Comencemos a cuestionar lo que diga "Papi" - Estados Unidos (ES)
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Comencemos a cuestionar lo que diga "Papi"

Publicado: julio 25, 2025, 3:23 am

Junio se cerró con una intensa demostración de que la llegada de Trump a la política internacional ha supuesto un terremoto para el orden internacional. Sus últimas actuaciones le empujan a presentarse como un implacable líder y a venderlas como grandes victorias. Presentó el polémico bombardeo a Irán como una necesidad que le llevó a destruir el arsenal nuclear que Irán llevaba décadas construyendo. Puso firmes a los socios europeos de la OTAN para que incrementaran hasta un 5% su gasto militar, como “el papi” que pone orden en casa. Y hasta puso fecha, el 9 de julio, para que todos se plegaran ante él en su guerra comercial.

Todo esta demostración viene apoyada por el contexto interno de EE UU: no se percibe miedo a su política económica, crece su popularidad por su mano dura contra la inmigración y hasta se ha dado el lujo de reducir impuestos a los millonarios, y todo esto amparado en la reciente decisión del Tribunal Supremo de limitar a los jueces desafiar los decretos del presidente o sus cambios de políticas.

Sin embargo, lo que debe importar a los europeos y en concreto a la UE, es como esas actuaciones van a incidir en nosotros y mas aún, si realmente podemos —y queremos— conseguir una autonomía en cuestiones globales y estratégicas frente a los EE UU. Desde la llegada de Trump, nuestras diferencias y posicionamientos en cuestión globales han divergido notablemente: la UE simpatiza más con la causa palestina y apela a la protección y respeto al derecho internacional en Gaza mientras que la política de EEUU de apoyo a Israel es total. No obstante, es difícil encontrar una posición común dentro de los 27 abiertamente contraria a la de EEUU, lo cual nos divide, en algunos casos por nuestros propios traumas del pasado y en otros por miedo a tomar posición sobre una cuestión geopolítica sin el aval norteamericano.

El resultado de la inacción y el silencio es que nos hace irrelevantes en la resolución del conflicto. En el caso la OTAN, la cumbre de la Haya sirvió como escenario para contentar a Trump mas que para discutir el realismo de alcanzar el 5%. Nos leyeron la cartilla, y entre nosotros no hubo consenso para presentar una posición distinta por nuestra dependencia miliar de los EE UU y nuestro miedo a desafiar al Hegemon y dañar la relación transatlántica. Por eso “Papi” tuvo toda la autoridad para imponerse. Sin embargo, esto nos lleva a un error de principio: el rol de los europeos en la OTAN no debe seguir siendo definido solo por nuestra lealtad hacia los EEUU, sino en base a la reciprocidad de satisfacción de nuestros intereses comunes.

La cuestión del aumento del 5% parece que nos dividió a los hermanos europeos, pero pocas voces se escucharon en protesta. Lo que, si hay que entender por parte de nosotros, es que, sin una inversión masiva en modernizar nuestros ejércitos, en adquirir y desarrollar tecnología, seguiremos siendo vulnerables. Sobre todo, el aumento del gasto no debe ser solo cuantitativo sino cualitativo, es decir gastar mejor. Antes de aumentar 27 presupuestos por separado, se debe armonizar las capacidades de los socios europeos e invertir en inteligencia, algo que el antiguo Alto Representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell no se cansó de repetir. Solo así, y a medio-largo plazo, seremos más autónomos en nuestra decisiones estratégicas y al mismo tiempo capaces de disuadir y defendernos sin necesidad de Papi mientras que al mismo tiempo, reforzamos el pilar europeo de la OTAN.

La guerra comercial ha sido otro de los caballos de troya de Trump. Mientras la UE representa el mayor bloque comercial y un actor crucial en el comercio mundial, los EEUU de Trump nos sube los aranceles por imposición, pizarra en mano, sin buscar una negociación equitativa, como si Trump nos ve como rivales económicos y no como socios. Nuestra posición ha sido reactiva y aun en la Comisión están terminando el borrador que quieren presentar a Trump antes que venza el plazo dado por él. Otra vez, nos plegamos ante una exigencia y no mostramos nuestro poder como potencia comercial que somos.

El rol de los europeos en la OTAN no debe seguir siendo definido solo por nuestra lealtad hacia los EEUU, sino en base a la reciprocidad de satisfacción de nuestros intereses comunes

Si dejamos que el mundo se entienda con Trump y la guerra comercial sea bidireccional EEUU-China, entonces habremos claudicado en ser una potencia global y seremos irrelevantes por decisión propia. En los años ochenta, Margaret Thatcher definía “acuerdo” no cuando todos se ponían de acuerdo, sino cuando todos estaban de acuerdo con ella. Trump, heredero de esa filosofía, parece que quiere imponer su visión en la cual la geopolítica y el comercio internacional es un juego de suma-cero. Si los europeos, hoy agrupados en la UE queremos ser relevantes en esta era de competición de superpotencias, deberíamos comenzar a alzar la voz cuando algo vaya en contra de nosotros y nuestros valores. Y para eso, habrá que comenzar a cuestionar lo que diga Papi.

¿Y que nos puede pasar? Pues dos cosas; que, si no decimos nada, Papi nos castigara cuando él quiera y no hagamos lo que nos dice; y si levantamos la voz y nos independizamos, igualmente nos castigara. Lo que la UE necesita es plantear el juego global en términos de equilibrio de poderes, puesto que necesitamos hacer entender a EEUU que somos socios y no rivales; que tenemos voz y valores propios y somos capaces de decirlo cuando no coincidamos.

Quizás no nos damos cuenta aun de nuestro potencial como actor global, y lo que nos falta es confianza en nosotros mismos y convicción para serlo

Además, hay que reafirmar que la OTAN es la principal herramienta de defensa colectiva, para los intereses de los EEUU pero también para los nuestros. No obstante, todo lo dicho, la estratégica y profunda relación de EEUU con los europeos trasciende a los gobiernos, así ha sido en casi 250 años. No hay relación equiparable en el mundo y la amistad de nuestros pueblos es infranqueable. La interrogante será si queremos esperar que venga el próximo presidente norteamericano y sea más condescendiente con nosotros o mas bien, aprendamos en los próximos 4 años a ser independientes cuando tengamos que defender nuestros intereses. Quizás no nos damos cuenta aun de nuestro potencial como actor global, y lo que nos falta es confianza en nosotros mismos y convicción para serlo. Y entonces llegó Trump y nos hizo ver que es ahora o nunca.

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