Publicado: octubre 3, 2025, 4:23 pm
Han pasado apenas un par de horas desde que conseguí acceso a Sora, la nueva aplicación de OpenAI que está dando que hablar. De momento no se puede instalar en España de forma directa, solo desde la App Store estadounidense, y además necesitas una invitación que no es fácil de conseguir. En Applesfera ya hemos explicado cómo saltarse estos obstáculos.
Una vez dentro, queda claro que esto es diferente. Pero a la vez, muy parecido a lo que ya conocemos todos: TikTok. Y como creador de contenido, hay sensaciones contradictorias que quiero compartir contigo, porque esto va mucho más allá del simple entretenimiento o la inteligencia artificial.
La IA ya forma parte de nuestro día a día
Primero, un poco de contexto: la inteligencia artificial ya no es territorio exclusivo de entusiastas tecnológicos. ChatGPT se usa en millones de hogares. Google muestra resultados de IA en sus búsquedas. La IA está completamente integrada en la vida digital de las personas. Mis padres la utilizan, mi hermano también. Estoy seguro de que, a tu alrededor, la mayoría de las personas también conocen bien a ChatGPT. Aunque no lo usen diariamente, es un nombre que ya está asumido en nuestra mente.
El siguiente paso lógico, después de dominar el texto y la imagen, era el vídeo. Lo más complicado de generar. Porque un texto se puede identificar fácilmente como IA. Una foto genera más dudas. Pero un vídeo… ahí la cosa se complica. Y sin embargo, OpenAI parece haber dado con la tecla.
Un formato conocido con contenido muy diferente
Sora utiliza un formato ya probado: vídeos al estilo TikTok. Verticales, feed infinito, contenido corto. Un entorno familiar en el que ya nos movemos con total comodidad. TikTok fue el pionero moderno, aunque antes existió Vine, que no llegó a consolidarse. Pero aquí viene el giro: todo el contenido es 100% inteligencia artificial. Y no lo disimula. Lo asume abiertamente. Y esa es la clave del cambio.
El feed de Sora es idéntico al de TikTok o Reels
Crear sin complejos ni disimulos
Hasta ahora, las herramientas de IA en Instagram o TikTok servían para añadir subtítulos, crear avatares o generar efectos. El objetivo siempre era que el contenido con IA pareciese natural, indistinguible de lo real. Y funcionaba, hasta cierto punto.
OpenAI le ha dado la vuelta al planteamiento: en Sora, todo está creado con IA y no hay nada que ocultar.
Las pruebas que he realizado con Sora me dejan claro que puede generar vídeos con calidad suficiente para YouTube, Instagram, TikTok o la propia Sora. Me ha impresionado: tanto en la elaboración del guion, el sonido, como en la propia imagen de mí.
No hay que grabarse a uno mismo. Todos los vídeos se generan a partir de una pequeña grabación tuya leyendo números que no lleva ni diez segundos.
Los vídeos que acompañan este artículo están creados con Sora, para que se pueda valorar el resultado. Es cierto que la IA a veces hace cosas absurdas o genera detalles que delatan su origen artificial. En otras plataformas, eso restaba credibilidad.
Pero aquí, donde todo es IA de forma declarada, funciona como una especie de universo propio. Ese metaverso que Meta no logró crear, OpenAI podría estar consiguiéndolo de otra forma. No hay necesidad de disimular: todo es IA, abiertamente. Y eso cambia las reglas para quienes creamos contenido.
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Del trabajo con la cámara al trabajo de pensar
La televisión no acabó con la radio, el cine no eliminó el teatro. Convivirán. Las habilidades técnicas de grabación seguirán existiendo. Una cosa no elimina la otra. Pero quizás ya no sea tan crucial saber grabar, tener equipo profesional o acceder a localizaciones espectaculares. La IA facilita enormemente esa parte. A cambio, la exigencia recae ahora en el prompt, en el guion, en la idea original.
La batalla se libra en la creatividad: quién será más original, más ingenioso, más divertido. El aspecto técnico de la creación pasa a segundo plano.
Es una labor mental, de dirección y supervisión, menos mecánica. Como la revolución industrial: trabajos que antes eran manuales pasaron a apoyarse en máquinas. Aquí es similar: tareas como grabar y editar las asume la IA, mientras el creador se centra en pensar y dirigir.
Crear un vídeo en Sora se basa en tener un buen promt escrito
Y ahí surge el conflicto: tener las mismas herramientas que todos te obliga a destacar de otra forma. Alguien muy bueno grabando pero menos hábil con guiones se enfrenta a un desafío nuevo. No es el fin de ningún medio, al menos hoy. Pero sí abre la puerta a crear y consumir vídeos por IA sin complejos, sin necesidad de ocultarlo.
