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Cada vez bebemos menos alcohol, así que alguien ya ha visto el nuevo negocio: aguas «premium»

Publicado: octubre 28, 2025, 9:23 am

Cada vez bebemos menos alcohol, así que alguien ya ha visto el nuevo negocio: aguas "premium"

Si hay cartas de vinos, si hay sumilleres especializados en licores, si hay gente dispuesta a gastarse cientos de euros en botellas de whisky, vodka o un buen Oporto… ¿Por qué no iba a suceder exactamente lo mismo con el agua? Quizás suene extraño si tenemos en cuenta que el agua es (por definición) un líquido «insípido», pero desde hace tiempo está alentando un mercado premium que ya aspira a movilizar más de 56.000 millones de dólares en solo unos años.

Curiosamente (o no) el fenómeno coincide con un escenario complejo para el alcohol, que sufre una crisis particular entre las nuevas generaciones.

¿Agua premium? Exacto. El agua es por definición (al menos para la RAE) un líquido «transparente, incoloro, inodoro e insípido», pero eso no significa que todas las aguas sean idénticas. Del mismo modo que no lo son todos los vinos, whiskies, vodkas o cervezas. Y la prueba está en que en los últimos años ha ido tomando forma un potente, creciente y sobre todo lucrativo mercado de H2O premium.

Quizás no sea particularmente conocido ni esté tan extendido como el mercado del vino o la cerveza, pero llega una búsqueda rápida para comprobar que está en plena expansión global. Y que España no permanece ajena a la tendencia.

Chris Ralston Co0 St5pmgy Unsplash

¿Tan evidente es? Sí. Y no. La demanda de agua premium está todavía a años luz de la de otras bebidas, pero lleva tiempo captando adeptos y abriéndose paso en el mercado. Buena prueba es que en los últimos días le han dedicado reportajes medios como los estadounidenses The Wall Street Journal y Fox, el británico The Guardian o el surcoreano The Chosun Daily. En ellos se habla de botellas que van de los 11 a los 95 dólares (en realidad hay botellas mucho muchísimo más caras), restaurantes con extensas cartas de H2O o sumilleres especializados en agua.

¿Hay cifras? Sí. Como siempre dice más una cifra que extensas explicaciones, viene bien echar un vistazo al estudio ‘Premium Bottled Water Market’, publicado en febrero por la plataforma Research & Markets. En él se deslizan algunos datos que dan una idea del alcance y sobre todo la proyección del mercado global de las consideradas ‘aguas delicatessen’. Según sus autores, el ejercicio pasado rozó los 36.200 millones de dólares y las previsiones pasan por que siga creciendo a una tasa anual compuesta del 7,5% hasta superar los 56.000 millones en 2030.

Es más, en un reportaje dedicado a la demanda de aguas premium en Estados Unidos, Natasha Dangoor, de The Wall Street Journal, explica que ahora mismo hay algún restaurante facturando ya 100.000 dólares anuales a través de la venta de agua. En concreto el diario económico cita un restaurante de Los Ángeles que ofrece a su clientela una amplia carta en la que se incluyen líquidos embotellados en lugares como Australia o Armenia y que se venden por 11 o 13 dólares. Por supuesto el local también ofrece agua del grifo de los Ángeles sin coste.

¿Es algo extendido? Aunque el análisis de Research & Markets muestran un mercado claramente al alza sigue estando lejos de otros más convencionales, como el del vino, el wiski o la cerveza. Según WSJ, en todo Estados Unidos hay apenas una decena de restaurantes que ofrecen una carta de aguas como tal, aunque los expertos ya vaticinan que esa cifra probablemente irá creciendo poco a poco.

Locales similares hay en Italia, Dinamarca, Reino Unido o España. De hecho Wall Street Journal sitúa aquí (más concretamente en Galicia) el negocio con la carta de aguas más extensa del mundo. El restaurante en cuestión se llama O Lar do Leitón, se sitúa en Ourense, y hace años ya se presentaba como el establecimiento de su tipo con mayor oferta de botellas de agua de todo el planeta. No hace falta imaginárselo. Su menú completo de H2O puede consultarse online.

¿Solo va de restaurantes? En absoluto. La fiebre por las aguas premium no afecta solo a los hosteleros. Hay también sumilleres, plataformas especializadas y competiciones internacionales, como la celebrada hace poco en Atlanta (Georgia, EEUU), donde más de un centenar de aguas de 35 países compitieron por el título del mejor agua. ¿Los responsables de emitir el fallo? Jueces capaces de apreciar aspectos como el aroma o el sabor de los diferentes tipos de agua, por más que la RAE se empeñe en definir el líquido como una sustancia inodora e insípida. 

El mercado ha alcanzado suficiente nivel de madurez como para haber protagonizado ya algún que otro escándalo capaz de traspasar fronteras, como el protagonizado hace poco en Francia por la popular marca de agua Perrier.

Pero… ¿Por qué ese boom? La pregunta del millón. ¿Por qué ese interés por el agua? ¿Qué lleva a alguien a gastarse decenas o cientos de euros en una botella de un líquido aparentemente insípido? Esa pregunta se la hizo hace no mucho Simon Usborne, un reportero que visitó un local de Cheshire (Reino Unido) especializado en aguas para probar diferentes tipos de líquido y sobre todo valorar aspectos como los matices de sabor o cómo maridan los líquidos con cada comida.

«Doy un sorbo antes de beber. Es una sensación extraña», relata Usbourne tras pedir una botella de 12 libras lleno de agua recogida en la región del Piamonte. «Resulta tan suave y tersa que casi se desliza, en lugar de fluir, por mi lengua […]. Cuando después de un bocado de cangrejo doy otro sorbo la sequedad desaparece y el agua realza la cremosidad del cangrejo. Funciona curiosamente bien». 

La clave, señala, está en los minerales, los sólidos disueltos (TDS), como sodio, calcio, magnesio y potasio. Sus diferencias explican que se aprecien matices en el agua (un sabor dulce, amargo, ácido…), pero sobre todo que haya opciones mejores o peores según el tipo de platos que vayamos a comer, si es más o menos pesado.

Por supuesto, nada de añadir rodajas de limón o cubitos de hielo al vaso.

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¿Hay más razones? Hay quien relaciona el interés por el agua con otro fenómeno: una Gen Z menos interesada en las bebidas alcohólicas y más en la salud física. Esa tendencia explicaría por ejemplo el éxito de Liquid Death, una empresa que ha logrado facturar millones de dólares dedicándose básicamente a comercializar agua enlatada. Su apuesta: una estética irreverente. Según los datos que maneja Fortune, la empresa está valorada en 1.400 millones, una suma amasada sobre todo con la apuesta por el agua, té helado y zumos de fruta. 

Imágenes | Manki Kim (Unsplash) y Chris Ralston (Unsplash)

En Xataka | Beber agua ya no es suficiente: ahora tiene que ser «funcional», «consciente» y, por supuesto, instagrameable

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La noticia

Cada vez bebemos menos alcohol, así que alguien ya ha visto el nuevo negocio: aguas «premium»

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Carlos Prego

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