez que vimos que tenían un impacto real en la etapa 4, nos preguntamos por qué no utilizarlas para intentar curar a personas de alto riesgo. Fue entonces cuando diseñamos el ensayo monarchE«.

«Lo que vivas, vívelo intensamente»

Cinco años más tarde, Concepción sólo tiene palabras de agradecimiento. «He sido privilegiada por ser la primera mujer en acceder a este fármaco con mi estadio del cáncer», reconoce. «Cada vez que voy a revisión vuelven un poco los miedos de siempre, de tener una recaída… Pero es que me siento súper bien».

Según cuenta, y pese a algunas secuelas de las operaciones, ha podido recuperar su vida y sus aficiones casi completamente. «Hago deporte. he vuelto a ir a la montaña… ¡Este año he podido escalar el pico Aneto! Realmente me encuentro muy bien. Estoy infinitamente agradecida, la verdad es que no puedo decir otra cosa».

«Mi familia lo pasó muy mal», prosigue. «El diagnóstico fue traumático para ellos. Pero poco a poco, han ido viendo que no era tan nefasto. La confianza de la quimio, la radioterapia, las operaciones… Nos ha ido dando cada vez más fuerza y más energía para seguir adelante. Ahora están muy felices»

Y concluye reflexionando: «Me veo con mucha fuerza y muchas ganas de seguir haciendo cosas, disfrutando de los míos y de mi hija. Dándole mi tiempo. Porque esa es una de las cosas que aprendes con esta enfermedad: lo que vivas, vívelo más intenso… el tiempo hay que aprovecharlo bien«.

«Nuestros hijos recogerán lo que estamos sembrando»

De la misma manera, la búsqueda de nuevas formas de ayudar a cada vez más pacientes de cáncer de mama a vivir todo lo posible no se detiene aquí. «Seguimos buscando líneas de mejora», dice el oncólogo. «Si hoy recogemos lo que hemos sembrado hace quince años, nuestros hijos recogerán dentro de otros quince lo que estamos sembrando hoy».

«España es el tercer país del mundo que más investigación produce en torno al cáncer de mama, y uno de los que tiene mayor tasa de supervivencia»

«Por ejemplo, estamos buscando añadir a estos fármacos otros que se dirijan específicamente a otras dianas terapéuticas», ataja. «También investigamos formas de restaurar la hormonosensibilidad, para que en pacientes en las que ha fracasado un tratamiento endocrino podamos, en vez de optar por quimioterapia, volver a hacer que el tumor sea sensible al tratamiento endocrino».

«España es el tercer país del mundo que más investigación produce en torno al cáncer de mama, después de Estados Unidos y China. El primero en Europa», apostilla Sáenz. «Hay que subrayar la importancia de la investigación en grupos cooperativos como el GEICAM. Las líneas de investigación son tan prometedoras que hoy podemos decir que aproximadamente el 83% de todas las mujeres que tienen un cáncer de mama sobreviven más allá de los cinco años y a muchas las curamos».

«El nuestro es uno de los países con mayor tasa de supervivencia a nivel mundial, gracias a la investigación, al diagnóstico precoz y a la contribución de todos los profesionales de la salud», concluye.

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