El pacto con el espectador
Con Sora, la cosa ya no es crear vídeos que parezcan reales. Son vídeos generados con IA, y se acepta abiertamente. Es algo similar a lo que sucede cuando vas al teatro: sabes que la obra no es real, que los efectos no son tan impresionantes como los del cine. Son efectos teatrales, y los aceptas como parte de la experiencia.
Con Sora es igual. Las situaciones y ediciones no son reales, no son del día a día. Pero entretienen porque existe ese pacto entre la plataforma y quien consume el contenido. Es un concepto narrativo clásico aplicado a la IA.
Sora generando un viaje a Roma, donde realmente no he estado
Al descargar un vídeo, aparece el logo de Sora, similar al de TikTok, para compartirlo en otras redes. No hace falta disimular que se hizo con IA ni preocuparse por cuestionamientos sobre la voz o los planos. No hay vergüenza asociada, en el buen sentido.
Lo que importa es lo que se puede crear con imaginación. Tiene limitaciones, claro. Pedirle un vídeo review del iPhone 17 no va a generar un iPhone físico en mano. Pero para contenido más creativo o de entretenimiento, las posibilidades son enormes. Y estamos en los primeros pasos.
Los cameos: el elemento diferencial
La aplicación es tremendamente sencilla de utilizar. Y permite algo crucial: añadirte a ti mismo en los vídeos. Eso cambia todo. Ya pasó con Instagram. Al principio la app era para mostrar el mundo, paisajes, fotografía artística. Pero evolucionó hacia algo más personal. Los perfiles más exitosos son de personas. Queremos ver a personas, seguir a personas.
Sora lo ha entendido. Con una grabación simple leyendo tres números, la app captura tu rostro y tu voz. La precisión impresiona. Y a partir de ahí, genera vídeos en cualquier contexto. Sin escáneres 3D ni procesos difíciles.
Si aparece algún detalle extraño, no molesta porque ya se asume que es una plataforma de IA sin compromiso de representar la realidad al 100%. Lo que cuenta es el guion y las posibilidades del prompt.
Las invitaciones como estrategia
De momento, Sora funciona con sistema de invitaciones. Y está muy bien pensado. Sin invitaciones probablemente no habría generado tanto interés inicial. Hemos visto fracasos previos. Google+ también empezó con invitaciones, generó furor y terminó cerrando. Aquí parece diferente porque el formato vídeo es más atractivo y la IA genera mucha curiosidad.
El sistema que ha diseñado OpenAI es muy inteligente: cada usuario tiene cuatro invitaciones. Al ser limitadas, se comparten como algo exclusivo y quien las recibe siente esa urgencia de “usarlo o perderlo”. Crea un efecto bola de nieve: los nuevos usuarios generan sus propias invitaciones y deben decidir si las aprovechan.
La pregunta clave: ¿queremos esto?
Queda por ver cómo reacciona la audiencia general a largo plazo. En un mundo cada vez más digital, también crece el apetito por contenido real y auténtico. El éxito de influencers de cafeterías, restaurantes o viajes lo demuestra: son experiencias tangibles. Con Sora, esa realidad pasa a segundo plano. Surge la pregunta: ¿hasta qué punto queremos contenido desconectado de la realidad tangible? El tiempo lo dirá.
No tiene por qué ser excluyente, pero sí representa un cambio profundo. Cuando apareció TikTok, el reto para creadores era técnico: grabar en vertical, condensar información. Una adaptación de formato.
Con Sora el cambio es conceptual. Para hablar del iPhone 17 en Sora, ¿cómo se plantea? Se puede crear un prompt explicativo, pero es entrar en otra realidad, ese metaverso del que hablamos. Hay que replantear el concepto mismo de crear contenido tecnológico.
El futuro dirá si Sora se queda como plataforma de memes y vídeos divertidos, o si se convierte en algo que desafíe primero a los creadores, y después a las plataformas establecidas. De momento, tiene esa esencia de los mejores días de Vine: humor sin pretensiones, creatividad pura, sin presión por monetizar o competir constantemente por engagement.
La realidad es que Sora probablemente no destrone a TikTok. Hará algo potencialmente más profundo: obligar a replantear qué significa crear, quién puede considerarse creador, y dónde está la línea entre inspiración y apropiación.
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La noticia
Como youtuber, he probado Sora: la app que quiere destronar a TikTok. El resultado es tan increíble que asusta
fue publicada originalmente en
Applesfera
por
Guille Lomener
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