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Cae el Gobierno francés: Bayrou pierde la moción de confianza y el país vuelve a la parálisis política con Macron señalado

Publicado: septiembre 9, 2025, 3:23 am

Francia vuelve por enésima vez a la casilla de salida después de que este lunes el hasta ahora primer ministro, François Bayrou, perdiera la moción de confianza a la que fue sometido su Gobierno en la Asamblea Nacional. La votación se saldó con 364 diputados en contra de darle el respaldo y solo 194 apoyos. Ahora el presidente, Emmanuel Macron, tendrá que buscar un nuevo nombre para el cargo o bien convocar unas elecciones legislativas anticipadas. Este Ejecutivo ha durado nueve meses, no mucho más de lo que aguantó el anterior, liderado por Michel Barnier, que cayó después de noventa días.

Desde el inicio de su mandato, Bayrou afirmó que reducir el déficit y la deuda públicos era, no solo una obligación política, sino también moral. En enero de 2025, su Gobierno apeló al artículo 49.3 de la Constitución para aprobar el Presupuesto sin votación parlamentaria, enfrentándose a críticas y varias mociones de censura impulsadas por la izquierda. Bayrou también abrió la puerta a renegociar la reforma de las pensiones de 2023, condicionando su permanencia a un acuerdo con los agentes sociales, y prometió repensar las políticas de vivienda. Nada de eso ha cumplido y se ha convertido en un conejillo de indias de Macron, que parece dispuesto a probar las costuras del sistema galo.

Ya en verano se empezó a prever lo que podía pasar. Bayrou presentó un plan de austeridad para 2026 con recortes de hasta 44.000 millones de euros, incluyendo la supresión de dos días festivos (8 de mayo y Lunes de Pascua), la congelación de pensiones y recortes en inversiones verdes, lo que generó un fuerte rechazo social y sindical y desembocó en la creación del movimiento Bloqueemos todo, convocado precisamente para esta semana. La cuestión de confianza, de hecho, se fijó para este lunes como paso previo a calmar los ánimos de los ciudadanos; pero ha acabado siendo la estocada para un político que ya veía su caída como un hecho sin vuelta atrás.

En su exposición desde la tribuna, que duró unos 45 minutos, y ya derrotado de antemano, Bayrou aseguró que el mayor riesgo que corre Francia ahora mismo es «seguir sin cambiar nada», porque la crisis que atraviesa el país tiene pocos precedentes. «He elegido dirigirme a ustedes como si el destino no estuviese escrito, como si la respuesta de la Asamblea Nacional no hubiese sido anunciada por todos», reconoció, dando por sentada su caída.

Pero que los números no le dieran no impidió que lanzase un diagnóstico muy negativo de la Francia actual. «Es una hemorragia silenciosa, insoportable», espetó a los diputados, consciente desde el minuto cero de que tenía a la mayoría en su contra. Además, afeó que el país lleva años con una «adicción» al gasto público que tiene que resolver. «Gastamos, pero nunca retrocedemos. Se ha convertido en un reflejo y, peor aún, en una adicción. Nos hemos acostumbrado a financiar con crédito los gastos ordinarios del país, los gastos de nuestra vida diaria, los servicios públicos, las pensiones y el pago de las cotizaciones a la seguridad social», lamentó.

Bayrou, que reconoció que su plan requiere de «esfuerzos moderados», aspiraba a que Francia reduzca el nivel del déficit público al 3% en el año 2029, «el umbral a partir del cual la deuda ya no aumenta» y, entonces, el país puede aprovechar todo su potencial. Ahora mismo el país galo es a sus ojos «una magnífica catedral que hay que reconstruir para un pueblo que lo merece»; asimismo, muchas voces dan por hecho que si Francia ‘cae’, el efecto contagio se sentirá en toda la Unión Europea.

Para Bayrou, la situación está a tiempo de reconducirse, con el objetivo, sobre todo, dijo, de dejar un país mejor «a nuestros hijos». Pero dejó claro que llega el momento de tomar decisiones, sin tiempo que perder. Por eso defendió su plan de ajuste. «No es solo una cuestión política, sino una cuestión histórica. Las cuestiones políticas son para las próximas elecciones, las históricas para la próxima generación«, concluyó, antes de avisar de nuevo a los diputados: «Pueden tumbar un Gobierno, pero no pueden borrar la realidad».

Estamos listos, que venga a buscarnos

En los turnos de los partidos, los socialistas (PS) pidieron a Macron liderar el nuevo Gobierno. «Estamos listos, que venga a buscarnos», expresó en su turno Boris Vallaud, muy crítico también con Bayrou. «Este voto no es un acto de valentía, es una escapada», reiteró. Frente a los planes presupuestarios del hasta ahora primer ministro, que a su juicio añadirían «crisis a la crisis», señaló que los socialistas proponen «otro camino» que supone también «reducir el déficit y la deuda» pero con otra sensibilidad social, mirando hacia la izquierda y reconociendo que hay ciudadanos en Francia «que no pueden esperar a las próximas elecciones».

El mensaje más duro fue el de Marine Le Pen. La presidenta de Agrupación Nacional (RN) repitió que Francia «no puede tener un Gobierno de papel» y cargó todas las culpas sobre Macron, al que reclamó unas nuevas legislativas para salir del bloqueo político. «La verdadera reconstrucción sería la dimisión del presidente, pero es algo que depende de él y yo no espero de nada de él», asumió, por lo que una repetición electoral es para ella la única salida que tiene el país ahora mismo: «Son un instrumento, no un capricho».

Desde Francia Insumisa llegaron también los reproches. Rotunda fue en su intervención Mathilde Panot. «No se equivoque, no solo usted debe ser derrotado, sino también su política y el mundo que defiende», apuntó el líder rebelde, antes de añadir: «Señor primer ministro, solo dejará atrás el riesgo de una crisis financiera si deja de agitar constantemente su espectro». Asimismo, acusó a la alianza que ha sostenido a Bayrou de tratar de «destruir» las políticas sociales, y fue contra el presidente: «Todos los que tratan de sostenerle caerán con él».

La voz del ‘macronismo’ la puso el ex primer ministro Gabriel Attal, que hizo una llamada «a la responsabilidad» porque se han acabado «los tiempos de las mayorías absolutas», dijo, y dio su apoyo a Bayrou, pero también al presidente. «No puede haber líneas rojas», esgrimió, al tiempo que pedía «apostar por el diálogo». Attal, en ese punto, propuso un acuerdo de interés general para los próximos dieciocho meses, antes de las elecciones presidenciales de 2027. «Durante dieciocho meses, busquemos un pacto en torno a una hoja de ruta específica que puedan apoyar todas las fuerzas republicanas», sentenció.

El anterior Gobierno, el de Michel Barnier, no llegó a los tres meses de duración; el de François Bayrou ha durado unos nueve. Francia ya no es símbolo de estabilidad, sino de todo lo contrario. Mientras, la economía se resiente y la siguiente decisión está en manos de quien ha tomado las anteriores, el principal señalado por la inmensa mayoría de los grupos políticos: Emmanuel Macron. De hecho, la Presidencia francesa ya ha informado de que el mandatario nombrará «en los próximos días» al nuevo primer ministro. Por el momento, se descarta convocar elecciones anticipadas, tal y como solicitaba la ultraderecha.

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