Publicado: julio 24, 2025, 8:23 am
La dislexia es una dificultad específica del aprendizaje de la lectoescritura, de carácter persistente y específico, que sucede en niños que no presentan ningún problema físico, psíquico ni sociocultural. Eso sí, según los estudios científicos, parece que el problema deriva de una alteración en el neurodesarrollo.
El principal problema que tiene la dislexia es que no es compatible con nuestro sistema educativo, puesto que todos los aprendizajes se realizan a través del código escrito y los niños con esta dificultad omiten, distorsionan, invierten, dudan… sobre la comprensión del alfabeto. Como consecuencia, no es de extrañar que quienes padecen dislexia, tengan también malas notas en el colegio.
Así ‘funciona’ la dislexia
El cerebro de los niños con dislexia funciona de una manera diferente, puesto que el hemisferio izquierdo del cerebro en estos casos está conectado de manera que dificulta el procesamiento del lenguaje escrito fluido.
De ninguna manera, esta dificultad de aprendizaje está relacionada con más o menos inteligencia. Este punto es de vital importancia, puesto que quienes no son capaces de seguir el ritmo de la lectoescritura y la comprensión ‘normales’, pueden sentirse frustrados, tener una baja autoestima y. como consecuencia de ello, fracasar en los estudios. Por eso es tan importante detectarlo a tiempo y recibir el apoyo necesario para avanzar.
Cómo detectar si mi hijo padece dislexia
A pesar de que ‘el sistema’ no ayuda precisamente a los niños que padecen dislexia, dificultad para leer y escribir y además comprender y asociar palabras de manera precisa, detectar que existe este problema de aprendizaje no es difícil.
Una buena opción es que las familias, ante la más mínima sospecha, pregunten en el colegio si han detectado algún tipo concreto de dificultad de aprendizaje. De forma errónea, puede achacarse a la vaguería y dañar seriamente la autoestima. Una vez se ha detectado, las adaptaciones de los profesionales de la enseñanza con tecnologías de apoyo pueden ayudar mucho. Tener más tiempo para las pruebas, escribir las preguntas con letras más grandes, o cierta reducción de temario son algunas medidas.
Por eso, las intervenciones tempranas son la clave, a través de apoyo y programas concretos, con los que podrían mejorar considerablemente las habilidades de estos niños para avanzar en la lectura y la escritura. Muchos de estos apoyos consisten en favorecer el desarrollo de habilidades fonológicas para que consigan decodificar las palabras.
La dislexia en la etapa adulta
El respaldo del entorno, tanto familiar como de amigos, es necesario siempre. De hecho, está demostrado que los niños que cuentan con apoyo familiar y psicológico obtienen mejores resultados académicos y, como consecuencia, demuestra mayor estabilidad emocional.
Pero la dislexia no desaparece por completo, y esos niños van creciendo, por lo que las técnicas de autocomprensión siguen siendo valiosas para ellos, que tendrán que enfrentarse al mundo laboral. Según un estudio del Journal of Learning Disabilities, los adultos con dislexia que han sido tratados convenientemente son más productivos y felices.
Referencias
Javier Gayán Guardiola. ‘The evolution of research on dyslexia’. Institute for Behavioral Genetics and Department of Psychology, University of Colorado, Boulder, CO, EEUU. Consultado online en http://ibgwww.colorado.edu/~gayan/anupsi4.pdf el 26 de junio de 2025.