Publicado: septiembre 18, 2025, 1:01 pm
Subió a la braña por los mismos pasos de siempre. Todavía era oscuro, pero él podía andar casi a ciegas las veredas de montaña por las que su padre le había guiado de niño. Aunque hacía mucho de aquello, el paisaje que la difusa luz del alba empezaba a dibujar parecía el mismo. Solo el olor era distinto. Y también el silencio, el aplastante e inusual silencio . A la mágica hora en que ya en el campo se ve pero aún no hay en él colores, no se oía cantar un pájaro ni zumbar un insecto. Silencio, silencio y silencio. Y, con cada inhalación, el inconfundible olor a leña quemada . Ello le bastaba al cazador para saber que… Ver Más